-No va a ser fácil. Estoy intentando quitar el foco de lo sentimental y centrarme en la preparación del partido, pero soy consciente de que va a ser durillo para mí en lo emocional. Vuelvo a la que considero mi segunda casa, al lugar en el que he vivido momentos inolvidables que voy a recordar siempre. Será muy especial.

¿Lo fue también el duelo de la primera vuelta en Murcia?

-Al jugar en casa y estar toda la semana centrado en el partido no tuve tiempo para pensar que iba a enfrentarme a unos chicos con los que trabajé tantos años y con los que conseguí tantas cosas. Quise aislarme de lo emocional. Esta vez no será lo mismo.

¿Qué ha supuesto el Bilbao Basket para usted?

-Ha sido un club con el que me he identificado muchísimo. Las finales de ACB y Eurocup, el año de la Euroliga? Me ha hecho mejor técnico y una persona mucho más madura. Me ha ayudado a ver las cosas desde muchos ángulos. Porque tú puedes lograr resultados con un equipo pero sin implicarte en lo personal y ese no fue mi caso en Bilbao. Fueron cuatro años que pasaron muy rápido y que no quería que acabasen, eso lo dice todo. La lástima fue que no pudimos conseguir ningún título. Lo tuvimos muy cerca pero nos medimos a equipos muy potentes.

¿Y Bilbao como ciudad?

-Me encantó desde el primer día que puse el pie en ella, me pareció superbonita por su ambiente, por tener monte, ría? Con el baloncesto fui feliz desde el primer día por tener la oportunidad de entrenar a ese equipo y luego está la gente que tuve la oportunidad de conocer. Ha sido un guion perfecto. Ser feliz en un sitio te permite sacar lo mejor de ti. Bilbao ha significado mucho para mí y siempre va a ser mi segunda casa.

Llegó en circunstancias complicadas, a mitad de curso y sustituyendo a Txus Vidorreta. ¿Hubo algo entonces que le llevara a pensar todo lo bueno que estaba por llegar?

-Cuando llegué la situación era difícil. Había un equipo muy bueno que desafortunadamente había cosechado malos resultados y estaba hundido psicológicamente. Hicimos lo que pudimos en esa primera temporada, quedándonos muy cerca del play-off, y luego, con trabajo e implicación, tuvimos un curso magnífico hasta llegar a la final de la ACB. Aquel año fue increíble, vivíamos día a día, crecíamos partido a partido. Porque recuerdo que cuando quedaban cuatro partidos para acabar la temporada regular perdimos contra Fuenlabrada y casi nos quedamos fuera del play-off. Soy sincero, no esperaba llegar a aquella final. Todo se disparó en la eliminatoria contra el Valencia Basket, nació el efecto Miribilla, luego llegó el Real Madrid, la final contra el Barça? Ahí cambió todo.

¿Hay algún momento que se le haya quedado grabado por ser especialmente bueno?

-Es imposible quedarme con uno porque hubo muchos. Alguna vez lo he pensado y no me decido. ¿El primero del play-off contra el Valencia Basket allí, que fue completísimo? ¿El del Real Madrid en casa en semifinales? ¿El del Madrid para eliminarles en Euroliga? ¿El que le ganamos por 15 al mejor CSKA de la historia? ¿Llegar a la final de Charleroi, un partido que de ganarlo podría haber cambiado la historia del club?

Tras su salida del equipo, usted siguió viviendo en Bilbao. ¿Cómo vivió desde fuera la caída en barrena del club?

-Con tristeza. El equipo había dado un salto enorme y estaba a punto de entrar en el grupo de los más fuertes de Europa. Eso a veces la gente lo malinterpreta, piensa solo en títulos cuando se habla de élite. Los títulos llegarían, o no, pero estábamos en un proceso muy bueno que tenía todo: un buen equipo, una gran ciudad, un pabellón ideal, un ambiente espectacular del que todo el mundo habla en Europa? Cuando estás tan cerca de conseguir eso y ves que todo se viene abajo? Fue muy duro verlo. Y te digo de todo corazón que menos mal que la agonía fue de solo un año, porque pudo haber sido mucho peor y acabar en la desaparición del equipo. Fue un año duro pero lo importante es que el equipo vuelve a estar en primera fila.

Usted mantiene un proceso judicial abierto con el club por las cantidades que se le adeudan. ¿Qué sensación le produce?

Es muy triste, lo digo de verdad. No esperaba llegar a eso, pero desafortunadamente? Mira, yo he seguido viviendo en Bilbao estos años, he sufrido como otra gente los impagos después de todo lo que hicimos por el club y hay gente que no lo ha valorado. Y me refiero simplemente a tomar un café conmigo y hablar. No sé por qué he sido el último de la cola cuando hablar conmigo es lo más sencillo del mundo. Nos podíamos haber sentado y solucionarlo todo. Ellos, por el motivo que sea, no han querido y yo he tenido que proteger mis derechos. Nadie sabe cómo lo pasé el último año, que fue durísimo, y no hablo solo de cifras. Me refiero a que, como responsable de un equipo en la cancha, yo estaba solo. Solo. Era responsable de mantener unido al grupo cuando nadie en Bilbao sabía que existían impagos de cuatro, cinco o seis meses porque seguíamos trabajando con la cabeza alta y con orgullo. Hasta que Moerman habló con un periodista francés nadie sabía nada en Bilbao. Me duele que la gente que tenía que valorar todo eso no lo haya hecho. Porque pudimos salir desde el día uno hablando de impagos y no lo hicimos. Con mucho mérito de los jugadores seguimos trabajando como siempre, sufriendo sin saber lo que iba a pasar el día siguiente. Y repito, estaba solo, porque nadie del club hablaba con los jugadores para explicar las cosas. Fue una situación complicadísima, pero es uno de los momentos con los que me quedo. Me siento orgulloso de todo lo que hicimos.

¿Ha sido imposible llegar a un acuerdo?

-La voluntad del club me ha extrañado mucho. Nosotros les hemos estado buscando, a mi abogado no le cogían el teléfono. Hubo solo una reunión y no quiero dar detalles, pero salí muy decepcionado por el comportamiento y por las ofertas que me pasaron, que eran inaceptables por decirlo de manera educada.

¿La decepción es tanto con los anteriores gestores como con los actuales?

-Sí. Quiero ser justo y a los anteriores gestores les agradezco que en su día apostaron por mí y me apoyaran, pero lo del último año? Eso no me lo esperaba, me decepcionaron mucho. A los últimos que han entrado, a los de Dominion, no les conozco personalmente, pero en el club sigue gente que sí me conoce y yo me he comunicado con ellos diciéndoles que conmigo era fácil quedar para buscar una solución, no lo han hecho y no sé la razón. Así es la realidad y nadie lo puede negar.

A estas alturas parece difícil llegar a acuerdos extrajudiciales (la vista entre ambas partes fue el jueves).

-A nadie le gusta tener que llegar a un juicio, sobre todo en mi caso hacerlo con un club al que yo quiero mucho, con un equipo en el que me he dejado la piel y el corazón. Me hace sentir fatal, pero tenía que defender mis derechos como profesional. Cualquiera haría lo mismo.

¿Cómo ha sido la vuelta a los banquillos de la ACB con el UCAM Murcia?

-Somos un bloque nuevo. Al principio tuvimos un calendario duro, con cuatro partidos ante rivales que juegan en Europa en las primeras seis jornadas, perdimos algún duelo aquí en los últimos segundos, con alguna decisión arbitral? Podríamos estar mejor, incluso en Copa, pero hay que quedarse con lo positivo, corregir errores y crecer. La Liga Endesa es larga y lo importante es construir un equipo mentalmente duro, cambiar la mentalidad jugando fuera porque somos un equipo que sufrimos mucho a domicilio mientras que en casa somos más duros. Últimamente estamos mejor, pero nos falta regularidad.

Sinceramente, ¿ha imaginado cómo será el recibimiento en Miribilla?

-He vivido en Bilbao el regreso de técnicos y jugadores importantes, como el de Txus Vidorreta. La afición de Bilbao es muy educada, reconoce a la gente que ha pasado por el club. Espero que incluso la gente a la que yo no le gustaba como técnico, algo que es normal que ocurra, reconozca lo que logramos aquellos años y el trabajo que hice por el club.