Duración: 56 minutos.

Saques: 2 de Altuna (tantos 1 y 5) y 1 de Bengoetxea VI (tanto 14).

Faltas de saque: 1 de Altuna (tanto 9 de Bengoetxea).

Pelotazos en juego: 226 pelotazos a buena.

Tantos en juego: 8 de Altuna III y 16 de Bengoetxea VI.

Errores: 4 de Altuna III y 7 de Bengoetxea VI.

Marcador: 1-0, 1-4, 6-4, 6-8, 7-8, 7-12, 8-12, 8-14, 10-14, 10-16, 14-16, 14-17, 14-18, 16-18, 16-21, 17-21 y 17-22.

Incidencias: Final del Torneo de San Fermín del Cuatro y Medio disputada en el frontón Labrit de Pamplona. Lleno (unos 1.200 espectadores).

IRUÑEA - Oinatz Bengoetxea vivió ayer un día grande. El leitzarra se caló la txapela del Cuatro y Medio de San Fermín al vencer en un gran partido a Jokin Altuna. Venció en un Labrit volcado, en la mañana del 7 de julio, ante el reciente campeón manomanista que venía en un gran momento de forma. No se puede pedir más.

El encuentro de ayer fue un premio para el delantero de Asegarce. Aquejado de una fascitis plantar desde hace varios meses, dolencia que no le ha impedido disputar ningún partido pero que le ha estado molestando desde el ecuador del pasado Campeonato de Parejas, estuvo a punto de renunciar a este torneo. Pero, en un alarde de esfuerzo y sacrificio, venció.

Bengoetxea ahogó desde el principio a su rival ante el calor imperante en La Bombonera. Buscó el ancho, tiró dejadas imposibles y ganchos al límite. Arriesgó y le salió bien. Pronto comenzó el leitzarra a mostrar sus intenciones. Sus seis primeros tantos los consiguió mandando a Jokin Altuna a las tablas, en un comienzo igualado en el que su rival buscaba dañarle con el saque (7-8).

El amezketarra intentaba hacer daño con el disparo inicial, buscando el límite de la línea. En un error del juez, fue sancionado con falta en un saque que había entrado con claridad.

Con el enfado y posterior despiste, Bengoetxea pudo escaparse en el marcador caminando al filo de la navaja, arriesgando en cada pelota que tenía para terminar el tanto (11-17). Pero Altuna se repuso. Pudo jugar más a bote, lejos del asfixiante ritmo de Oinatz, que también cometió algún que otro error para darle oxígeno al rival. El delantero de Aspe también se vio compensado por una decisión del juez, ya que llegó al segundo bote a una pelota que dieron buena (16-18).

Aunque Oinatz no se desorientó y siguió a lo suyo, esta vez cambiando la dejada por el gancho y la paradita. Descolocó a Altuna, que no sabía hacia qué lado ir ni cómo defenderse. Solo pudo ver la exhibición final de su contrario. Así se redimió Bengoetxea, consciente de la importancia que significa la lana tras una temporada difícil.