A Real Sociedad, imponente en el tramo inicial de la temporada hasta el punto de liderar LaLiga con paso firme en la duodécima jornada y soñar con una posible consecución del título al término del curso, se ha humanizado por completo en el último mes de competición. Los pupilos de Imanol Alguacil, quien ha renovado su contrato como timonel de la nave donostiarra hasta 2024 en una contundente muestra de confianza por parte del club hacia un proyecto deportivo diseñado a largo plazo, no ganan desde el pasado 22 de noviembre en la visita al Cádiz con un solitario gol de Alexander Isak y acumulan ya nueve partidos consecutivos sin conocer la victoria.

Son, además, tres derrotas seguidas las que suma una depresiva Real que, en el ensayo general de la esperada final de Copa ante un no menos dubitativo Athleticy en la antesala de la inminente Supercopa, visitará este jueves San Mamés para cerrar un 2020 en el que se ha visto frenada en seco debido al desgaste físico soportado por competir en Europa por cuarta vez en lo que va de siglo, así como por las recientes lesiones musculares de jugadores importantes como Mikel Oyarzabal y David Silva. Con la baja del veterano futbolista canario, sin ir más lejos, dio comienzo la particular crisis de juego y resultados en la que se ha sumido un equipo que ha perdido brillo con el balón, efectividad en los metros finales y fiabilidad defensiva. Diluida como un azucarillo desde finales de noviembre, el Athletic de Gaizka Garitano recibirá a un rival tocado, pero con la tranquilidad de saber que podrá contar de nuevo con los servicios de Oyarzabal, ausente en los cinco últimos partidos de liga afrontados por una trastocada Real que cedió el liderato al no pasar del empate sin goles contra diez jugadores en su visita al Alavés y que, desde entonces, solo ha sido capaz de sumar un punto de quince posibles.

A las tablas firmadas como local ante el Eibar en la decimotercera jornada de liga, no en vano, le han seguido las derrotas sufridas frente a Levante y Barcelona a domicilio por 2-1 y el último tropiezo como local ante un Atlético que sumó los tres puntos en Donostia el martes de la pasada semana al imponerse 0-2. Incapaces de abrazarse a la victoria en sus seis últimos compromisos ligueros al iniciar su secuencia de resultados adversos contra el Villarreal en el Reale Arena (1-1), la Real tampoco logró imponerse en las tres últimas jornadas de la fase de grupos de una Europa League en la que, tras ceder sendos empates ante AZ Alkmaar (1-1) y Rijeka (2-2), sumó también un punto que, eso sí, le supo a oro en Nápoles.

Un gol de Willian José sobre la bocina le aseguró el pase a los dieciseisavos de final del segundo torneo más importante del continente a nivel de clubes, ronda en la que se medirá al Manchester United. La eliminatoria a doble partido, sin embargo, no se celebrará hasta el próximo 18 y 25 de febrero, por lo que el cuadro txuri-urdin tiene puestos los cinco sentidos en recuperar las sensaciones perdidas en el campeonato de la regularidad. Para conseguirlo, a fin de no bajar más posiciones en una clasificación en la que asoma ya en tercer escalón con 26 puntos, los mismos que presenta el Villarreal, cuarto en la tabla con un partido menos disputado, Alguacil se agarra a la semana de descanso de la que han podido disfrutar sus jugadores gracias al periodo navideño y a la recuperación de su futbolista franquicia.

EL FACTOR DIFERENCIAL

Oyarzabal se ha convertido en el líder absoluto de una Real que agradece sobremanera su presencia sobre el verde y acostumbra a sentir su ausencia. En perfecta sintonía con el recién llegado Silva y a la espera de una mayor aportación goleadora por parte de Isak y Willian José, el capitán txuri-urdin asoma además como máximo artillero en solitario de su equipo con siete goles en once partidos de liga. Cinco de ellos han llegado desde el punto de penalti para meter de lleno al eibartarra en la lucha por el trofeo Pichichi al figurar con los mismos tantos que Leo Messi y Luis Suárez y solo uno menos que Iago Aspas y Karim Benzema.

El día de Nochevieja, en San Mamés, se espera la participación desde el pitido inicial de un restablecido Oyarzabal, la mejor noticia para una Real humanizada y en horas bajas que desafiará al Athletic en el último compromiso del año ávida de victoria. Más, si cabe, al tratarse de un derbi con la citada y ansiada final de Copa en el horizonte.

En San Mamés. El derbi de este jueves apunta a tener un aroma especial para Asier Illarramendi, quien podría formar parte de la convocatoria de la Real tras un 2020 en blanco. El centrocampista txuri-urdin, que sufrió una fractura de peroné en la visita del pasado curso a San Mamés en la tercera jornada de liga, no ha vuelto a competir desde entonces al sufrir después de aquel fatídico 30 de agosto de 2019 una recaída de otra lesión muscular que le obligó a pasar de nuevo por el quirófano el pasado 5 de julio. El plazo de recuperación se estableció en torno a los cuatro meses y ahora, en el cierre de 2020, aspira a tener minutos ante el Athletic en el mismo escenario en el que comenzó un calvario al que pretende poner fin para iniciar con una sonrisa el año entrante.