bilbao- Retegi Bi afronta los cuartos de final ante un Aimar que debuta en el Manomanista el domingo.
¿Cómo llega a este partido de cuartos de final?
-Llego bien. He pasado un par de días que, al jugar de noche y demás, el cuerpo lo tienes cansado. Pero ya estoy mejor. Las manos me han respetado, porque acabaron golpeadas y el mano a mano es muy duro. Hoy -por ayer- he estado haciendo masaje en las manos y hasta el domingo toca tranquilidad.
El partido contra Ezkurdia, a pesar de tenerlo controlado, se le puso complicado tras una tacada de Joseba, ¿es una inyección de moral que pudiera darle la vuelta al encuentro?
-Sí, bueno, es una inyección de moral pero también anduvimos en la cuerda floja. No sabemos qué hubiera pasado si él se hubiera puesto a acabar, porque se puso a darle, darle y darle y eso le valió en su remontada. No hizo tonterías y yo cometí algún error, pero al final arriesgué y me salieron las cosas bien. Si me hubieran salido mal, hablaríamos de otra cosa.
Aun así, desde fuera dio la sensación de que estaba controlado, ¿cómo lo vio desde dentro?
-Que no lo estaba. El año pasado me hizo un 12-0 Abel y este me podía haber metido un 18-0. El mano a mano es así. Mire, un año Aimar se puso 1-0 contra Juan y quedaron 22-1. Aquí con el saque se hace mucho daño. Creo que nuestro partido fue bueno, peloteado, y con dos partes diferenciadas: la primera la dominé yo, y la segunda, al revés.
Tomó riesgos y la moneda salió cara.
-Yo vi que ya estaba cansado y él también tendría que estarlo. Arriesgué y esperaba que no llegara a las dejadas. Cuando llevas más de 300 pelotazos, aunque no eches la dejada perfecta ya no arrancas.
Contra Aimar no tiene margen de error.
-Por algo es el campeón. Aimar es gran pelotari y a favor mío puede jugar que esté nervioso, porque tiene que defender el título. Aunque para este tipo de partidos pelotaris como Juan o Aimar siempre salen a tope.
Dicen que el primer partido siempre es el más peligroso
-Eso juega a favor mío. Es a un solo partido y te puedes ir a la calle. Él tiene más presión, pero con los años que lleva tiene que tener superado eso.
En 2009 doblegó a Aimar en el Cuatro y Medio y es su distancia, ¿no?
-El recuerdo que tengo es que aquel día me salía la pelota muy bien y me salió todo redondo. Le metí varios saques y aquel día fue increíble para mí.
¿Dónde está la clave para ganar a Aimar?
-Como en todos los partidos: acertar con el saque y que no te meta saques él. La clave está en sacar bien, restar bien y en el primer pelotazo que te queda darle con toda tu alma para tenerle muy atrás.
¿Tocará arriesgar?
-Yo no soy de los que llevan las cosas planeadas de antemano, porque llevas una cosa, pasa otra y no sabes darle la vuelta. Lo mejor es improvisar, ver las sensaciones, el cuerpo y los nervios. A lo que más miedo tengo es a que me aguanten las manos. Yo llevo poco trapo y se nota más.
¿El Manomanista se convierte en una reivindicación para usted?
-No es reivindicar. El mano a mano es muy complicado. Estás dos o tres meses preparándote y llega el primer día y te puedes ir para casa. Después de todo el trabajo, que nadie ha visto, te vas para casa y se te queda una cara de tonto increíble. Al final, uno de los dos se tiene que ir. Es muy duro, física y psicológicamente. Te preparas a conciencia, te preparas bien, ese día no te salen las cosas y te vas para casa. Y no pierdes uno o dos meses, pierdes un año. Al siguiente eres un año más mayor, tienes uno menos de contrato y es duro.
¿Qué tal lleva los nervios en este tipo de partidos?
-Lo que no sé es cómo lo llevan los demás. La semana pasada entrené mal: Rezusta me sacó a pelotazo limpio y estuve de recogepelotas. Empiezan las dudas y, con los nervios y las dudas, no sabes cómo saldrán las cosas. Quizás me ayudó en el partido porque salí muy serio. Otros días te encuentras muy bien, sales confiado y te dan el palo