bilbao - Tres carreras celebradas, coincidiendo con el certamen número 1.000 de la Fórmula 1, y tres dobletes para Mercedes. Abrumador. Y Sebastian Vettel, a priori líder del monoplaza que debería ser la mayor competencia de la escudería alemana, sube por primera vez al podio. Descorazonador.

En el Gran Premio de China la emoción la puso Ferrari, pero por el morbo que ofrece el duelo por la jerarquía interna. Si los resultados son discretos hasta la fecha, además resulta que el debutante con la marca de Maranello y supuesto escudero, Charles Leclerc, por segunda vez es obligado a ceder el paso a Vettel.

Cierto es que en Bahréin Ferrari ofreció síntomas de superioridad sobre Mercedes, pero no lo plasmó. Entonces fue un fallo mecánico lo que privó del triunfo a Leclerc, en favor de Hamilton, mientras que Vettel, falto de ritmo, fue también víctima de la tensión con un trompo que mermó sus expectativas. El alemán, nublado, también pecó ayer con frenadas a destiempo nada más donar su plaza al obediente Leclerc. Se proyecta nervioso el subcampeón, que en invierno se atisbaba como el más próximo a desbancar al imperio Mercedes. Hoy está muy lejos. A vista de telescopio.

Por otro lado, Mercedes no arrolló en China como lo hizo en el inicio del curso en Australia. A pesar de ello, el equipo germano se manejó en Shanghái como Pedro por su casa. Desenvolviéndose con tremenda soltura. He aquí algún detalle que da cuenta de ello: en la vuelta 34 de las 56 programadas, Hamilton, líder por entonces con más de 5 segundos de ventaja sobre su compañero Bottas y con cerca de 9 sobre Vettel, se interesaba por cómo estaba el asunto de la vuelta rápida de carrera, esa que concede un punto extra; un poco más avanzada la prueba, el inglés preguntaba por cómo le iba a su homólogo en Mercedes. Vamos, que quizá incluso se aburría Hamilton aguardando a la sentencia de la victoria, la segunda del año para él y que le convierte en nuevo líder del campeonato. Estremecedor para la competencia. Sobrado Lewis.

Si bien, que tenga cuidado Hamilton, porque el enemigo se hospeda en su garaje. “Tenía un ritmo similar a Lewis, pero he perdido la posición en la salida”, decía Bottas, que partía desde la pole y se esfumó su condición en la misma recta de salida. “Todavía es pronto en la temporada. De momento no estoy muy contento, así que volveré”, prometió el finlandés. “Volveré” significa que no se reprimirá a la hora de tratar de plantar cara a Hamilton en el debate por el título.

Ferrari, por contra, es un poema. Leclerc arrebató la tercera plaza a Vettel en los primeros compases. Con solo 10 vueltas agotadas, al monegasco le advertían desde la radio mientras se contemplaba cómo se escapaban los Mercedes: “Tienes que ir más rápido o tendrás que dejar pasar a Vettel”. Un giro después ordenaban a Charles ceder la tercera posición a su compañero, que, apresurado por demostrar que era más rápido que Leclerc y presto a abrir una brecha que diera cuenta de su capacidad, cometió fallos con el pedal de freno.

la frustración de leclerc La estrategia de primar a Vettel, a quien en la vuelta 15 también le metían prisas desde su box, no permitió luchar con Mercedes. “Empuja más”, le exigían. La prioridad de Ferrari supuso al sacrificado Leclerc perder la cuarta plaza, la que ocupó Max Verstappen, que selló su primer podio del año. “Ha sido muy frustrante”, dijo el monegasco. ¿Se agotará su paciencia como subordinado? Para mayor irritación en Maranello, Gasly arrebató la vuelta rápida a Vettel en el último suspiro. Malos tiempos para la lírica en Ferrari. “Los Mercedes han sido demasiado rápidos para nosotros. Tenemos mucho trabajo que hacer”, sentenció alemán, que justificó la decisión de su equipo: “Creo que si ves toda la carrera ha sido justo”. ¿Pensará lo mismo Leclerc?

Bottas, líder del Mundial hasta ayer, tampoco comprometió a Hamilton. El inglés abrió 5 segundos desde muy temprano y se limitó a proteger la fisura. Así, puso orden en la casa Mercedes y en el Mundial, vigente campeón como es. Actualmente parece complicado privar a Hamilton de su sexto título. Su dominación es tal en los últimos años que la coincidencia quiso brindar por él. Ayer ganó la carrera número 1.000 de la F-1, pero, fe de su fructífero currículo, también fue el triunfador de la número 900. Abarca abundante gloria Hamilton. Es la amenaza para la cima estadística que ocupa Michael Schumacher, autor de siete títulos y 91 victorias; el inglés es un pentacampeón con 75 conquistas.

Pérez, Raikkonen y Albon, octavo, noveno y décimo, destacaron. Mexicano y finlandés salieron desde la duodécima y decimotercera pintura, respectivamente. El tailandés partió desde el pit-lane. Genial. La otra cara fue McLaren. Kvyat torpedeó a los dos coches en los primeros metros y los mandó a la cola, hundidos; Norris abandonó y Sainz fue decimocuarto. El madrileño aún no ha vivido este año una carrera sin contratiempos.