sUFRIR cuatro caídas en menos de un mes ha fortalecido a Sergio Araiz (29-IV-1998, Aiegi). En mayo, su ánimo se fue al suelo. Era un mes crucial en lo deportivo, como corredor que es. Pero más si cabe porque ha sacrificado lo académico para ampliar su rendimiento sobre la bicicleta. Decidió cursar menos asignaturas de la carrera de Ingeniería Mecánica a fin de poder dedicar más tiempo a la carretera. Competición y estudios como caminos paralelos. Sin embargo, las cuatro caídas tumbaron al navarro en todos los sentidos. La hipoteca de sus estudios no le trajo frutos deportivos. Al contrario. Mayo minó su moral.

Sin embargo, Araiz ha hecho gala de una tremenda fortaleza mental, porque se ha superpuesto a las caídas y lo ha hecho con una victoria, su primer éxito en la categoría sub’23. Además, también ha sacado adelante las asignaturas que ha decidido cursar. Y todo ello menos de un mes después de verse por los suelos. A pesar de los resbalones, el aiegiarra ha logrado salir a flote. Su triunfo en la carrera de Segura, Gipuzkoa, y el haber aprobado las tres asignaturas que tenía para este semestre le han catapultado del abismo a la alegría en solo unas semanas.

El mes de mayo será recordado por Araiz como el mes de las caídas, que lejos de apartarle del ciclismo le han acabado por darle motivos para luchar. “Mi madre me decía que tenía que ir con confianza, que no tenía por qué caerme”, comenta el corredor navarro del equipo Lizarte. A veces la mala suerte se apodera del momento, y parece que la desgracia no tiene fin. Las cuatro caídas dejaron como factura “golpes, rasponazos, problemas musculares e incluso puntos de sutura”. Según comenta, las caídas han sido de “chapa y pintura”, pero mentalmente se encontraba “hundido”. “En mayo creía: carrera que corría, carrera que me iba al suelo”, relata el de Aiegi.

Las caídas han coincidido en época de exámenes. No es una época cualquiera. Araiz cursa tercero de Ingeniería Mecánica, y los exámenes coincidían con la Vuelta a Navarra. “Me he matriculado a menos asignaturas para poder entrenar bien y estudiar, para así llegar a las dos cosas”, cuenta. Jaleo en el calendario. Según explica, solamente un profesor le pudo cambiar la fecha de examen, por lo que se vio obligado a ir directamente a la recuperación en las otras dos asignaturas. Ni la presión de rendir al máximo nivel en ambas lides, ni el hecho de haber sufrido varias caídas han podido con el espíritu del aiegiarra. Se impuso en la novena cita del Torneo Euskaldun y aprobó en las aulas.

Diez años encima de una bicicleta dan para mucho, y aquel niño que se aficionó al ciclismo gracias al Tour de Francia se ha convertido en un ganador del pelotón sub’23. Su pasión y entusiasmo le empujaron a pedalear en el Club Ciclista de Lizarra a los once años, y tras permanecer siete campañas allí, fichó por el Lizarte con anhelos de disputar las competiciones más prestigiosas. “Me gustaría ser profesional y vivir de la bici algún día, pero ahora toca disfrutar y aprender de la categoría”, admite el navarro, que afronta su segundo curso en sub’23. El camino hasta llegar a la cima es largo y duro, pero si algo ha demostrado Araiz es su capacidad para no rendirse y seguir pedaleando hasta la línea de meta. El apoyo de su madre y el equipo han sido claves para remontar el vuelo después de tanta caída. “Me veía que de forma estaba bien, eso me ha dado moral para pensar que ya vendrían tiempos mejores”, destaca.

al campeonato de españa La llegada de las altas temperaturas y el verano son los ingredientes perfectos para descansar y reponer fuerzas. Sin embargo, aparcar la bicicleta no entra en los planes de un Araiz que quiere seguir creciendo y que ya visualiza sus próximos objetivos: “Este viernes hago la crono de los Campeonatos de España (Murcia) y el sábado la prueba de ruta. En verano hay mucho calendario, así que no me planteo parar”, admite el aiegiarra, que, sin digerir el éxito, ya busca otro. Más allá del viaje a la cita estatal aparece el deseo de correr en julio en territorio italiano.

A sus 21 años, Sergio Araiz tiene toda la vida por delante y un futuro ilusionante a su vez. Inmerso en los estudios, con más del 50% del grado completado, puede soñar, gracias a victorias como la de Segura, con poder “vivir del ciclismo”. Por si acaso, tiene un plan B. ¿Alcanzará la élite? El tiempo dictará sentencia. Por de pronto, él pone el empeño y la ilusión. Y su primera conquista sub’23.