EN esta Bandera de La Concha no solo está el duelo entre Bermeo y Hondarribia. La cita donostiarra es la regata en la que todos quieren estar y la mera presencia es un objetivo cumplido para muchas tripulaciones. La ilusión de remar en los dos primeros domingos de septiembre es capaz de arreglar hasta la peor de las temporadas. Algo así ha ocurrido en Zierbena. Los galipos han protagonizado un curso irregular, con regatas de mucho mérito, pero también días en los que se han hundido. Eso les ha dejado en la novena posición de la ACT. Pero en la localidad costera reina el buen ambiente por su trainera. Están en La Concha y el resto parece haber quedado de lado. La importancia de la bandera más deseada y a la que vuelven 23 años después. Es el retorno soñado desde hace demasiado tiempo en el club y algo por lo que ha luchado también Iker Gimeno. El patrón de Castro Urdiales, ganador en 2008, ha vuelto a la bahía donostiarra tras mucho tiempo. Y esos nervios volvieron a resurgir.
Zierbena quedó sin opciones ya desde la primera jornada. Era algo lógico, pero llegaron a mantener en jaque a Bermeo en el largo de ida. Al final acabaron sextos y afrontarán el segundo día con el objetivo de arrebatarle el puesto a Orio. “Siempre hay cosas que mejorar en ese sentido y está claro que al final pecas de novato. Estamos cerca de los oriotarras y a ver si podemos meterles el morro”, destaca Gimeno. Zierbena está peleando cara a cara con botes de tanda de honor en La Concha y aunque ahora no parezca una sorpresa tan grande debido a la calidad de su tripulación, pocos dirían hace años que se daría esta situación: “Estar en La Concha 23 años después es histórico y es todo un lujo que un club como este esté en una regata tan prestigiosa como la de Donostia”.
Zierbena volvió a La Concha y también Iker Gimeno: “Estoy muy contento y motivado en ese sentido porque al final son las cosas que te hacen seguir en estos niveles”. El castreño disfrutó en el agua y también lo hizo fuera de ella. La Concha es especial en todo los aspectos, impresiona, y el remero vive una situación única cada vez que desembarca. “Tenía olvidada esa sensación y es un plus de motivación que te hace recordar por qué estás aquí. Aunque me produjo más sensación ir del autobús a la rampa que entrar por ahí. Ese viaje se me hizo súper difícil, toda la piel de gallina”, añade.
Aunque el gran momento de Gimeno en La Concha fue en 2008. Con él en la popa, Castro consiguió alzarse con la bandera y el patrón vivió así uno de sus grandes momentos deportivos: “Añoro esa sensación. El día antes de la regata fue pura y dura tensión. Me tocó dormir con Jon Elortegi, que ahora está en Bermeo. Él me tranquilizó, para que se vea lo que es ser novato, y con gente así me sentí muy tranquilo. Lo único que hice fue hacer mi trabajo y ellos confiaban cien por cien en mí y fue una sensación increíble”. Este fue uno de los grandes logros de Gimeno con la Marinera. El patrón castreño enganchó una buena racha y fue amasando títulos uno tras otro: “No puedo pedir más, lo he ganado todo con el club de mi pueblo y te sientes agradecido”.
Pero esa época ya pasó para Gimeno. Las circunstancias le llevaron por diferentes clubes hasta recalar en Ziebena y ahí tuvo que trabajar duro para llegar a este momento. “Han sido un poco caóticos por todos los cambios que hemos vivido. El año pasado con Carpintero, al ser él de casa, era complicado remar y estuve en pocas regatas”, apostilla. El castreño siguió trabajando, los resultados no se dieron, pero él siempre mantuvo esa idea de que al equipo “hay que apoyarle en todo momento”. Esa mentalidad y el duro esfuerzo han tardado en dar resultado, hasta que llegó la regata más deseada.