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l A Comisión Europea ha sacado la lupa del fondo del cajón para dilucidar si los clubes de fútbol regidos por sus socios han tenido ventajas fiscales ilegales respecto a las sociedades anónimas deportivas y con ello se reabren los debates sobre si el Athletic puede mantener su modelo o si estaría en riesgo su filosofía en el caso de que se transformara en una sociedad anónima deportiva. En el caso de este último supuesto, en Ibaigane podrían tener en cuenta el ejemplo de los Green Bay Packers. Se trata de otro fútbol, otros colores, otra ciudad y otro marco jurídico y deportivo, pero el Athletic puede encontrar un espejo en el que mirarse en este equipo de fútbol americano de una pequeña ciudad de Wisconsin. Su idiosincrasia, es el único equipo de todo el deporte profesional de Estados Unidos dirigido por sus aficionados, le convierte en una excepción en el cruento mundo de las franquicias deportivas. Es otro ejemplo de una afición que decide ser David en lugar de Goliat. Es el Athletic del fútbol americano.

Los Green Bay Packers nacieron en 1919. Si los inicios del Athletic estuvieron marcados por la efervescencia industrial de la época, en el caso del equipo norteamericano las empresas locales también tuvieron su influencia. El equipo tomó su nombre de la empresa en la que trabajaba el fundador del equipo, Earl Lambeau: la Indian Packaging Company, una empresa que se dedicaba a empaquetar los productos lácteos típicos de la zona y que aportó 500 dólares para la compra de los uniformes y material deportivo. El equipo cuajó de tal manera en Green Bay y alrededores que se ha convertido en la única franquicia de propiedad comunitaria en todo el deporte profesional de Estados Unidos. En las ligas nacionales de fútbol, baloncesto y hockey lo habitual es que una persona o sociedad jurídica sea el dueño del equipo teniendo en su poder la mayoría de las acciones, pero los Packers pertenecen a 363.491 accionistas que manejan un total de 5.017.925 acciones. Está establecido que nadie pueda comprar más de 200 acciones, por lo que es imposible que el equipo abandone la ciudad en la que juega, algo habitual en el deporte profesional americano. Es algo que, por ejemplo, ocurrió en la NBA el pasado año, cuando los Nets de Nueva Jersey se trasladaron a Brooklyn.

el comité ejecutivo A lo largo de su historia los Packers han realizado cinco ventas de acciones. La primera en 1923 y la última en 2011, cuando se vendieron a 200 dólares cada una. Cada una de estas campañas se ha realizado con el fin de realizar importantes inversiones como la construcción o remodelación de sus instalaciones. La propiedad de acciones no trae consigo ningún privilegio en cuanto a abonos de temporada o entradas y, aunque existe la venta privada, solo se permite la transferencia entre miembros de la familia inmediata del propietario. Los accionistas eligen un consejo de administración de 45 miembros y este a su vez forma un comité ejecutivo de siete personas en el cual solo el presidente recibe una compensación económica por su trabajo. Él será el encargado de representar a todos los accionistas en las reuniones de la NFL en la que se sientan los 31 dueños de las otras 31 franquicias de la liga. Huelga decir que la NFL realiza una excepción con los Packers al entender que su filosofía y naturaleza existía antes de que se crease toda la normativa que rige la competición.

la lista de espera Los Green Bay Packers pasan por ser el equipo más laureado del país con nueve campeonatos de la NFL y cuatro Super Bowl. Este palmarés parece asombroso al comprobar que con 104.000 habitantes Green Bay es la ciudad más pequeña con un equipo en la NFL. Cada vez que el equipo juega en Lambeau Field, su estadio de 80.000 localidades, la ciudad se queda desierta. Entre los récords que poseen los Packers está el de que han conseguido llenar totalmente su estadio en cada partido desde 1960. Es misión imposible conseguir una entrada. La lista de espera para hacerse con un abono de temporada sobrepasa los 110.000 inscritos y se estima que el tiempo de espera es de treinta años. Lo habitual en la ciudad es que nada más tener un hijo se acuda con la partida de nacimiento a inscribirse en dicha lista de espera. Acudir a la Tundra Congelada, apodo que recibe el campo por las difíciles condiciones climatológicas que lo hacen casi inexpugnable en los play-off, es casi imposible, lo que hace que los abonos pasen en la herencia de padres a hijos y que todos los partidos como local sean televisados en Wisconsin, privilegio que solo tienen otras tres sedes de la NFL.

Lambeau Field, como San Mamés, también está en obras, esta vez para mejorar un atrio por un coste de 140 millones de dólares financiados por los propios Packers. El campo se construyó en 1957 y fue el primero en erigirse exclusivamente para un equipo de fútbol americano. Hasta entonces el equipo jugaba en Milwaukee y para contentar a los aficionados de esa ciudad, hasta 1997, el equipo jugaba al año tres partidos allí. A partir de ese año, los exabonados de Milwaukee reciben entradas para un encuentro de pretemporada y para el segundo y el quinto partido como local. Los abonados de Green Bay reciben entradas para el resto de partidos.

Mientras que la gabarra es el medio de transporte que simboliza la fusión entre jugadores y aficionados en el Athletic, este rol lo ocupan en Green Bay las bicicletas. Desde 1957 los jugadores utilizan las bicicletas de los aficionados más jóvenes para deplazarse desde los vestuarios hasta el campo de entrenamiento en las sesiones de pretemporada.

A primera vista los Packers y el Athletic no tienen nada en común en sus uniformes, ya que el equipo americano luce de verde y oro. Sin embargo, en su casco hay dibujada una G desde 1961. El club se apresuró a anunciar que no era la inicial de Green Bay, sino de greatness, 'grandeza' en el idioma de Cervantes. Así, con humildad. Como los de Bilbao.