España vuelve a depender de sí misma para estar en el Mundial 2022, tras firmar un triunfo con grandes dosis de sufrimiento en Kosovo (0-2) por graves errores defensivos, pero logrando el objetivo del triunfo con tantos de Pablo Fornals y Ferrán Torres para hacer bueno el tropiezo de Suecia, que cayó en Atenas.

Cualquier rival de entidad habría asestado un duro golpe a España. Solo la inocencia ofensiva de Kosovo perdonó los regalos defensivos, errores de gravedad, que en un gran torneo te mandan para casa. La inseguridad mostrada en Pristina por la selección española la tapa un resultado y una nueva realidad. La derrota de Solna queda en el olvido. Las dos últimas jornadas decidirán la plaza directa al Mundial y España ya no depende de otros.

La dificultad de descifrar a Luis Enrique va en aumento por cada encuentro que dirige a la selección. Nunca repite un once, aunque funcione. Y al equipo que se despidió con honores de la Eurocopa, no cesan de incorporarse caras nuevas. Hasta cuatro del equipo titular se perdieron la gran cita hace apenas dos meses. Hasta seis cambios en el once. Demasiados para encontrar continuidad en una idea.