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Un encuentro para olvidar

Empequeñecido desde el salto inicial y borrado del partido desde el ecuador del primer acto, el Dominion Bilbao Basket cae con estrépito en la cancha de un Valencia Basket dictatorial

Un encuentro para olvidarEFE

Bilbao - Empequeñecido desde el salto inicial, borrado de la cancha desde el ecuador del primer cuarto y absolutamente aniquilado ya en el ecuador de la contienda, el Dominion Bilbao Basket vivió ayer en Valencia una tarde-noche para olvidar. Los hombres de negro recibieron un sonrojante sopapo en una cita digna de ser borrada de la memoria porque nada positivo puede sacarse de ella. Absolutamente nada. Los de Sito Alonso no estuvieron en disposición de competir en ningún momento, ni siquiera de fabricar una derrota honrosa. De principio a fin, el conjunto vizcaino se vio superado en todas las facetas del juego y su transitar sobre el parqué del Pabellón Municipal Fuente de San Luis acabó convertido en una tortura. La gota malaya que tuvieron que sufrir los visitantes fue tan dañina como constante hasta ese impactante 85-49 con el que acabó la función, con todos los cuartos resueltos a favor de los de Pedro Martínez, a quienes les bastaba prácticamente con la inercia para fundir a un rival que pedía a gritos que el suplicio llegara al final.

Y es que al Valencia Basket le bastó con un arranque serio y ordenado para dar carpetazo al asunto por la vía rápida. El 16-2 que reflejaba el luminoso cuando apenas habían transcurrido cinco minutos de juego ya no tuvo vuelta atrás porque los hombres de negro carecieron de los argumentos necesarios ni siquiera para maquillar el resultado. Los anfitriones, invictos en la Liga Endesa y poseedores de una maquinaria perfectamente engrasada, tenían muy claro cómo y dónde hacer daño a un rival mermado en el plano físico y cómo y dónde incidir en la faceta defensiva para convertir al Dominion en un equipo manso y previsible. Así, con una circulación de balón tan precisa como veloz y con una retaguardia activa y bien plantada, el cuadro de Pedro Martínez encontró alfombra roja para poner pies en polvorosa por vía de urgencia y ya no miró atrás.

Por su parte, los de Sito Alonso, con Tobias Borg y Alex Ruoff en el quinteto inicial supliendo a los tocados Clevin Hannah y Álex Mumbrú, recibieron las primeras rachas de viento como si del más potente de los huracanes se tratara y el agujero en el que se encontraron inmersos no hizo más que crecer y crecer. 16-2 en contra en el ecuador del primer cuarto, 26-10 al final del acto inaugural con un horrible tres de quince en tiros de campo, 39-12 a 3:24 del descanso, 43-18 en el ecuador de la contienda con un 6 de 27 en lanzamientos en juego y un mísero 1 en la casilla de valoración... Así las cosas, la segunda parte del choque fue incluso un trámite mayor que la primera, uno de esos sapos que de vez en cuando toca tragarse en el deporte de alta competición. El Valencia Basket aprovechó que jugaba a favor de viento para gustarse ante su público, bajó la guardia durante algunos minutos para reservar fuerzas para futuros compromisos pero tampoco perdió la oportunidad de hacer sangre ante un rival con el que se las ha tenido tiesas en muchas ocasiones en los últimos años. Como muestra, basta con destacar que los taronjas, tras el único tiempo muerto solicitado por Pedro Martínez durante toda la contienda, bajaron la persiana del choque con un parcial de 15-0 como respuesta al 0-10 que había cosechado el Bilbao Basket en sus únicos minutos mínimamente potables y que el 85-49 supuso la mayor renta, 36 puntos, registrada en el marcador durante toda la noche.

Desde el prisma de los hombres de negro, el duelo no hizo más que demostrar, de la manera más cruel posible, que el equipo no está ahora mismo para sujetar la mirada a rivales de tan elevado rango. Huérfanos de referencia interior desde la baja de Mirza Begic, con su fondo de armario dañado por el virus que mermó el rendimiento de Mumbrú y Hannah y con el físico disminuido por la acumulación de partidos, al Bilbao Basket se le vieron todas y cada una de sus costuras. Sin filo ni acierto en ataque, absolutamente bloqueado por la retaguardia valenciana, y con la defensa haciendo aguas y enviando constantemente al rival a la línea de tiros libres, el libreto de Sito Alonso se quedó sin argumentos para contrarrestar la pegada de un rival envalentonado y consciente de su capacidad para hacer daño a cualquier rival, más aún a unos hombres de negro que circulaban con la cabeza gacha cuando todavía quedaba más de medio partido por disputarse. Salvo los tiros de media distancia de Georgios Bogris y un arreón de Hannah en el acto final, a los visitantes les costó lo indecible sumar puntos a su casillero -ni siquiera se llegó al medio centenar, algo que solo había ocurrido una vez en la ACB- mientras que en el rival sumaron los doce jugadores que Pedro Martínez activó.

Al Dominion Bilbao Basket no le queda más remedio que digerir este varapalo, pensar que se trata de un traspié dentro de una dinámica notablemente positiva en las últimas citas y lamentar que, a día de hoy, no está para estos trotes.