EL Sestao River afronta hoy en Mallorca la ida de la segunda ronda de la fase de ascenso a Segunda B ante el Poblense (11:30 horas). Tras superar la eliminatoria ante el Toledo gracias a uno de sus goles, Oskar Martín, delantero del River (Zumarraga, 25-2-1984), cree que este duelo será “muy parecido” al que enfrentó a los verdinegros al Toledo ya que “a estas alturas, todos los equipos tienen mucho potencial”.

Un Sestao River que apeó a todo un Toledo en la primera eliminatoria y que afronta “con mucha confianza y motivación” este doble choque ante los baleares. El Rifle, como se le conoce por toda la geografía futbolística desde que así le bautizaran en su segunda etapa en el River -cumple la tercera a sus 35 años en el momento más realizador de su carrera-, no esconde los sentimientos previos al encuentro del pasado domingo. “Al principio estábamos un poco nerviosos por el ambiente y la presión, dado que el Toledo era uno de los equipos más potentes del play-off. Pero todo salió a pedir de boca y el haber superado esta eliminatoria nos tiene que dar fuerza y moral para las siguientes”. Según el ariete, la “clave” para pasar a la siguiente ronda fue “lograr el empate en la jugada siguiente al gol” del Toledo y “la expulsión de Acuña -justo tras el gol del empate- también nos facilitó mucho las cosas”.

Fue un encuentro en que los veteranos guiaron al River hacia la siguiente ronda. Gago, con una asistencia, Eneko Rubio, con el gol del empate y el propio Rifle, con el de la victoria, se erigieron en las referencias de un equipo que combina juventud y veteranía. “No había reparado en ello, pero sí es verdad que esta vez aparecimos para tirar del carro. Me parece algo casual, otro día les tocará a los jóvenes ser protagonistas”.

El camino del play-off no admite lugar para la relajación y, de hecho, el éxito de la eliminación del Toledo no cambia la ruta que espera a los verdinegros hacia la Segunda B. El Poblense mallorquín será el siguiente escollo hoy a partir de las 11.30. “A estas alturas, segunda ronda del play-off, ya no hay equipos pequeños y si están ahí será por algo”. El delantero valora así el hecho de disputar la vuelta en Las Llanas: “Si sacamos un buen resultado allí, tendremos mucho camino recorrido ya que en casa somos un equipo muy fuerte. Por otro lado, llevamos más de veinte partidos sin perder y hay que rematar la temporada con el ascenso”. En el plano personal, ha sido el curso más realizador para el guipuzcoano, con 18 dianas hasta el momento. “Desde el día que llegué me he sentido como en casa y cuando he jugado se ha notado porque me he encontrado muy bien, haciendo goles y aportando al equipo”.

Marcar goles y aprender Desde su llegada al Sestao en la temporada 2007-08, a las órdenes de Carlos Pouso, Martín ha vivido todo tipo de experiencias . “Mi primer año en Sestao llegaba del Beasain, en Tercera, y el año anterior desde el Urola, en Preferente. Fueron años de muchos cambios y los viví con la ilusión del principiante. De hecho, no me preocupaba por los equipos, ni por los defensas rivales; solo quería jugar, marcar goles y aprender”. Sin embargo, el delantero cayó de pie en Las Llanas, logrando once goles en su primera temporada. “Fue un gran año junto a jugadores como Toquero, Ibon Larrazabal, Txema Añibarro, Roberto Pampín... Estuvimos un montón de partidos sin perder y sin encajar gol en Las Llanas, pero al final nos descolgamos del play-off tras prácticamente todo el año entre los primeros”. La temporada realizada por el ariete no pasó desapercibida y, así, pasó a engrosar las filas de Osasuna Promesas y, posteriormente, del Guijuelo. “En Guijuelo se hizo un equipo para estar arriba e intentar ascender; sin embargo ocurrió lo contrario. El equipo no respondía y al final hubo que sufrir”. Pasó por Inglaterra, donde en verano hizo pruebas con un par de clubes pero donde no pudo quedarse por problemas con las altas y las bajas. Firmó entonces por el Alicante, donde los jugadores estuvieron “sin cobrar y viviendo una mala experiencia”. En 2011, Oskar recaló nuevamente en un River que acababa de regresar a Segunda B tras su ascenso ante la Montañesa. “Fueron dos temporadas difíciles, ya que apenas tuve continuidad por las lesiones. Cuando me recuperaba de una me metía en otra, y apenas pude sumar goles”.

Tras un paso por el Ontinyent, “en el que sufrimos retrasos en los pagos en un club que empezaba a ir mal” y otra “mala experiencia” en Indonesia, donde el jugador no se adaptó -“entrenábamos a las ocho de la mañana y me metía en el hotel hasta el día siguiente ya que allí no tenía amigos ni familiares”-, retornó para jugar en Portugalete, Unionistas, Calahorra y, por último, vuelta al River. “No esperaba que me llamaran de Sestao y no lo dudé pese a tener otras ofertas. Acerté de pleno porque este es mi club y mi casa. ¿Si queda Oskar Martín para rato? Para mí la edad es solo un número y mientras siga poniéndome nervioso como el otro día, que estaba nerviosísimo antes de jugar contra el Toledo como si fuera mi primer partido, seguiré jugando siempre que me quieran. Soy un enfermo del fútbol y ojalá pueda retirarme en el River”.