EN apenas diez días, el Bilbao Basket ha sufrido y disfrutado en sus propias carnes las sensaciones competitivas más radicalmente opuestas de la presente temporada. Hace dos jornadas, en Valladolid, protagonizó el duelo en el que más lejos estuvo de poder opositar a la victoria, algo reconocido por el propio Álex Mumbrú, mientras que este domingo apabulló por 30 puntos al gigantesco líder Betis Energía Plus para disfrute y deleite del Bilbao Arena. Si algo ha habido que aprender e interiorizar esta temporada en el cursillo exprés de adaptación a la LEB Oro es que esta competición es absolutamente imprevisible y volátil. La irregularidad, tanto individual como colectiva, convierte cada jornada en caótica.
Desde su entorno se ha tenido muchas veces la sensación de que el conjunto vizcaino no acaba de ofrecer un rendimiento sostenible, que su motor no acaba de funcionar a pleno rendimiento de manera regular, pero lo cierto es que su hoja de servicios es de lo más constante dentro de las constantes vitales discontinuas que caracterizan la competición. Como muestra, los hombres de negro llevan once jornadas seguidas ocupando la segunda o tercera plaza de la clasificación, lo que es meritorio teniendo en cuenta la tremenda igualdad y los constantes vaivenes que se viven en la zona alta. Son sus compañeros de viaje los que hasta el momento han protagonizado dientes de sierra más pronunciados. El Melilla, tercero ahora mismo en la clasificación con el mismo balance que el conjunto de Miribilla, era octavo hace seis jornadas; el Huesca, que en aquel momento marchaba segundo, ha caído actualmente hasta la novena plaza.
El conjunto vizcaino tiene ahora por delante un esprint de diez jornadas con el objetivo de asegurarse una plaza para las eliminatorias por el ascenso a la Liga Endesa -tiene tres victorias de ventaja sobre el Palma, al que visita el próximo domingo- y, posteriormente, conquistar una buena posición de cara a las mismas -el factor cancha tendrá gran importancia en la primera ronda, al mejor de cinco duelos, pero las posiciones también tendrán incidencia en los cruces finales de la Final Four-. En esa carrera, previsiblemente muy apretada, al Bilbao Basket le esperan encuentros de todo tipo y condición. Cuatro de los choques se disputarán en el Bilbao Arena, mientras que seis tendrá que disputarlos como visitante. Además, tras el viaje a Palma, medirá sus fuerzas ante los tres conjuntos que cierran la clasificación a día de hoy -recibe al CB Prat, colista, y a continuación rendirá visita a Araberri y Cáceres-, pero acto seguido afrontará cuatro encuentros ante contendientes que a buen seguro lucharán por sus mismos objetivos: pasarán por Miribilla Palencia (7º) y Melilla (3º) y jugará en las canchas de Ourense (6º) y Granada (3º). La temporada regular se cerrará ante dos rivales que pueden estar en esos momentos inmersos en la lucha por evitar las tres plazas de descenso: Canoe (13º) y Barça (14º).
La cuestión es: ¿Qué Bilbao Basket es el que más va a aparecer en estas diez jornadas finales, el espeso del día del Valladolid o el desatado del paseo militar ante el Betis? Las dos versiones han hecho acto de presencia en el plazo de diez días. El conjunto vizcaino ha demostrado que despistado puede caer ante cualquiera pero atinado y centrado puede con todos. Es irregular, como toda la liga. Pero dentro de la irregularidad, y Betis aparte, es, de momento, el más constante.