bilbao. Blanco, sin riego, el síndrome de Raynaud, más conocido como el del dedo blanco, atenazó a Jokin Argote (Meagas, 6-VIII-1982) en febrero de 2009. Amenazaba tormenta el dedo corazón de su mano diestra. Y tuvo que pasar por el quirófano el guipuzcoano para evitar una posible amputación y volver a jugar a pelota. Opción que ya no ha contemplado en esta ocasión. El zaguero de Asegarce lleva desde el pasado 15 de abril sin vestirse de blanco -su último partido fue en Salamanca- y por culpa de una fibrosis en la mano derecha, la misma que la lesión anterior, tendrá que dejar de jugar a pelota. Ayer le fue comunicada vía telefónica al pelotari la decisión de la operadora de que no continuará ligado a Asegarce en cuanto se le acabe el contrato. De este modo, el manista, tras ocho meses de calvario continuo, tendrá que abandonar el profesionalismo pelotazale sin haber jugado en una despedida.

Relata el guardaespaldas de Meagas que "llevaba ya un año con la mano mal, de la que no me recuperaba. Recurrí a médicos, masajistas, fisios, a cambiar los tacos, a ponerlos de mil maneras... Pero la cosa no ha mejorado". Así, Argote, campeón del Parejas de Segunda en 2007 y 2008 y del Manomanista de Segunda en 2009, no ha visto solución a la fibrosis de su mano diestra. "Es una bola en el tendón que me aprieta y molesta, pero solamente para jugar a pelota. Hago vida normal y para nada más me condiciona. Al final, no hemos podido encontrar solución ninguna y se me ha calcificado y todo", admite el zaguero. Así las cosas, desde Asegarce comunicaron ayer al guipuzcoano su intención de que no seguirá en la disciplina de la operadora bilbaina, cosa que ya tenía "superasumida". "Desde finales de verano ya tenía más o menos claro que no iba a seguir", remacha Jokin.

No obstante, a pesar de todo, para Argote no había ni siquiera una opción de operarse. "He empezado a trabajar en una empresa y ni se me ha pasado por la cabeza intervenirme la mano. No era plan de operarme y estar unos meses de baja", desvela el manista guipuzcoano, quien agrega que "en algún momento sabía que la pelota se iba a acabar, que no era para siempre. Me ha tocado dejarla por una lesión y lo que más pena me da es no poder despedirme de mis compañeros y de todo el mundo profesional con un partido vestido de blanco". Y es que el último envite queda ya muy lejos, alojado en fotogramas amarillentos en la retina. En el retrovisor.

"Aunque he tenido que abandonar la vida de deportista en la pelota, que me gustaba muchísimo, he tenido la suerte de encontrar un trabajo, cosa harto complicada en los tiempos que corren", desgrana Argote, que apostilla, siempre positivo, que "estos meses, la verdad, me he quedado bastante desconectado del mundo profesional y no creo que siga ligado a la pelota como técnico, aunque nunca se sabe".

De este modo, Argote, quien debutó en el Aritzbatalde de Zarautz un 17 de junio de 2006 después de imponerse en el Biharko Izarrak de Mallabia y el GRAVN de ese curso, dice adiós a su carrera como profesional de forma prematura, con solo 30 años, una buena edad para un pelotari. "Aprovecharé para hacer otros deportes", finaliza.