‘Flores en la basura’, mucho más que la biografía de Zarama
Se reedita el libro del líder del grupo, Roberto Moso, una radiografía de las inquietudes, problemáticas y sueños musicales y existenciales de toda una generación
Novelado y sin ánimo didáctico, Flores en la basura/Loreak Zaraman (Liburuak) es el libro escrito y ahora reeditado del periodista y cantante Roberto Moso sobre las andanzas de sus Zarama, el grupo de rock euskaldun que dejó para la historia clásicos como Magali, Bildur naiz, Gasteizko gaua o Iñaki, zer urrun dagoen Kamerun. Y su historia, su ascenso y caída, que diría Bowie, se muestra repleto de anécdotas, curiosidades, algo de resentimiento y mucha diversión, a la vez que retrato generacional de una época convulsa en lo musical, político y social.
Relacionadas
El adolescente Moso del 77, devoto del glam y de los Stones, creyó “ver la luz” con el advenimiento del punk y Sex Pistols. Precisamente de la letra del famoso God Save the Queen –“somos las flores en la basura/una gota de veneno en tu maquinaria humana”– extrajo el nombre de su grupo musical, Zarama, que define en el libro como “el resumen de mis mejores sueños”, marcados por “la militancia de hacer música en euskera” aunque él, “hijo proletario de Ezkerraldea”, no lo supiera y tuviera que aprenderlo a marchas forzadas. ¿El resultado? Seis discos de estudio grabados en una primera trayectoria entre 1977 y 1995, luego recuperada tras 14 años de parón en 2009 hasta 2013.
Moso, que hoy vuelve a juguetear con los micrófonos desde el grupo JAN!, siempre buscó que Zarama tuviera “una lectura universal”. Y así se desprende de este libro de memorias atípico que narra las aventuras/desventuras de un grupo de rock y su contexto político y social en unos años muy concretos, los 80 en Euskadi, pero que pueden ser trasladados a otras tierras porque, como atina Roge Blasco en su prólogo, funcionan como “una crónica esencial de una generación” al recoger “la memoria colectiva de las inquietudes y problemáticas de una generación” que lo quería todo... y ya. En nuestro caso, aderezado con “una buena dosis de represión y violencia política”.
Crónica novelística, conscientemente alejada de “la rigurosidad y lo enciclopédico”, Flores en la basura narra la historia de un grupo pionero del rock urbano y combativo cantado en euskera. Uno de “fin de semana” y entre colegas, que rechazó la profesionalización. Y su formación, crecimiento y desaparición son ampliables a otros cientos y miles: las idas y venidas de sus miembros, entre ellos el acelerado Josu Eskorbuto y Nekane, ambos azotados y barridos por sus dependencias químicas; los concursos musicales; los ensayos en “una madriguera” más que bajera; el planteamiento inicial de juego, en peligro después ante la repercusión lograda; el cansancio; los trabajos, los malos rollos…
Música, política y diversión
Zarama siempre fue una banda marcada por las risas y los comentarios golfos. Y el libro de Moso, lógicamente, tiene mucho de eso, de una sutil ironía –asegura que dar nombre a Eskorbuto pueda que sea “mi mayor aportación a la Humanidad”– y un sentido del humor desternillante aunque sus páginas estén trufadas de represión política, manifas, violencia de ETA y dolor ante los colegas caídos por la heroína. Y lo hace con una pluma que fluctúa entre el surrealismo, la ternura y la diversión en capítulos que narran su ascensión, desde que grabaron Bildur naiz hasta lograr el n.º 1 en Euskadi Gaztea con Iñaki, zer urrun dagoen Kamerun.
Entre miserias y sueños, confesiones como que Itxoiten es una de sus canciones favoritas y Dena ongi dabil su disco, el también experiodista de EiTB Moso tira de mordacidad al hablar de “capitalización” de la hornada del Rock Radikal Vasco por la izquierda abertzale y de una escena euskaldun con pedigrí –cuidado, sus loas a sus colegas/competidores Hertzainak o Kortatu son tan fervorosas como las realizadas a Los Zika o Eskorbuto– que les consideraban “unos bilbainitos metidos a rockeros light” alejados de lo auténtico y “sin label euskaldun”. Al final, ya con sus discos abiertos a otros sonidos, Moso reconoce que se sintieron liberados de “presentarnos como radicales”, y admite “cambios y contradicciones porque en nuestro seno no había un pensamiento único”. Zarama murió porque era difícil hacer compatible el grupo con “el curro” de sus miembros, porque existía ya cierta distancia generacional con su público y los viajes se hacían ya más pesados que divertidos. “Hay que saber morir y dejar un bonito cadáver, y no un mal recuerdo”, defiende Moso, que en estas páginas deja anécdotas inolvidables, como la del concierto en la plaza de toros de Eibar, en 1984, en la que, cual Jim Morrison, se sacó el pene, se tiró del escenario y acabó dando la vuelta al ruedo a hombros de la peña… “Fue memorable, una sensación de rabia y orgullo. Ninguna comparable, ni antes, ni después”, escribe antes de reconocer que al día siguiente amaneció con un esguince de tobillo cuya causa no recordaba.
El mejor, el de Jerry
Por otra parte, el libro Fiesta y rebeldía. Historia oral del Rock Radikal Vasco (Liburuak), casi enciclopedia del vizcaino Javier Jerry Corral, ha sido elegido por Rockdelux (RDL) como el mejor en las listas de libros pop de 2025, por delante del escrito por Bob Stanley sobre el nacimiento de la música pop, las autobiografías de Patti Smith y Thurstoon Moore (Sonic Youth), y la fantástica revisión del nacimiento de Nebraska realizada por Warren Zanes.
“¡Qué fuerte!”, ha sido la primera reacción de Jerry sobre la decisión. “Englobar el RRV dentro de un contexto histórico de rock y música vasca ha sido mi labor con el libro. Fue el resultado lógico y contundente de un tiempo y un país”, indicó a este diario. Por su parte, en la justificación de ese galardón se asegura que el autor “ejerce de narrador, divulgador, entrevistador y protagonista ocasional, y va alternando diversos métodos para construir un relato ameno y exhaustivo”. Más que recomendable, a pesar de algunas reiteraciones.