PODEMOS hablar sin miedo a equivocarnos que hemos vivido una etapa de lo más tranquila camino de Novara. Al principio se ha hecho una fuga, con solo tres corredores, que era bastante fácil de controlar por parte de los equipos de lo esprinters, que lo tenían todo bien atado. Se ha rodado a un buen ritmo, si bien no ha sido una jornada rápida ni de grandes agobios. En el pelotón se iba cómodo sin mayores sobresaltos. En ese aspecto, hemos podido salvar el día sin mayores contratiempos, algo que en carreras como el Giro es importante porque todo cuenta y más si cabe cuando el objetivo es estar delante en la general. Todas las etapas cuentan. Para nosotros como equipo, la idea era que la jornada pasara sin problemas. Era lo único que teníamos que hacer por nuestra parte. Una vez absorbidos los fugados, que siempre han estado bajo control de los equipos de los velocistas, estaba claro que tocaba volata. El primer esprint del Giro nos ha mostrado un percance de Gaviria. El colombiano se ha salvado gracias a las nuevas vallas que por seguridad e integridad para el pelotón obligan a colocar en el último kilómetro. Hemos visto que milagrosamente Gaviria ha podido recuperar la posición y ha evitado una caída que podía haber sido fatal a esa velocidad, con la carrera absolutamente lanzada dentro del último kilómetro. En cuanto al vencedor, Merlier ha sorprendido a todos. Es verdad que el belga venía haciendo buenos resultados, pero no era uno de los grandes favoritos para vencer en un esprint con el nivel de los velocistas que hay en el Giro. Sin embargo, ha jugado sus cartas a la perfección. Ha sabido anticiparse al resto de velocistas. Ha cogido la parte interior y nadie ha podido superarle. Resuelta la segunda jornada de la carrera italiana, se espera una tercer etapa un poco más complicada. Probablemente nos aguarde la lluvia, un factor siempre peligroso. Eso obligará a que tengamos que prestar más atención para seguir tachando días al Giro.