Un auditorio para el coro del deporte
Escenario habitual de ópera, teatro, sinfonías y musicales, el auditorio del Euskalduna acogió el lunes la gala de entrega de los Euskal Kirolaren DEIA Sariak 2024. El deporte de Bizkaia se dio cita a coro. Y sonó bien
Hubo solistas, otxotes y grandes corales. La gala de entrega de la 47 edición de los Euskal Kirolaren DEIA Sariakconstituyó un amplio muestrario de lo bien que suena el deporte de Bizkaia. Un Operación Triunfo, pero auténtico, de las decenas de miles de deportistas que entrenan y sueñan cada día. Y, al hacerlo, no solo se perfecciona cada cual, sino que mejoran también a las personas que le rodean, a su comunidad.
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El reconocimiento llegó a estrellas rutilantes, algunas internacionales, pero también a clubes modestos. A medallistas y diplomas de los últimos Juegos Olímpicos y a quienes se dejan la piel en el polideportivo del barrio o el pueblo semana tras semana. A quienes eligieron la modernidad del skate y a quienes de dedican a la antigua pelota. A leyendas y también a plusmarquistas del anonimato. A quienes viven para el motor, la piscina, la senda, el remo, el pedal, la canasta, el frontón, la disciplina del ritmo bajo el agua o las porterías de cualquier tamaño. Mujeres y hombres de todas las edades comprometidos con la actividad física y la competición sana. Tanto superprofesionales como quienes se consagran por amor al arte.
El atrio del Euskalduna Bilbao se convirtió en buen ejemplo de todo lo dicho. Instantes antes del comienzo de la gala, decenas de niñas, niños y jóvenes vestidos con chándales y sudaderas de distintos colores se fueron arremolinando en el lugar. Formaban corrillos. Las más peques correteaban de aquí para allá, siempre en grupo.
Abundaban mujeres y hombres que emanaban fortaleza y elasticidad y a quienes se les adivinaba una forma física envidiable. Así como técnicos y entrenadoras con rostros de satisfacción. Familias orgullosas. Y más chandales de otro color. Algunos con el nombre escrito en la espalda.
Por allí pasó, apoyado en una nueva rama, el Txopo, camino a su asiento junto al escenario. Después le cantaron lo de “Iribar es cojonudo”.El mito respondió, como siempre, que “el cojonudo es el Athletic”. Iribar, que recogió uno de los premios ganados por su émulo más brillante, Unai Simón, posee un aura especial que desborda al club rojiblanco, al fútbol y al propio al deporte. Cada vez que comparece en público, esa aura se vuelve tangible.
Se encontraban asimismo en el evento buena parte de quienes proporcionan los instrumentos para que el deporte de Bizkaia suene afinado. Representantes del Ayuntamiento de Bilbao y otros municipios, la Diputación Foral de Bizkaia, el Gobierno vasco. Se trata de las instituciones que mantienen las instalaciones deportivas y apoyan a deportistas con becas, tecnificaciones y patrocinios. Sin olvidar la facilitación del deporte base y escolar. Tal es la cuestión. Mucho mejor que esperar a que suene la flauta.
Por otro lado, la gala supuso un reconocimiento a quienes se preocupan de informar y opinar sobre el deporte desde las páginas de este diario, relatando torneos internacionales y partidos en campos sin gradas, corriendo de este a aquel frontón o sentándose en un rincón del polideportivo. Son Unai Muñoz, Pako Ruiz, Jon Larrauri, César Ortuzar, Igor García Vico, Aitor Martínez, Nagore Marcos y Eduardo Oyarzabal, así como los colaboradores José Luis Artetxe, Arkaitz Aramendia, Juan Carlos Grande, David Bergara, Jon García y Roberto Calvo. Cierto es que lo tendrían complicado sin la ayuda de quienes siempre están al sol, bajo la lluvia, en la cuneta, al albur de las olas, o al lado de la chapa del frontis. Lo más cerca que se pueda. Son profesionales de la fotografía como Borja Guerrero, Oskar González, José Mari Martínez, Pankra Nieto y Markel Fernández. Sin relato no existe la épica. La épica alimenta la emoción del deporte. Y, sin emoción, el deporte pierde buena parte de su razón de ser.
La inmensa mayoría de quienes ahora ganan medallas y títulos o baten récords, comenzaron a soñar gracias al estímulo de una foto, un artículo, un reportaje o una crónica radiofónica. Así fue como el entrenamiento les empezó a sonar a música. Y llegaron al Euskalduna.