La gira de presentaciones no para. En la agenda del creador gasteiztarra los encuentros con el público se suceden sin cesar desde que hace unas semanas se publicó Malismo. La ostentación del mal como propaganda (Capitán Swing). Pero, por supuesto, en ese ir y venir, Mauro Entrialgo tenía que volver a su ciudad natal. Lo hará este miércoles 23 a las 19.00 horas en Artium, donde, en el marco del festival de humor Komedialdia, va a presentar su primer ensayo.

¿Una publicación de Mauro Entrialgo solo con palabras?

(Risas) Bueno, que también he escrito teatro, por ejemplo. Cuando te dedicas a muchas cosas, siempre pasa que en alguna eres más conocido y a mí me pasa con el cómic. En esta ocasión quería contar algo que creo que se podía relatar mejor con texto para ser más detallista, preciso y para no dar la falsa sensación de estar usando la hipérbole, que es un mecanismo que se usa mucho en el humor y los cómics. Aunque muchos de los casos que aparecen en el libro son delirantes, son estrictamente ciertos.

¿Qué dos o tres ideas le gustaría transmitir a quienes lean este nuevo trabajo?

El libro describe un mecanismo que todos hemos visto aunque quizá no hemos sido conscientes de que existe. Es lo que dice el subtítulo: la ostentación del mal como propaganda. Es decir, es una estrategia de comunicación que consiste en chulear de tus propias maldades con el objetivo de conseguir un beneficio. Yo propongo llamar a esto malismo.

Entonces, ¿consiste en presumir de hacer algo mal?

Sí, pero con la intención de conseguir un beneficio. El troll con tick azul de X que dice barbaridades, muchas veces lo hace para que sea contestado por quienes se han indignado y por quienes le aplauden, y así tener mayor popularidad. Como X paga a los del tick azul por la relevancia que tienen, tú consigues dinero a cambio de decir burradas. Este mismo mecanismo lo vemos en los columnistas sobrados o buscabocas, que lo que intentan es que sus opiniones, que están en un muro de pago y poca gente lee, sean reproducidas en redes sociales o en televisiones, y así conseguir un beneficio a cambio. Eso les va a dar, por ejemplo, puestos en tertulias en medios de comunicación o les va a asegurar presencia en festivales de literatura. O ahí están las figuras de poder de los programas de televisión. Siempre hay algún experto o presentador que trata mal al concursante. Lo hacen porque saben que tendrán mayor repercusión y serán contratados en otros programas porque la figura del malote que humilla a otros es aplaudida por el público.

¿Y ante eso?

Pues porque cuando algo tiene un nombre es más fácil señalarlo. Así que me gustaría que la gente se diese cuenta que tenemos esto a nuestro alrededor. No propongo cómo combatirlo porque no lo sé. Pero sí creo que un primer paso para luchar contra ello es saber que existe.

¿Hasta qué punto las redes sociales son un caldo de cultivo perfecto para estas formas de actuar?

El malismo es algo que ha existido siempre solo que hasta hace poco era algo sometido a pequeños círculos. Las redes hacen que estas maldades lleguen a todo el mundo. Al principio, esto se daba bajo el anonimato de la gran parte de los perfiles. Pero muchas personas con nombres y apellidos se dieron cuenta que esta fórmula funciona y se atrevieron a llevarla a cabo sin esconderse.

Es decir, ser malo vende, sirve.

Parece que sí.