Bilbao BBK Live ha logrado contratar este año a Damiano David, el exlíder del grupo Måneskin, justo cuando todo el mundo se lo rifa tras editar su primer disco en solitario: Funny Little Fears. Santiago lo pone como ejemplo antagónico de la forma de contratación de festivales como el bilbaino. “Lo que ha pasado con el italiano no es lo habitual, que esté aquí el primer año que sale de gira en solitario y lo reviente. Puede pasar que todos los astros coincidan, pero la contratación de bandas es uno de los aspectos más complejos que existen a día de hoy en el mercado”, explica el portavoz principal del festival.
El máximo responsable del Bilbao BBK Live pone como ejemplos clarividentes los de dos de los cabezas de cartel de la edición de este año. “Llevamos detrás de Kylie Minogue tratando de contratarla entre siete u ocho años. Esta es la media (temporal) de los músicos y bandas que tratamos de traer al festival. Tiene que ver con el calendario de los grupos, que deciden no girar y parar un tiempo o ir a otros sitios. Por ello, nos lleva varios años hasta que aceptan las ofertas”, aclara.
El ejemplo es aún más flagrante en el caso de los británicos Pulp, una de las grandes bandas en gira en 2025, que ofrecerá mañana su único recital estatal de presentación de su reciente y destacable disco nuevo, More. “Los hemos perseguido durante casi 20 años, todo el período que lleva en marcha el festival. Pararon, no giraban, hasta que volvieron al directo y este año los hemos conseguido traer”, según Santiago.
El portavoz del festival de Kobetamendi asegura que “la contratación es el gran reto de supervivencia” de gran parte de los festivales. El problema del mercado de la música es que ha explotado tanto y tiene tanto éxito que hay una gran carencia de artistas para responder a la gran demanda. “Falta la materia prima”, resume Santiago. “Lo estamos viviendo ya en toda Europa, con cancelación de festivales que dejan de celebrarse y desaparecen”, apostilla.
Competencia global
El mercado actual de la música es “enormemente especulativo” y está basado totalmente “en la oferta y la demanda”, explica Santiago, lo que ha aumentado la complejidad de la contratación de artistas. La fotografía que lanza el máximo responsable de Bilbao BBK Live se asemeja a “una subasta pura y dura entre ciudades y festivales”.
El panorama actual no tiene nada que ver con el de hace poco más de una década. Un grupo o músico podría cobrar 600.000 euros en el mercado internacional por un concierto en 2012, cantidad que en 2025 se dispara hasta los 3,5 millones. “Eso ya no existe hoy en día. Los grupos ya no valen nada, depende del dinero que ofrezca cada festival. Al final, el que presente la mayor cantidad y la mejor experiencia, se lo lleva”, indica Santiago para dibujar una escena de “especulación salvaje”.
“Esa es la realidad del éxito de la música, el interés de tantas ciudades y festivales. Nosotros tuvimos la suerte de que empezamos hace ya casi 20 años en esta ola que ha tenido un eco muy fuerte justo antes de la pandemia y después. Por eso llegamos a este mercado tan especulativo con unas bases más sólidas”, indica. Además, asegura que Bilbao sigue defendiéndose en “este mercado tan complejo” y mostrándose “atractivo, diferente y especial para muchos músicos”.
El Roskilde danés, el NOS de Portugal, el Tomorrowland belga… Todos son competencia de Bilbao BBK Live en este mercado “internacional y global” que, incluso, se ha extendido a Estados Unidos últimamente. “Estamos en un circuito europeo que busca contratar a músicos que solo hacen una docena de conciertos en el continente. Si alguno cierra contrato con Helsinki, ya no viene a Bilbao, fijo; y viceversa, porque se mueven en unos 500 kilómetros de distancia debido a que tienen que trasladar entre 20 ó 30 camiones de material”, concluye el promotor.