Faltan menos de 72 horas para que el Bilbao BBK Live comience el festín al que ya tiene habituados a los vizcainos y a los feligreses musicales foráneos. La consolidación del festival –a lo largo de sus casi dos décadas de vida, ya que su primera edición fue en 2006– ha ido en paralelo al desarrollo turístico de la ciudad y, por ello, su incidencia en la ocupación de los alojamientos no es la misma que antaño.

Mientras los hoteles de la villa siguen manteniendo el tirón y algunos incluso rozan el lleno, los hostales han cedido terreno a las viviendas turísticas. De esa manera, los miles de asistentes que acuden a la cita musical se distribuyen de forma más diseminada en una ciudad que en los últimos años ha aumentado considerablemente las camas que oferta. 

Bilbao está tan saturado de alojamientos que la demanda que hay para estos días, que no ha crecido porque el aforo del festival es el que es, no cubre la oferta. Para nosotros el festival ya no es como hace unos años”, reconoce Ainara Martínez, una de las dueñas del hostel Akelarre, el primer establecimiento de este tipo que abrió sus puertas en Bilbao hace 16 años. “La ocupación que tenemos es de un 70% y es raro que aún tengamos plazas disponibles. Otros años se llenaba en febrero o marzo, la gente reservaba con un montón de antelación”, expone la propietaria del alojamiento que recuerda años en los que en estas fechas recibían australianos que llegaban para hacer una ruta que finalizaba en Sanfermines. “Ahora no es una semana normal, pero tampoco es como Aste Nagusia. Hay muchas familias que eligen viviendas turísticas, que es lo que más daño nos hace”, se lamenta.

Tampoco han conseguido colgar el cartel de completo en el Poshtel Bilbao. “Para el jueves y el viernes estamos a un 50% y el sábado, a un 60%. Este año está un poco quieto en comparación con años anteriores”, apunta Jefferson Sánchez, recepcionista del hostel ubicado a escasa distancia del Guggenheim Bilbao. “Los que lleguen a última hora lo más probable es que sean peregrinos o turistas, pero la mayoría de las reservas ya hechas se prevé que sean del BBK Live”, afirma el recepcionista, quien apunta que los festivaleros, en su mayoría, suelen ser jóvenes de entre 20 y 35 años de otros puntos del Estado. “De todas formas estos días y meses suelen ser atípicos, de no tener nada se te puede llenar el establecimiento”, atestigua Sánchez.

DIVERSIFICACIÓN DE ALOJAMIENTOS

“Un 75% de los alojamientos ya no están disponibles en nuestra web para esas fechas”, reza Booking, una de las plataformas principales de reservas on line, al realizar una rápida búsqueda para los días en los que se desarrollará el festival. No obstante, aún permite llevar a cabo reservas en una gran variedad de hoteles. Desde el Radisson Collection Bilbao –de cinco estrellas– a 818 euros por una habitación doble durante tres días, a Latroupe La Granja –céntrico hostel– a 389 euros por una habitación doble en las mismas fechas. Se trata de precios razonables, en consonancia con la tipología de establecimientos, que están muy alejados de las cantidades estratosféricas que se han llegado a pedir por alojarse en la ciudad durante la celebración de eventos deportivos como la final de la Europa League, que tuvo lugar el pasado 21 de mayo. 

Así, al margen del tirón que pueda tener el cartel del festival, liderado este año por Pulp, Raye, Bad Gyal o Kylie Minogue que a lo sumo congregarán a 40.000 asistentes al día –ese es el aforo fijado en la cita musical–, el factor principal que influye en que aún haya habitaciones disponibles es la diversificación de la oferta. De hecho, además de las viviendas turísticas –cifradas en 1.076, mientras que las habitaciones en viviendas particulares son 291–, en los últimos años se han abierto numerosos hoteles bajo el paraguas de la demanda cada vez más creciente del turismo en la ciudad. 

ALGUNOS HOTELES, LLENOS

Es el caso de Axel Hotels, establecimiento inaugurado en el muelle de La Merced el pasado mes de marzo. “Para este jueves y viernes estamos prácticamente llenos, al 93%. Y el sábado tenemos un 95% de ocupación”, explica Roger Navarrete, recepcionista del hotel que espera colgar el cartel de completo esta misma semana de cara al festival en el que se estrenan ofreciendo un aliciente importante a sus huéspedes: una piscina en la azotea en la que poder refrescarse antes de subir a Kobetamendi. “El público que tenemos habitualmente es más internacional, pero estos días creemos que va a ser más estatal”, matiza.

Donde tienen bastante más experiencia es en el Ilunion Bilbao, cuya ubicación en la calle Rodríguez Arias, junto a la parada de autobuses lanzadera para subir a Kobetamendi, hace que sea un hotel con muchas reservas. “El jueves y el sábado estamos completos y el viernes nos quedan 10 habitaciones de 168 que tenemos. Hay reservas que están desde febrero y otras que son más de última hora”, revela Sara Baonza, recepcionista del establecimiento en el que afirman que “siempre que hay eventos, ya sea en Euskalduna o en el BEC”, consiguen llenarse, igual que el Ilunion San Mamés, abierto en 2021.