Bilbao - La derrota ante el Zaragoza enseñó un Bilbao Basket no visto en esta temporada. El conjunto vizcaino fue incapaz de competir en el Pabellón Príncipe Felipe y estuvo siempre a merced de un rival que le tuvo bajo control. En este inicio de curso, los hombres de negro acostumbraron a mostrar una versión sobresaliente, alejada del guion que se le presuponía a un recién ascendido y con unos recursos económicos limitados. Fue el trabajo lo que le sirvió de fórmula para tapar ese hándicap y el Bilbao Basket hizo más que sobrevivir al duro comienzo al que le había destinado el calendario. Pero el sábado hubo pocos atisbos de ese bloque que fue capaz de derrotar a dos equipos de Euroliga como el Valencia y el Baskonia y vencer con solvencia en la complicada cancha del Iberostar Tenerife. En esta ocasión, los dirigidos por Álex Mumbrú ni siquiera pudieron competir de tú a tú contra su adversario. La primera vez que ocurre en este curso y el descubrimiento de la cara amarga de una competición que no permite relajaciones.

Hasta este sábado, la única derrota del Bilbao Basket se produjo en la cancha del Obradoiro. Aunque a diferencia de lo ocurrido en Zaragoza, los hombres de negro sí que presentaron su candidatura a hacerse con el partido. Fue un mazazo, pero fueron capaces de aguantar con entereza dos prórrogas y sobreponerse a malas rachas de juego para reengancharse al partido en más de una ocasión. Algo muy distinto a lo visto en el Príncipe Felipe. El Bilbao Basket peleó y tiró de orgullo para que el marcador no fuera más amplio. Pero no siempre el corazón ejerce de salvavidas ante el desacierto. A los bilbainos no les salió nada, su juego alegre de las primeras jornadas solo apareció en destellos acumulados sobre todo en los primeros minutos del encuentro y una vez que el Zaragoza rompió definitivamente el partido no hubo una reacción real que devolviera la emoción al choque.

Esta es la derrota más abultada del Bilbao Basket desde que Mumbrú se hizo cargo del equipo. El peor resultado de los bilbainos la temporada pasada fue en la cancha del Palma, donde cayeron por 22 puntos (67-45). Cada temporada y cada plantilla son diferentes, pero este antecedente resulta positivo para los hombres de negro. En aquella ocasión, la reacción no tardó en llegar y una semana después el Bilbao Basket borró todos los fantasmas de golpe al arrollar al Prat en Miribilla (93-75). Casi como si de una alarma se tratara, los dirigidos por Mumbrú fueron un vendaval a partir de ese tropiezo. Solo cayeron en un partido más en la liga regular, superaron el play-off y el desenlace en la Final Four no pudo ser mejor al llegar con el premio del ascenso a la ACB.

La gestión de este mal momento puede resultar decisivo en el devenir de los siguientes encuentros. Los jugadores arrancarán los entrenamientos de esta semana con una sensación no vivida este curso y volver rápido a la rutina del día a día será una de las claves para un equipo que apostó firme desde la primera jornada por no pensar más allá del siguiente encuentro. Las victorias fueron seguidas por la cautela y ahora la dolorosa derrota tampoco debe ser vista con un alarmismo extremo. Por ello, recuperar esta mentalidad y olvidar rápido lo sucedido será una de las metas del grupo para no pagar el peaje y que lo del sábado pase a ser algo más que un accidente aislado.