bilbao- Para el gernikarra, el Giro de Italia -fue sexto en 2018- tiene algo especial, una carrera que engancha “por recorrido y ambiente”. En Italia, enrolado en el Astana, Pello Bilbao (25 de febrero de 1990, Gernika) trabajará para su líder y sueña con disponer de una opción para ganar una etapa. “Sería fantástico”, dice el vizcaino, que tiene asignado un papel relevante para el tramo final de la Corsa rosa.

¿Cómo llega al Giro?

-Todavía estoy intentando remontar lo problemas que arrastro desde la Itzulia, pero espero llegar a punto. Estoy sufriendo bastante problemas en la cadera, en el sacro, debido a la caída de la Itzulia, que en un principio parecía que no era nada, pero se complicó. Eso me está llevando a sufrir problemas musculares que evitan que esté al 100%. Necesito solventar esos problemas y ahuyentar las dudas cuanto antes. Por lo demás, con toda la competición que llevo, el ritmo está en las piernas.

¿El hecho de que la primera semana del Giro sea más llevadera, le beneficia?

-Pienso que tengo diez días de un recorrido mas llevadero. Por muy duras que sean las etapas, sé que no serán tan duras como los últimos diez días de carrera y, realmente, por mis características es cuando me tocará cumplir mi trabajo, donde el equipo más me exigirá. Tengo algo de margen para coger sensaciones durante la carrera. No tengo que llegar al 100%; tengo que llegar con un punto de frescura para estar bien al final. En las grandes vueltas, suelo llegar mejor al final.

¿Con qué idea parte hacia Italia?

-La idea es clara y sencilla: ganar el Giro con Miguel Ángel López. Ese va a ser el objetivo. No vamos a tener otra opción o posibilidad. Ese va a ser el planteamiento. Iremos a por todas. Creo que tenemos razones para soñar con eso. El año pasado Miguel ya fue tercero. Tal y como está rindiendo el equipo este año, creo que podemos tener nuestras opciones.

En 2018 fue sexto. ¿Mira a la general de reojo?

-No tengo expectativas ni planes para pelear la general. El año pasado me vino de rebote, no estaba planificado de esa manera. Este año partimos con otra idea diferente. A no ser que no pase nada raro, la idea es la misma de principio a fin: apoyar a Miguel.

¿Supone eso una pequeña decepción en lo personal?

-Bueno, no tiene por qué ser el momento para mejorar el puesto de 2018. Me quedan todavía muchos años por delante y tengo muchas carreras por delante. No tiene por qué ser el Giro de Italia. Lo importante es que cuando tenga mi oportunidad esté en condiciones de aprovecharla. Ahora sé que es lo que me toca.

¿Qué sería para usted, en los personal, hacer un buen Giro?

-En lo personal, si pudiera pelear y ganar una etapa sería fantástico, pero cuando vas a trabajar para un líder, todas las etapas son importantes, no puedes fallar ni relajarte.

¿La fuerza del Astana para el Giro reside más en el bloque que en Miguel Ángel López?

-Bueno, sabemos que Miguel tiene la capacidad de marcar la diferencia en la alta montaña, sobre todo, cuando se superan cotas altas. Es donde marca la diferencia y le hemos visto hacer subidas espectaculares. No podemos decir que como individualidad no esté entre los favoritos para ganar. Si a eso le sumamos el nivel del bloque del Astana, podemos hablar de jugarnos la victoria o al menos pelear por el podio.

En la presente edición del Giro habrá muchos candidatos y de gran calidad.

-Sí. Está claro que va a ser un Giro complicado en cuanto a participación porque al final se van a juntar muchísimos líderes que están renunciando a preparar exclusivamente el Tour. Puede ser el Giro más peleado de los últimos años.

¿Dónde se ganará la carrera?

-La clave, viendo el recorrido y cómo están organizadas la etapas, estará entre la jornada 12 y la 21. Ahí se van a hacer realmente las diferencias del Giro porque hasta la mitad de carrera no llega el primer puerto de montaña de primera categoría. A partir de ahí, prácticamente no va a haber descanso. Solo habrá una etapa llana, todo lo demás va a ser una batalla continua sin apenas margen para recuperar. Estamos acostumbrados a ver bloques de alta montaña de tres jornadas consecutivas en el Giro, el Tour y la Vuelta, pero tantos días de tanta exigencia encadenados un día tras otro, no es lo más normal. Eso puede provocar una acumulación de fatiga evidente. Si a eso le sumas que la mitad de etapas en línea sobrepasan los 200 kilómetros de recorrido, creo que será un Giro de un desgaste enorme, que irá de menos a más y que en los últimos días las diferencias entre los favoritos serán importantes. Las pequeñas diferencias que se hagan durante las cronos y los primeros diez días serán una anécdota al final.

¿Será un Giro, más que nunca, para agonistas?

-Sí. Va a ser un Giro para el que llegue bien a la tercera semana. Para gente muy resistente, pero también para tener un buen equipo que te pueda aguantar hasta la última semana y pueda dar batalla esos días.

¿Entre toda la nómina de favoritos, a quién ve mejor situado?

-Veo como uno de los favoritos a Roglic, que viene en progresión. Se ve que está a punto, que llega bien a esta carrera y que se ha centrado mucho en el Giro. Luego está Dumoulin, que sabe lo que es ganar el Giro y en esas cronos puede, como Roglic, marcar la diferencia. Hay 6-8 nombres que pueden estar en el podio del Giro.

¿Tiene opciones de podio Mikel Landa?

-A Mikel le veo como serio candidato para el podio, pero viendo las cronos que hay, veo con algo de ventaja a corredores como Roglic o Dumoulin. La verdad es que a Mikel siempre hay que tenerle en cuenta porque en la montaña, si hay un corredor que puede sacar grandes diferencias es él. Es un ciclista muy atrevido, es valiente y no espera hasta el final para atacar con la idea de sacar 10 o 15 segundos de diferencia. Cuando tiene piernas es de los que ataca desde abajo del puerto. Es un corredor que puede marcar diferencias también respecto a otros escaladores. Si tiene sus días buenos, es un candidato muy serio. Lo único que le penaliza un poco son las cronos.

¿Dígame, por qué atrae tanto el Giro a los ciclistas a pesar de su extrema dureza?

-Bueno, es un poco el ambiente que se vive en la carrera, que es diferente al resto. No conozco el Tour y solo lo puedo comparar con la Vuelta. Como espectáculo, visto desde la televisión, realmente atrae más el Giro en cuanto a recorrido y ambiente que el Tour. El Tour sí que llama mucho la repercusión que tiene y lo que se pelea. Es donde más tensión hay, donde los equipos más centran sus esfuerzos y donde a un ciclista le puede cundir más sacar resultados. Es el escaparate del ciclismo, pero en cuanto a recorrido, paisajes y ambiente me gusta más el Giro. Es especial. Con esas llegadas en pueblos pintorescos, con finales ratoneros, metiéndose hasta el casco mismo de los pueblos. Tiene su gracia. Aparte, los aficionados lo viven muchísimo en Italia.

Varios ciclistas han comentado que se va más rápido que nunca. ¿Cuál es su opinión al respecto?

-En todas las etapas que he peleado, daba igual la carrera, no ha habido días de transición, de tomárselo con tranquilidad. Se va a tope y, bueno, da la sensación, no sé si se está yendo más rápido que antes, pero sí que la fatiga en competición es mayor. No se está dejando nada para las etapas que vienen. Cada día se disputa a tope. Como si fueran clásicas. La semana después de las competiciones se hace bastante dura. No ha sido fácil recuperar. Para nada.

Acaba contrato esta campaña. ¿Ha resuelto ya su futuro?

-Ahora mismo están todas las posibilidades abiertas. Veremos qué pasa. Queda mucha temporada por delante y hay mucho que negociar y hablar. No descarto ninguna opción.

¿Puede ser el rendimiento en el Giro fundamental en ese aspecto?

-El Giro es un muy buen escaparate y en el que se mueven las negociaciones y el mercado. Es la primera de las buenas oportunidades, pero no es la última oportunidad.