BILBAO. EL Dakar, la prueba reina del automovilismo, donde el hombre y la máquina son exigidas al máximo para poder superar el duro desierto, comienza hoy en Lima. Las potentes estructuras del sector acuden con sus mejores creaciones con la intención de triunfar en las dunas y ganarse el reconocimiento internacional. Ese es un Dakar. Sin embargo, hay otro muy distinto. El de los aventureros privados que se enfrentan a los riesgos de las arenas sudamericanas sin apenas ayuda. Uno de ellos es Ignacio Corcuera Livingstone, un bilbaino que ha decidido ir más allá y acude en solitario, sin ni siquiera un mecánico que le haga las reparaciones, a la capital peruana con el objetivo de ser el primer vizcaino en terminar la gran travesía del motor.
Desde hace treinta años, la vida de Corcuera está relacionada con los todoterreno. Este bilbaino ha hecho todo lo posible con los 4x4: Competiciones, travesías, formar a otros pilotos e incluso escribir un libro. Livingstone ha ido quemando etapas y sin prisa pero sin pausa, ha llegado a la cima del automovilismo: El Rally Dakar. "Tomar la salida el año pasado fue un éxito, la culminación de un sueño. El mío y de toda la gente que está detrás ayudándome", afirma en referencia a la edición anterior.
En 2012, el aventurero bilbaino se quedó fuera de carrera por llegar 10 minutos tarde a un control. Pero, a pesar del abandono, Corcuera no califica como fracaso su primera participación en la prueba sudamericana, todo lo contrario: "No solo hicimos una o dos etapas, hicimos ocho y cada día en el Dakar es oro. Además fue una manera de aprender porque solo conoces la carrera cuando la vives".
Durante la prueba, Corcuera no mirará la clasificación, "Al igual que el 90% de los participantes", su objetivo es muy distinto: "Terminar es casi una utopia. En solitario y con los medios que disponemos es muy difícil. Llegar a Santiago después de quince días de competición es ya una gran victoria".
Una aventura para la que el propio Livingstone reconoce que hay que tener mucha voluntad, además del palmares que te exige la propia organización. Una trayectoria más que contrastada después de triunfar en diferentes raids e incluso ganarse el reconocimiento del propio Dakar, "Cuando la propia organización te cita, significa que las cuatro millones de personas que consultan la web saben que hay una persona de Bilbao que corre en solitario y que es el ejemplo de lo que ellos llaman la ley más dura del Dakar. Todo ello fue una medalla, un triunfo".
Además de la propia organización, sus propios compañeros de competición respetan a Ignacio, al igual que la gran mayoría de pilotos tienen en cuenta a sus adversarios, "Nosotros reconocemos a los que compiten y ellos a nosotros, que con nuestros medios peleamos por acabar", además el bilbaino va más allá: "Yo no tengo rivales humanos, para mí todos son amigos, el cronómetro es mi único enemigo".
Corcuera ha preparado al máximo su coche, como su propio cuerpo, porque estas pruebas son "un binomio entre la maquina y la persona". Este año, Livingstone ha decidido correr con un RZR 900XP Polaris, apodado por él como Txantxangorri, un vehículo apropiado para sus características y la conducción en solitario, según el propio piloto. "Hemos adecuado el coche para los cambios bruscos de temperatura, para el calor, cuando atravesemos el desierto del Atacama, y para el frío, en los Andes, a 4.700 metros de altura". Además, el propio bilbaino se ha ejercitado a tope, "Me he entrenado como un corredor de maratón".
"La fuerza mental es más importante que la física. Ella será la que nos ayude a terminar", reconoce. Corcuera sabe que sin ello no será posible llegar a Santiago: "Cuando ya no tenemos fuerzas, no existe esa resistencia física, porque no la puedes tener debido al frío, al hambre y a todo lo que te ha ido minando. Solo lo que te hace seguir adelante es la fortaleza mental".
Un requisito que será indispensable para Corcuera, que además de enfrentarse a los propios riesgos de la carrera, tendrá que trabajar después de ella: "Mi presupuesto es tan modesto que no me da para compartir un mecánico con otro equipo y soy yo el que tiene que hacer las verificaciones mecánicas del vehículo y si es necesario arreglar las averías, con el mejor ingenio y ciencia que sea capaz de desarrollar". Además, Livingstone deberá llegar cada día a meta si quiere continuar en carrera. "Con mis medios, lo único que he podido hacer este año es alquilar un espacio en un camión para que me lleve las piezas al campamento. Pero, en carrera no tengo ayuda así que si pasa algo tengo que llegar hasta el final para sustituir la pieza dañada".
A pesar de todo esto, Corcuera no tiene miedo a nada: "No me dan miedo ni los accidentes ni los vuelcos, he volcado muchas veces con buggies y se que no pasa nada, son muy seguros". Sin embargo, lo que más teme es una "avería irresoluble, algo que no dependa de mí".
Corcuera estará solo en Sudamérica pero no se enfrentará en solitario a los peligros del Dakar, detrás de él hay un equipo de quince personas que trabaja codo con codo con el bilbaino con el objetivo de que Livingstone pueda subir al podium de Santiago de Chile, "Es un trabajo muy duro, que a veces tiene recompensa y otras no, pero nosotros creemos que este año será posible acabar", afirma.
Hoy, Corcuera comenzará su carrera en Lima. Es su segundo Dakar en solitario, su segunda aventura en arenas sudamericanas. Sin embargo, Livingstone no se conforma: "Ya estamos pensando en el siguiente año, no hemos comenzado este y ya miramos a 2014. Esa es la idea del Dakar, hay un reto y cada edición hay que hacerlo mejor porque la prueba se supera a sí misma y cada vez es más dura". Una frase que demuestra la fuerte convicción de este bilbaino que sueña con hacer historia en Suramérica.