SI una eliminatoria del play-off no lo impide, mañana será la última ocasión en que se enfrenten en una cancha Raúl López y Sergio Rodríguez, dos de los bases más creativos de las últimas dos décadas a los que se ha calificado de magos del balón por su capacidad para dominar los fundamentos del juego e integrarlos con naturalidad en el juego colectivo. Quizás en otros tiempos el catalán y el canario habrían estado sometidos al rigor que se les exigía a los jugadores de su posición, pero ahora muchos entrenadores se han dado cuenta de que el talento puede desenredar muchos de los nudos que componen un partido y que eso que puede parecer una frivolidad no es más que una solución para un problema.
Por desgracia, los seguidores de la Liga ACB no han podido disfrutar del apogeo de ambos jugadores al mismo tiempo. Cuando Raúl López debutó en la competición con el Joventut, Sergio Rodríguez aún era un chaval que vivía en el barrio de El Ortigal de San Cristobal de La Laguna y que trataba de imitar en la canasta de su jardín los movimientos, precisamente, del base de los juniors de oro que habían impactado en el Mundial de Lisboa y también los de Sasha Djordjevic, uno de los mejores en su puesto por aquel entonces en Europa, y los de Jason Williams, el mago blanco que habitaba en Sacramento.
El jugador de Vic puso rumbo a la NBA en 2002, el mismo año en el que Sergio Rodríguez se incorporó al Centro Siglo XXI de Fadura, donde terminó de pulir su juego antes de fichar por el Estudiantes y convertirse en 2004 también en un junior de oro, en su caso europeo. Fue la temporada 2005-06 la primera en la que las clases de magia de Raúl López y el Chacho coincidieron en la ACB. El catalán jugó en el Akasvayu Girona tras regresar de los Utah Jazz y el tinerfeño cumplió su última campaña en el club del Ramiro de Maeztu tras la cual logró el título mundial con España en Japón y tomó el camino inverso al marcharse a los Portland Trail Blazers.
La selección fue también un punto de cruce para dos bases diferentes. En 2006 y 2007 Pepu Hernández prefirió a Rodríguez, al que había hecho debutar en la ACB, por delante de López, pese a que este ganó la liga y la ULEB Cup al final de esa campaña. Sin embargo, en 2008 Aíto García Reneses hizo la apuesta contraria y llevó al de Vic a los Juegos Olímpicos de Pekín mientras el Chacho busca su hueco en la NBA. Raúl López fue partícipe de la plata olímpica al que añadió un oro europeo al año siguiente y un sexto puesto en el Mundial de 2010 en la que fue su última presencia con la selección española.
En 2011, el genio catalán firmó por el Bilbao Basket que la temporada anterior había eliminado al Real Madrid de las semifinales de la Liga Endesa. Sergio Rodríguez estaba en la plantilla blanca y pasó un duro proceso de readaptación al juego europeo. Nunca terminó de encajar con Ettore Messina, pero el italiano dimitió y las cosas no mejoraron hasta el punto de que hubo rumores sobre la posibilidad de que el canario acabara en el Bilbao Basket. Haber podido ver a los dos magos vistiendo de negro habría sido demasiado lujo para los seguidores de Miribilla.
madurez y dignidad La llegada de Pablo Laso fue mano de santo para el Chacho que a los 30 años está en la madurez plena de su juego y ya nadie le discute, ni en el Real Madrid ni en la selección española con la ganó la tercera plata olímpica y un oro y un bronce europeos. En la primera temporada de Raúl López en Bilbao, los hombres de negro apearon a los madridistas de la Euroliga, pero desde entonces el dominio blanco se ha acrecentado. Después de protagonizar una temporada a nivel colectivo, Sergio Rodríguez está en el pico más alto mientras el base del Bilbao Basket afronta el camino de la retirada con el deseo de seguir sumando para su equipo.
Con la presente, son ya cinco temporadas seguidas en las que las clases de magia y de talento se expanden por la Liga Endesa, en las que los duelos entre el Real Madrid y el Bilbao Basket permiten disfrutar el doble ya que dos jugadores, para los que el balón es la prolongación de su cuerpo, están uno frente al otro. Mañana Raúl López se despedirá del público que también le idolatró y al que dio algunos de los títulos que adornan su magro palmarés. Sergio Rodríguez, como cuando era un chaval que empezaba en el baloncesto, estará allí para tratar de aprender los últimos movimientos.