L pelotón afrontó su segundo día por Niza entre dolores y magulladuras. Pero sobre todo, lo encaró con la polémica de las caídas de la primera etapa aún sobre la mesa. La jornada inaugural fue húmeda y accidentada. Peligrosa. Tanto que el pelotón debatió en pleno esfuerzo si bajar vatios y descender en primera. Los grandes favoritos apoyaron la premisa, pero Astana pedaleó con sus propios argumentos. Fue por libre y tiró millas. Omar Fraile puso el ritmo de quien está acostumbrado a rodar sobre mojado, pero su líder, Miguel Ángel López, habituado a climas más secos, perdió el control y se estrelló contra una señal de tráfico. Entonces algunos, como Tony Martin (Jumbo), lo achacaron al karma, pero lo cierto es que las críticas al Astana por haber arriesgado no solo no tardaron en aparecer, sino que se prolongaron hasta ayer. Hasta que Fraile salió en defensa de su equipo y zanjó el tema: "No queríamos hacer daño, queríamos marcar el paso y descender tranquilos porque no podíamos bajar todos en pelotón. Parece que Astana fue quien provocó todas las caídas del día y solo provocamos una: la de nuestro líder. Así que nadie nos puede achacar que fuimos nosotros quienes provocaron todo el caos".

Uno de los corredores que más recriminó la actitud del Astana fue Tom Dumoulin, que hasta se acercó en plena bajada a Fraile para pedirle tranquilidad y calma. Y fue precisamente el corredor neerlandés y su Jumbo Vista los protagonistas de la caída más trascendental de ayer. Sin lluvia ni más enemigos que el primer contacto con la montaña, y mientras aún coleaba la polémica con el Astana, Dumoulin vio el afilador que casi le guillotina el Tour. Fue en plena subida, a 12 kilómetros de meta. Fue en el Col des Quatre Chemins, en el último esfuerzo, cuando el corredor tocó la rueda de Michal Kwiatkowski (Ineos). Tras un desvío inesperado, el polaco, gregario de Egan Bernal, se metió en la trayectoria de Dumoulin y le mandó al suelo. El del Ineos se giró inmediatamente para hacer un gesto de disculpa, pero su rival no pudo verlo: "Ha sido una caída muy estúpida. En realidad, no sé exactamente qué pasó. Miré a la izquierda por un momento. Tal vez me moví un poco a la derecha por eso. Entonces vino Kwiatkowski y me quitó el manillar de las manos", explicó el propio Dumoulin.

Así que después de que el Jumbo trabajara a dolor durante toda la etapa, después de neutralizar la penúltima fuga y reorganizar el pelotón, Dumoulin se fue al suelo. Así que justo cuando el Jumbo dominaba el grupo perseguidor, justo cuando estaba imponiendo un ritmo rapidísimo en su intento de alcanzar a Julian Alaphilippe, una de sus apuestas al amarillo besó el asfalto. Saltaron las alarmas. Podían perder el Tour en la segunda etapa. Kwiatkowski podía haber acabado con sus aspiraciones a todo. En pleno debate sobre la temeridad del Astana y las numerosas caídas, el ciclista del Ineos mostró un afilador que casi le corta las alas a Dumoulin. Afortunadamente, todo quedó en un susto y el neerlandés pudo reincorporarse a la carrera de inmediato. "Sucedió en la final de la etapa y luego me llené de adrenalina. Antes de darme cuenta ya estaba de vuelta en el pelotón así que no hagamos estallar esto", pidió el del Jumbo para zanjar cualquier polémica.

De hecho, Dumoulin se mostró muy orgulloso del trabajo realizado por su equipo, que supo sobreponerse a este incidente, y tras terminar la etapa reconoció sentirse en perfecto estado para seguir luchando por el maillot amarillo, del que le separan 17 segundos: "Por suerte no me lastimé mucho. Me golpeé un poco la rodilla derecha, pero creo que está bien y que el dolor irá a menos durante la tercera etapa".

bien posicionados

A pesar de haber perdido una gran oportunidad para dar un golpe sobre la mesa, Dumoulin alabó el trabajo de su equipo en estas dos etapas: "Tenemos que tener cuidado de no cargar con el peso de toda la carrera desde el primer día. Lo hicimos este fin de semana, pero también nos mantuvo fuera de problemas. Tanto Roglic como yo estamos bien, estamos donde deberíamos estar".

Segunda etapa. Jon Aberasturi mantuvo ayer el maillot amarillo del Tour de Hungría a pesar de sufrir una caída que hizo peligrar sus liderato en la general. El corredor del Caja Rural, impulsado por su triunfo en la primera etapa de la prueba, intentó repetir éxito en la segunda jornada, sin embargo, un accidente en los kilómetros finales le alejó de sus intenciones e hizo que la victoria fuera para el italiano Jakub Marecko (CCC). Con todo, el gasteiztarra comenzará el tercer día de la ronda magiar como el rival a batir y con una ventaja de cinco segundos sobre el segundo clasificado, el húngaro Andras Szamarty.