bilbao - "¡Felicidades, mamá!", gritó el campeón con motivo del Día de la Madre, nada más deslomarse de su proyectil de dos ruedas, en el marco de MotoGP, en Jerez. Y mamá, vibrando aún, porque una madre no termina de acostumbrarse nunca a la profesión de un hijo piloto, tampoco a las victorias del mismo, porque todo se consigue mediante la exposición al riesgo, dice que esto, el sobresaliente de su descendiente, su arte en el pilotaje, su talento, es "una cosa innata", algo que llegó como inyectado por el cordón umbilical y que se ha ido gestando en el interior de un cuerpo de apariencia inofensiva, pero de quien el propio Giacomo Agostini, el más laureado de todos los tiempos -y Valentino Rossi le sigue la corriente-, dice que puede ganarlo todo esta temporada. Dice algo así como que 2014 puede convertirse en el jardincito por el que pasear los domingos, una cosa aseada, impoluta de competencia.

Por de pronto, en el Gran Premio de España, carrera en la que pasaba a convertirse en centenario en el Mundial, SuperMárquez siguió sumando. Ya son cuatro poles de cuatro posibles y cuatro victorias de cuatro. O sea, ha firmado todo lo habido y hay quien especula con lo del por haber. Porque, ¿cuál es el límite? Él mismo lo reconoce: no lo sabe. Simplemente, va resolviendo los problemas que se le van planteando. Va forjando cauto su leyenda, cada día más bestial.

La superioridad con la que se maneja Márquez tiene un peligro. Y es que corre el riesgo de transmitir altanería. Porque si su discurso nace desde la sinceridad y dice cosas como las de ayer, puede confundir. "Me lo he pasado bien las dos primeras vueltas. La carrera ha sido un pelín aburrida, esperaba más batalla". Y es que dos vueltas le sostuvo el pulso la competencia. Así fue, literalmente. El chico no miente, no es soberbio ni chulesco.

Solamente Rossi estuvo en disposición de inquietar a Márquez, de poner traba al desesperante joven de 21 años. El italiano le metió la moto como pudo y donde pudo, sin cuartel. Pero el catalán no tembló. Viceversa. Cogió fuerza su fogosidad. Respondón, se armó con el gas. "Vámonos, que luego nos pillarán", pensó. Nada más lejos de la realidad. En la segunda vuelta imprimió ritmo de vuelta rápida y seguido trenzó tres giros endosando medio segundo de diferencia a su inmediato perseguidor, un Rossi que se defendía de un Jorge Lorenzo rezagado por una mala salida. De modo que agotadas cuatro vueltas al circuito de Jerez, Márquez dijo adiós para no volver. Se perdió camino a la victoria. "Era imposible seguirle", diría Il dottore, rendido.

Si bien es cierto que antes, Rossi le adelantó en dos ocasiones, y también Lorenzo en una. Pero la pronta reacción de piloto de Cervera dejaron esos preciosos lances de las dos primeras vueltas en anécdota. Los pilotos Yamaha no pudieron trabar al campeón y terminarían defendiéndose de un Dani Pedrosa en progresión. El de Castellar del Vallés tardó demasiado en entrar en acción como para opositar a más que la tercera plaza que obtuvo, tras Rossi.

Márquez logró así el triunfo en el único circuito del actual calendario donde no lo había logrado. Lo hizo tocando a las 100 carreras, sumando 100 puntos, enlazando cuatro triunfos en las cuatro primeras carreras del año, lo que no se conseguía desde 1992, cuando lo hiciera Mick Doohan. Y es que ya no hay nombres que empequeñezcan al joven, que si quiere divertirse más deberá detener su moto. Su madre quizás se alegre. Se iría el peligro. Pero ¿quién le iba a dedicar semejante homenaje?

1. Marc Márquez (Honda) 45:24,134

2. Valentino Rossi (Yamaha) a 1,431

3. Dani Pedrosa (Honda) a 1,529

4. Jorge Lorenzo (Yamaha) a 8,541

5. A. Dovizioso (Ducati Open)a 27,494

1. Marc Márquez (Honda) 100 puntos

2. Dani Pedrosa (Honda) 72

3. Valentino Rossi (Yamaha) 61

4. Andrea Dovizioso (Ducati Open) 45

5. Jorge Lorenzo (Yamaha) 35