Terreno ideal para que triunfara una fuga, sobre todo a estas alturas del Tour, donde las fuerzas están muy justas y estar en la escapada buena ya te da bastantes opciones de llegar a meta. En Carcassone vimos vencer años atrás a Cavendish, pero este Tour no está para esprints después de todo el desgaste de las tres jornadas de Pirineos. Era una jornada para la escapada, pero son pocos los que pueden competir en una fuga en estos momentos. Solo los ciclistas con mucha calidad y buen motor pueden colarse. De hecho, Tim Wellens representa esas dos ideas. Es un magnífico rodador, que ganó el campeonato de Bélgica de un modo parecido. Wellens tiene mucho motor y eso le ha servido para triunfar después de un ataque que no han podido responder sus compañeros de fuga. Ha abierto un pequeño hueco y después era imposible pararle. Ha aprovechado todas sus facultades, que son muchas, y que Pogacar, su líder, le ha dado vía libre porque por detrás nadie se ha movido. Todos están muy tocados después de la exigentes etapas de montaña y han optado por tomárselo con relativa calma. La curiosidad del día ha sido la celebración de Alaphilippe, que sin la comunicación de la radio pensaba que había ganado al ser el mejor en el esprint de los perseguidores. Llega la segunda jornada de descanso con el Tour sentenciado por el esloveno, que seguro que buscará más victorias tanto en el Mont Ventoux como en las llegadas en los Alpes. Salvo sorpresa mayúscula el Tour es suyo. El día de reposo vendrá muy bien a la gran mayoría de los ciclistas en un Tour en el que se está corriendo muy deprisa. Ese esfuerzo, día tras día, se paga. Hay ciclistas que están pidiendo la hora. En las jornadas sucesivas veremos un esquema similar, gente buscando su opción a través de las fugas, en las que se repetirán los nombres, y la ambición de Pogacar para ampliar su número de victorias en llegadas de renombre.

El autor es director deportivo del Grupo Eulen-Nuuk.