AS dos finales que tiene en el horizonte el Athletic llevan el pensamiento de sus aficionados a un recuerdo y a un deseo. A esa gabarra que surcó la ría en los años ochenta para celebrar los éxitos rojiblancos y que espera ansiosa volver a saltar al agua este año. Pero esta tradición de celebrar no es exclusiva del club rojiblanco y tampoco son los pioneros en ella. Ese honor corresponde a un modesto club bilbaino que está a punto de cumplir los 101 años de historia, el Acero de Olabeaga. El 4 de mayo de 1924 en Sevilla, los jugadores de este equipo bilbaino conquistaron el Campeonato de España de la serie B. El recibimiento en la capital vizcaina fue multitudinario y el colofón llegó en el trayecto de vuelta desde El Arenal a Olabeaga. Los vencedores se subieron a una gabarra y celebraron por todo lo alto su reciente victoria. Sin embargo, en esa celebración no estuvieron todos los protagonistas, faltó el propio trofeo. La copa lograda nunca llegó a Bilbao y cien años después continúa desaparecida. Por ello, desde el club solicitan, por medio de la Federación Vizcaina de Fútbol, a la Federación Española que les den una réplica de aquella copa que hizo que Bilbao viviera su primera celebración en la ría.

El Acero de Olabeaga surgió en 1920 de la mano de un grupo de trabajadores de los astilleros Euskalduna y sus primeros años estuvieron llenos de victorias. Con Chimbo-Ibarra y Etxezuri como hogar, los triunfos no pararon de sucederse. Arrasaron en la serie C y en la B y llegaron a codearse con la élite del fútbol vizcaino hasta que la profesionalización del deporte frenó su progresión. Entre tanta victoria destacó su título del Campeonato de España de la serie B logrado ante Osasuna, que acudió a la final como favorito según rezan las crónicas de la época. Los dos goles de Quirós sirvieron para anular el tanto de Urquizu, que casualmente jugaría años más tarde en el Athletic. La alineación del Acero en esa gloriosa tarde la formaron: Santos, Abaitua, Varela, Bedoyo, Gojenuri, Calera, Lavaca, San Cristóbal (tío bisabuelo de Ander Herrera), Quirós, Teófilo y Echeverria.

Ese partido no fue la única dificultad con la que se encontró el Acero en su andadura copera de ese curso. El viaje fue una odisea. Pese a las quejas de ambos clubes, la Federación Española decidió que Sevilla debía ser la sede de la final. El club de Olabeaga tuvo que recurrir a patronos, industriales y a las federaciones para costear el viaje. Lograda la victoria, todavía les tocó volver a casa y ahí la copa conquistada en el terreno de juego se quedó por el camino. Desde el club creen que tuvieron que dejar ese trofeo en Madrid a un prestamista o a la propia federación para poder pagar el viaje de vuelta a Bilbao.

No poder enseñar el título conseguido, no dejó al Acero sin su celebración por todo lo alto. Esta victoria fue un gran acontecimiento en Bizkaia. Los jugadores viajaron en tren desde Orduña hasta Atxuri y fueron recibidos en todos los pueblos. En Bilbao les esperó un banquete en El Arenal, donde se encontraron con las autoridades políticas e importantes figuras de la época. Entre esas personalidades se encontraba Manuel de la Sota. Este hombre de negocios vizcaino ofreció a los integrantes del Acero una gabarra con la que volver a Olabeaga, donde les esperó la enésima celebración. Una tradición nacida en 1924 y que hoy en día los integrantes del club centenario mantienen.

LA RECLAMACIÓN

Años después de esa gesta, el Acero de Olabeaga se encuentra en la Segunda División Regional y durante su historia ha logrado diferentes títulos pero en sus vitrinas falta el trofeo más importante. Antes de la pandemia que paralizó el mundo, desde el club bilbaino hablaron con la Federación Vizcaina para reclamar a la Federación Española una réplica del entorchado, tomando de referencia las copas de 1923 y 1925 para el diseño y poniendo el ejemplo de otros clubes que perdieron sus trofeos por diferentes circunstancias y la federación se los sustituyó. Pero todo ello quedó paralizado y ahora desde el Acero han vuelto a iniciar el proceso oportuno para que ese trofeo ocupe su lugar casi cien años después del día en el que se conquistó.

El Acero, apoyado por la Federación Vizcaina, reclama a la Federación Española una réplica del título conseguido en 1924