Eibar 0

Real Sociedad 1

EIBAR: Dmtrovic, Pozo (Min. 3 Correa), Oliveira, Arbilla, Cote, Diop (Min. 67, Muto), Atienza (Min. 79, Enrich), Pedro León (Min. 46, Expósito), Recio, Bryan Gil y Kike García.

REAL SOCIEDAD: Remiro, Gorosabel (Min. 84, Zaldua), Zubeldia, Le Normand, Monreal, Barrenetxea (Min. 62, Guridi), Guevara, Zubimendi, Oyarzabal (Min. 84, Merquelanz), Portu (Min. 72, Bautista), e Isak (Min. 72, Januzaj).

Gol: 0-1: Min. 26; Isak.

Árbitro: Jorge Figueroa Vázquez del Comité Andaluz. Mostró la amarilla a Recio, Oliveira, Cote, Bryan Gil y Muto por parte del Eibar; a Zubimendi por la Real.

Incidencias: Partido de la jornada 32 de Laliga Santander, disputado a puerta cerrada.

Ipurua, ese escenario mágico donde el Eibar ha cimentado su historia en Primera, es ahora el infierno y la destrucción. Hay quien dice que las casualidades no existen. Esta es la temporada sin público. Tal vez las miles de almas que asistían cada jornada al estadio tenían una incidencia insospechada hasta que desaparecieron. Lo cierto es que el Eibar está cavando su tumba en Ipurua, donde solo ha logrado una victoria este curso, donde únicamente ha marcado 8 goles, donde ha sumado 9 puntos de 48 posibles. Sin el valor que aportaba su fortín, sus opciones de permanencia se extinguen después de 16 partidos sin ganar -12 derrotas y cuatro empates-.

La Real Sociedad, además, visitó el feudo eibartarra espoleada por los pinchazos de Betis y Villarreal. Ante la oportunidad de poner tierra de por medio con su competencia en el debate por acceder a la Europa League, el plantel txuri-urdin aprovechó la ocasión. Sin alardes, en un recio derbi se impulsó a costa de la asfixia del Eibar, que vive a 7 puntos de la salvación cuando restan 15 en juego. La permanencia se antoja una quimera.

La tropa de Mendilibar busca convertir los partidos en guerras de guerrillas, en duelos individuales para parcela a parcela apoderarse del campo. El amor propio en cada disputa es el principal fundamento de su juego, porque al Eibar le cuesta horrores elaborar con la pelota en el piso. Con esta premisa desarrolló unos interesantes primeros 25 minutos. La Real no encontró espacios en la maraña armera. Intenso, voluntarioso, el equipo local secuestró la creatividad del bloque de Alguacil. Pero la Real, sin excelencias, se encontró con un gol de Isak de los que hay que observar varias veces para comprenderlo. Le Normand peinó el balón tras la salida de un córner y el delantero sueco encontró en el área pequeña un páramo, una pista de aterrizaje, para rematar a quemarropa y hundir al Eibar. Y como a perro flaco todo son pulgas, seguido cayó lesionado Pozo. Salió Correa, que no jugaba desde enero por una lesión.

Entonces apareció la fragilidad de quien vive atemorizado. Los de Mendilibar abandonaron la fe. Aparecieron gestos y rostros de desesperación. Bryan Gil, la luz de un apagado equipo, también se vendió a la agonía. Isak, acaparador en exceso, falló lo que podría haber sido la sentencia antes de alcanzar el descanso. El Eibar necesitaba visitar su esquina, grogui, para coger aire e invocar a la serenidad, para sacudir la ceguera que da la frustración.

El Eibar recuperó la esencia de su punto de partida. Pero Isak, que pudo firmar una goleada, arrancó desde su propio campo y se plantó en solitario ante Dmitrovic para volver a fallar. La Real, con poca brillantez, gozaba de ocasiones que eran puñetazos en la moral armera, erosiones para el ánimo. Sin lucidez, los de Alguacil podían tener una amplia ventaja. Y el que perdona...

Kike García nunca se rinde. Percutió de cabeza; el remate se le fue desviado. En otra jugada hubo una triple ocasión para el Eibar. Luego Arbilla obligó a Remiro a estirarse en una falta directa. Pero el gol era ajeno a este derbi. El Eibar bombeó balones a las zonas de ataque. La Real sufrió. Pero se hizo justicia en cuanto a la cantidad y calidad de las ocasiones. Los de Alguacil se consolidaron en la quinta plaza y condenaron a los de Mendilibar, que ya sienten los colmillos de las fauces del descenso.