bilbao - Décimo hace un año en la Het Nieuwsblad, la prueba que abre la temporada de clásicas del pavés, Egoitz García mejoró ayer en un puesto ese resultado, fue noveno, y el sensible avance numérico esconde algo mucho más relevante para el futuro del vizcaino, 27 años aún, en un universo tan indomable y exclusivo como el del adoquín. "Es un gran paso para mí porque es como la confirmación de que me desenvuelvo bien en este terreno, en estas condiciones de carrera", dice el vizcaino del Cofidis tras un día de frío y lluvia, de barro en las orejas y en el paladar, de dedos entumecidos, de dureza, al fin y al cabo, de sentir tanto el sufrimiento que se refleja, por ejemplo, en el gesto de dolor y victoria de Ian Stannard sobre Greg Van Avermaet, otro rostro retorcido sobre el asfalto mojado de Gante.

"Fue la lluvia lo que lo cambió todo", explica Egoitz. El agua que apareció bien avanzada la carrera para desfigurar los cuerpos, añadir tensión y remover el pelotón. Se cayó Hushovd, descartado como Paolini, vencedor un año antes, que también se fue al suelo. No asomó Chavanel, ni Stybar, y Boonen estuvo sin estar donde le corresponde. Y el agua que convierte los adoquines en brillantes piedras de cristal, hizo prudente al vizcaino, habitualmente osado. "Se ha puesto peligroso y no quería ir al límite". Algo ha aprendido en tan poco tiempo. La prudencia, de todas maneras, le alejó de la cabeza de la carrera. "Tuve que ir de atrás adelante". Regresó a tiempo para colocarse al frente en la cota de Leberg, a menos de 50 kilómetros, el momento decisivo donde se movieron los grandes equipos, el Sky, el Omega y el Belkin y se movió con ellos Egoitz, con Nike Terpstra, Lars Boom, Boasson Hagen, Demare, Offredo y Van Bilsen, como uno más que sabe del juego y ve carrera, "pero en un gesto instintivo casi, tras asimilar automáticamente qué equipos se movían, quiénes quedaban atrás y lo que podía suceder". Le dijo la experiencia que era un buen momento, y lo fue porque el grupo hizo camino, pese a que se desmigó poco después en el corto y durísimo Molenberg donde se quedó Egoitz anclado, un poco porque Offredo se cayó a la entrada de la estrecha curva que daba acceso al muro e hizo perder velocidad al vizcaino, que iba detrás, otro poco porque no acertó con la presión de las ruedas, demasiada para un día de lluvia, y fundamentalmente porque se sintió sin fuerzas para resistir el ritmo demoledor de Terpstra al que solo dio respuesta Boom y, después, Boasson Hagen. Un pinchazo antes del último tramo de pavés de Lange Muret eliminó a Boom, mientras Hagen y Terpstra fueron atrapados poco después, a 16 kilómetros, por el grupito al que se había agarrado bien Egoitz y del que despegaron Stannard y Van Avermaet para jugarse la victoria en un sprint cerrado y doloroso. Luego llegaron Boasson Hagen, Vanmarcke y Terpstra. Y después el grupito en el que Egoitz esprintó para ser noveno, lo que le sorprendió a él mismo y le recordó el pésimo final de hace un año, donde fue décimo y último del grupo. "Será", pensó ayer, "que algo estoy aprendiendo". O que se va, pudo haber añadido, haciendo un hueco entre los adoquines.

1. Ian Stannard (Sky)4h49:55

2. Greg Van Avermaet (BMC)m.t.

3. Boasson Hagen (Sky)a 24''

4. Sep Vanmarcke (Belkin)m.t.

5. Niki Terpstra (Omega)m.t.

6. J. Drucker (Wanty)a 1:34

7. Taylor Phinney (BMC)m.t.

8. Dries Devenyns (Giant)m.t.

9. Egoitz García (Cofidis)m.t.

10. Arnaud Demare (FDJ)m.t.

11. Luke Rowe (Sky)m.t.