Bilbao - ¡Suelten amarras! Y el Bilbao Basket, por fin, pudo navegar rumboso, tiránico, viento en popa a toda vela para regalarse una victoria autoritaria y, detalle muy importante, saborear en cancha de minutos de puro disfrute, de placer, alejados del patrón de tensión máxima que hasta ahora había tenido que masticar para sumar victorias. Porque el de ayer fue el primer duelo del curso con horizonte totalmente despejado y calma chicha para los hombres de negro, acostumbrados a la fuerza a tener que desafiar tormentas y nubarrones para llegar a buen puerto. Y eso en el mejor de los casos, pues recientemente habían sufrido un par de dolorosos naufragios a un palmo de llegar a su destino. Ayer no. Todo fue placidez en una matinal de magnífica factura, de las que dejan buen sabor de boca tanto en el vestuario como en la grada y sirven para recargar el baúl de la confianza. El conjunto de Veljko Mrsic afrontaba un duelo de máxima tensión ante el Divina Seguros Joventut y lo resolvió sin titubeos, sin hacer prisioneros. Puro rodillo.

¡Suelten amarras! Y el conjunto de Miribilla pulverizó las correas, en forma de complicada situación clasificatoria, que parecían maniatar su juego para ofrecer su mejor versión de la campaña. La más redonda. La más preciosista. El conjunto de Diego Ocampo no tuvo ni la más mínima opción, pues quedó reducido a cenizas cada vez que el rival pisó a fondo el acelerador y puso sus cinco sentidos en el trabajo defensivo. Mucha intensidad, infinidad de ayudas, manos por doquier, lecturas atinadas y el Bilbao Basket encontró un ecosistema perfecto para gobernar el partido. Y con la confianza de contar con una retaguardia fiable, los anfitriones se desmelenaron en ataque, con un total de seis jugadores -Lucio Redivo, Devin Thomas, Jonathan Tabu, Ricardo Fischer, Dejan Todorovic y Álex Mumbrú- superando los diez puntos anotados. Un 15-0 en el acto inaugural cimentó la primera escapada de los locales y el golpe de gracia llegó en los cuatro minutos y medio finales del tercer cuarto, con un abrumador 20-0 que dejó al rival sin respuesta, tocado y hundido ante un abordaje a base de triples, mates y penetraciones por doquier.

El Joventut mostró sus cartas desde el arranque de la contienda. Sus ataques buscaban con insistencia a Jerome Jordan en el poste, donde superó a Mickell Gladness, y en caso de no encontrar vías de suministro lo fiaban todo al juego uno contra uno de Maalik Wayns y Patrick Richard. Fue así como los de Ocampo manejaron las primeras rentas, aunque cortas, en el luminoso. Pero el Bilbao Basket compareció serio y concentrado y no tardó en imprimir a la contienda las líneas maestras que más beneficiaban a sus intereses. Con la sociedad belga Tabu&Hervelle facturando los primeros 13 puntos del equipo, los de Mrsic firmaron cinco minutos de magnífico baloncesto que hizo posible que pusieran pies en polvorosa. Con Tabu penetrando y fusilando desde lejos, Redivo robando y corriendo y Thomas aportando la chispa que tan bien le viene al equipo bajo ambas canastas, del anodino 7-9 se pasó a un contundente 22-9. Los anfitriones corrían a la mínima oportunidad, movían la bola con rapidez y precisión y, sobre todo, defendían con una intensidad extraordinaria. Así se explica el 27-13 con el que acabó el acto inaugural, en el que el 11 de 15 en tiros de campo de unos contrastaba con el 5 de 14 de los otros. Sin embargo, el Joventut se agarró al partido. La entrada a cancha del adolescente Nenad Dimitrijevic aportó consistencia y orden a su juego. El Bilbao Basket, como suele ocurrirle, sufrió un notable atasco ofensivo, reteniendo demasiado la bola, y los verdinegros aprovecharon los escasos tres puntos de su rival en cinco minutos para sujetarse sobre el alambre (30-23). Además, los de Mrsic regalaron demasiados tiros libres, aunque el Joventut no supo aprovecharlos (8 de 14 al descanso). Así, el partido entró en una fase de intercambio de canastas y los locales salieron bastante bien parados, aunque el Joventut castigó la defensa zonal ordenada por Mrsic con dos triples, el último prácticamente sobre la bocina, que evitaron que el colchón fuera de dobles dígitos en el ecuador de la contienda (44-35).

Demarraje definitivo A vuelta de vestuarios, una notable tacada ofensiva merced a otro triple de Redivo, un dos más uno de Tabu y un tiro libre de Thomas permitió a los anfitriones recuperar su máxima ventaja hasta el momento (51-37), aunque en primera instancia no fueron capaces de dar continuidad a su buen momento. El Joventut encontró demasiadas facilidades para anotar debajo del aro y un parcial de 3-10 le permitió recuperar parte del terreno perdido (54-47). Sin embargo, no hubo derrumbe. Ni siquiera tembleque. De hecho, ese fue el arranque de cuatro minutos y medio extraordinarios. Mrsic leyó a la perfección la situación, apostó por meter a Gladness en pista para que se plantara debajo de la canasta y a los visitantes se les hizo de noche. Su suministro de puntos colapsó, Mumbrú entonó el toque de corneta con sus primeros puntos en el partido y el Bilbao Basket viajó hacia la victoria con un abrumador parcial de 20-0 en el que hubo momentos de lucimiento para todos, para las penetraciones de Tabu, los tiros a una pierna de Fischer, los mates de Gladness, los triples de Todorovic y el aporte energético de Axel Hervelle. Con el público entregado, el 74-47 a diez minutos del final no dejaba dudas y el último cuarto se convirtió en un trámite, en minutos para que los hombres de negro sintieran la sensación agradable de manejar ventajas importantes a favor y el efecto revitalizante que ello tiene. Los de Mrsic se tomaron esos compases con bastante seriedad, amasaron rentas que llegaron a los 35 puntos (93-58) y se dieron un homenaje.