bilbao - El Bilbao Basket atraviesa la peor racha de resultados de su historia porque la ausencia de victorias se ha extendido a la dos competiciones en las que aún está participando. En la Eurocup no gana desde la primera jornada y acumula seis derrotas seguidas, pero atendiendo al contexto los equipos de la Liga Endesa están perdiendo este curso mucho más que en otros en las competiciones europeas y si eso les ocurre a clubes con plantillas muy poderosos, es normal que también le ocurra a este Bilbao Basket low cost.

El consejo de administración no lo entendió así y, considerando que el equipo da para mucho más, decidió la semana pasada tomar la traumática medida de cambiar de entrenador. Sin embargo, la llegada de Veljko Mrsic no ha tenido el inmediato efecto positivo que se esperaba y las derrotas siguen cayendo. La plantilla tiene unas carencias evidentes en las que todos los rivales hurgan en busca de hacer más grande la herida y unas peculiaridades en las que el técnico de Split está escarbando en busca de soluciones para cambiar una dinámica cada vez más peligrosa.

La solución está en el equipo porque las virtudes de unos jugadores son defectos en otros y se trata de encontrar la manera de equilibrarlas y compensarlas. Aquellos jugadores con más facilidad para sumar puntos son los que van más rezagados en lo físico y aquellos que pueden aportar un plus atlético carecen de amenaza ofensiva. De ahí, probablemente, surgen esos bajones de rendimiento que Mrsic denunció tras la derrota en Limoges y que se repiten machaconamente en los últimos partidos.

Se ha visto al croata proponer algunas defensas zonales para protegerse y reducir las distancias, pero este no suele ser un recurso válido para equipos que quieren ser ganadores y, de hecho, en los dos primeros partidos Mrsic no ha logrado que el Bilbao Basket reduzca de forma importante sus cifras de puntos en contra. Al revés, el equipo ha perdido punch en ataque, algo lógico cuando todos los movimientos se están revisando y adaptando al gusto del nuevo entrenador. Pero para este Bilbao Basket siempre será más fácil ganar si mete 85 puntos que si mete 65. Parece una obviedad, pero esta plantilla no está dotada para sostener una alta intensidad y eficacia en defensa durante muchos minutos porque en algunos emparejamientos cede muchos kilos y centímetros contra casi todos sus rivales.

Hasta ahora, el equipo ha buscado marcadores altos y en algunos partidos también ha pagado su déficit de calidad. Pero tiene mérito moverse por encima de los 80 puntos cuando la aportación del juego interior no alcanza ni una octava parte de esa anotación. La batería de pívots del Bilbao Basket es la que menos puntos suma en la Liga Endesa y ese hecho lastra a los hombres de negro en muchas situaciones. Se vio contra el San Pablo Burgos cuando el equipo fue incapaz de encontrar a Gladness en posiciones cercanas al aro incluso cuando le defendían jugadores mucho más pequeños.

El Bilbao Basket sufre en las situaciones de bloqueo directo, tanto a la hora de defenderlo porque las ayudas o no están bien colocadas o llegan tarde, como a la hora de atacarlo porque faltan pases a las continuaciones o capacidad de desborde para generar ventajas, atraer defensas y liberar lanzamientos. Un tercio de las canastas que ha metido Gladness ha sido asistidas por Tabu. El estilo del belga puede ser discutido, pero es uno de los pocos que rompe en el uno contra uno y su baja, evidentemente, supone un problema.

Cuando no se puede lograr ventajas en el uno contra uno, algo clave en el baloncesto actual, hay que recurrir al juego colectivo, a los movimientos sin balón o a generar canastas en los primeros segundos, que era lo que buscaba Carles Duran. Veljko Mrsic, como todos los de su escuela, pretende un baloncesto más disciplinado y ordenado, para eso también se requieren buenos bloqueadores, una gran lectura de juego y, sobre todo, gente que meta en los segundos finales de posesiones que generalmente van a ser más largas. Así, los guarismos en el marcador caerán en los dos lados, pero para asumir esa responsabilidad final y acertar hace falta una confianza de la que carecen ahora mismo la mayoría de los jugadores del Bilbao Basket.