la nieve del Himalaya se convirtió ayer en una alfombra roja para la presentación de Rope Up, la primera película de Edurne Pasaban. La montañera de Tolosa, tras coleccionar las catorce cumbres de más de 8.000 metros, se propuso en 2011 regresar al techo del mundo, al Everest. Pasaban inauguró precisamente allí su nómina de ochomiles una década antes. En aquella ocasión la guipuzcoana alcanzó la cima ayudada de bombonas de oxígeno, algo que no volvería a repetir en sus siguientes ascensos a ochomiles, por lo que quería volver a subir el Everest sin las bombonas. Aunque Edurne Pasaban viajó con la intención de crear una serie de televisión de 10 capítulos, presenta ahora una película de 50 minutos: "Queríamos hacer otra cosa de un formato diferente. El Mendifilm existía y siempre me decían 'tienes que venir algún día' y me parecía bien, pero creía que había que venir con un buen producto. Lo fuimos hablando y decidimos sacar una película de todas aquellas horas de filmación que teníamos".
Revisar el material de esa expedición, en la que no se consiguió la cumbre y que se convirtió en el inicio de una amarga polémica, supuso al principio un trabajo poco apetecible. "Aquella experiencia fue algo dura y por una parte he tenido que tragarme lo que pasó y dejar que pase todo", recuerda la alpinista de Tolosa, "una vez que ha pasado me he animado a hacerlo".
Partir al Everest con la misión de filmar la expedición ha sido una vuelta de tuerca que a Edurne Pasaban le ha cambiado la manera de enfocar su trabajo: "Cuando estás haciendo los catorce ochomiles sí es verdad que tienes una presión. Estás solo a lo que es la parte deportiva. Esta expedición ya eran dos objetivos: subir a la cima sin oxígeno y filmar. Ahí me di cuenta, no de que era más presión, pero sí de que era una responsabilidad mucho más grande". Pasaban ha contado en muchas expediciones con la presencia de Al filo de lo imposible, por lo que estaba acostumbrada a la convivencia con cámaras, pero esta vez el matiz era diferente: "Cuando tú estás dentro de la producción, es más tuyo. Nos teníamos que encargar entre todos de la responsabilidad de filmar. Siempre había una cámara al lado y hay que acostumbrarse a eso. De hecho, antes te preguntan si estás preparada para eso". La guipuzcoana reconoce que todo ha sido más llevadero gracias a que estaba rodeada "de colegas".
"la importancia del equipo" La alpinista se mostraba radiante ayer en la presentación de la película. "Ha quedado bien", valoraba, "es una película que está filmada con mucha calidad, con mucho cariño. Está muy bien hecha. El concepto de lo que es subir al Everest está muy bien plasmado". Pasaban, que ha colaborado en montar parte del metraje, ha querido rendir homenaje a los compañeros que ha tenido a lo largo de su carrera: "Lo que he querido transmitir en esta película es explicar lo importante que ha sido el equipo que he tenido todos estos años. Para mí es contar una historia de agradecimiento para la gente con la que he escalado los catorce ochomiles. No salen todos con los que he escalado, pero es como un 'gracias' para todos los que han hecho posible que yo termine los ochomiles".
La montañera vasca está orgullosa de la cinta presentada en el Mendifilm, pero desconoce si la película visitará otros certámenes y festivales: "De momento no hemos pensado en mucho. Para mí era importante presentarlo en el Mendifilm, al lado de casa. Si hacía algo era para este festival. Nuestra intención era estar aquí". Eso sí, advierte de que el gusanillo de las películas se le ha quedado dentro y no descarta que en un futuro no muy lejano se puedan ver más trabajos suyos de este tipo: "Sí creo que haré cosas. Ahora me voy a inclinar más por la exploración, por montañas de 6.000 metros que están sin escalar. Sí que me veo filmándolo todo y haciendo cosas chulas de todo lo que hagamos de aquí en adelante".
Sin más ochomiles por conquistar, Pasaban busca nuevos objetivos, empresas que le motiven y despierten su instinto más aventurero: "Se van a cumplir dos años en los que no he hecho nada. Necesitaba estar a otras cosas y buscar nuevos caminos. Montañas de 6.000 metros o de casi 7.000 metros que no han sido escaladas hay un montón. Estoy viviendo una cosa que antes no había vivido: recoger información alrededor de todo el mundo, consultar mapas y buscar cosas que me interesan . Antes ibas a un ochomil y sabías por dónde tenías que ir. Ahora buscar una ruta nueva es toda una aventura. Esto es lo que me gusta: buscar libros, mapas... Ahora tengo que buscar una cosa diferente que esté al nivel que yo quiera escalar. Es mucho curro, pero lo disfrutas. Es guay ponerte delante de los mapas y buscar".