La 'Décima' pesadilla blanca
La bestia negra del Madrid destroza su sueño en la agonía de la tanda de penaltis
REAL MADRID 2-1 BAYERN
REAL MADRID: Casillas; Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo; Khedira, Xabi Alonso; Di María, Özil (Min. 111, Granero), C. Ronaldo; y Benzema (Min. 106, Benzema).
BAYERN DE MÚNICH: Neuer; Lahm, Boateng, Badstuber, Alaba; Luiz Gustavo, Schweinsteiger; Robben, Kroos, Ribery (Min. 95, Müller); y Mario Gómez.
Goles: 1-0: Min. 6; Ronaldo de penalti. 2-0: Min. 14; Ronaldo. 2-1: Min. 27; Robben de penalti. Tanda de penaltis: 0-1: Alaba. 0-1: Cristiano, para Neuer. 0-2: Mario Gómez. 0-2: Kaká, para Neuer. 0-2: Kroos, para Casillas. 1-2: X. Alonso. 1-2: Lahm, para Casillas. 1-2: Sergio Ramos, alto. 1-3: Schweinsteiger.
Árbitro: Viktor Kassai (Hungría). Amarilla a Pepe, Arbeloa y Granero; y a Alaba, Robben, Luiz Gustavo y Badstuber.
Incidencias: Bernabéu, 82.000 espectadores.
madrid. El Bayern de Múnich se llevó en la tanda de penaltis el sueño de la Décima Copa de Europa del madridismo, tras un duelo épico convertido en clásico europeo en el que el conjunto alemán demostró porque es la bestia negra de un Real Madrid, que tras ganar 2-1 con doblete de Cristiano Ronaldo, acabó llorando por el fallo en los penaltis del portugués, Kaká y Ramos.
Era la primera vez en la historia del estadio Santiago Bernabéu que un partido de la Champions acababa en tanda de penaltis. El madridismo agarrado a la figura de su santo, San Casillas, y desolado cuando las dos paradas de su capitán, que igualaban la tanda, acabaron en nada con el disparo a las nubes de Sergio Ramos.
El Bernabéu se transformó en ese estadio de las noches mágicas europeas en uno de esos partidos que marcan la carrera de un futbolista. La imagen de un referente, Juanito, en un fondo. La casta. El ejemplo a seguir en una semifinal con sabor a final. En un duelo rebosante de fútbol en el que el Bayern cumplió su sueño: jugar la final en su estadio, el Allianz Arena.
Degustando la euforia de asestar un golpe definitivo a la Liga en el Camp Nou, saltó el Real Madrid al campo empujado por un ambiente que invitaba al miedo escénico.
La dureza inicial fue compartida. El Bayern intentaba frenar la avalancha con faltas tácticas. Lo que menos esperaba ocurrió. Un disparo de Di María lo rechazó Alaba con la mano desde el suelo. Penalti.
Era el momento de Cristiano Ronaldo. Siempre confiado en sus cualidades y con la moral por las nubes tras ganar el pulso a Leo Messi. Después de ver la cara más desdibujada en la eliminación europea del Barcelona, quería la final de Múnich y acercarse al Balón de Oro. Engañó a Neuer con el cuerpo. Gol.
El premio en la mano en un abrir y cerrar de ojos. Seis minutos y la grada explotaba coreando el nombre del futbolista que guía el rumbo a la Décima. Pero al Bayern le sobró personalidad. Supo levantarse. Tiene un equipo compacto y peligroso. El sistema de ayudas del Real Madrid comenzó a fallar. Pero Robben, con todo a favor, colocó mal el cuerpo y perdonó un gol cantado. Poco después Mario Gómez enganchaba su primer latigazo que sacó Iker como pudo y Khedira fue providencial rebañando el esférico cuando Ribery se disponía a marcar a puerta vacía.
El castigo no pudo ser más duro para el conjunto alemán. A la siguiente acción el Real Madrid explotaba su pegada y Cristiano, con un remate ajustado al palo, destrozar la leyenda de que el portugués no aparece en las citas importantes.
Dos goles de ventaja y el ambiente a su favor. El Real Madrid aceleraba rumbo a Múnich hasta que cometió los mismos errores que en el Allianz Arena. Reculó metros inconscientemente. Buscó el contragolpe y renunció a la posesión. Se adueñó de él el Bayern y bajo su dominio acabó consiguiendo un penalti.
Pepe derribó con claridad a Mario Gómez, que ganó la posición a los centrales. Robben no falló. Ajustado al palo. La eliminatoria estaba igualada. El Real Madrid había desaparecido del campo. Luego se impuso el respeto, y la suerte de los penaltis.