Los créditos finales lo dejan claro: la Emmanuelle, de Audrey Diwan, no es una adaptación de la novela de Emmanuelle Arsan y mucho menos una versión del largometraje erótico que hizo Just Jaeckin en los 70. De hecho, tal y como reconoció ayer en rueda de prensa, la realizadora no fue capaz de terminar el visionado de aquel largometraje, lo dejó “a los 20 minutos”. Lo que ha hecho Diwan, ganadora del León de Oro de 2021 por El acontecimiento, ha sido coger al personaje y subvertir el mito para adaptarlo al siglo XXI. Esta película, con reparto internacional, fue la encargada de inaugurar la Sección Oficial.
Diwan ha imaginado una Emmanuelle, brillantemente protagonizada por Noemi Merlant, que se encuentra inmersa en la búsqueda del deseo carnal perdido. Sí, Emmanuelle tiene varias experiencias sexuales, pero no acaba de sublimar su placer hasta que se libera de la arquitectura –¿el patriarcado?– que otros han diseñado.
El personaje de Merlant viaja a Hong Kong como consultora con el objetivo de corregir la deriva de un hotel de alta gama que lidera Margot (Naomi Watts). En los escenarios predominan los colores fríos y los materiales satinados, algo que se aplica también a la manera de actuar de los personajes principales, reflexivos y serios. Esto contrasta con la cadencia y el tono de las conversaciones, casi susurrantes, de una gran sensualidad. Y es que el erotismo de la película no radica en lo explícito, sino en la textura que atraviesa la película y en su dirección de sonido, que eriza la piel acercándose a las vibraciones ASRM para transmitir al público el placer que siente la protagonista, no solo a través del sexo, sino en las pequeñas cosas de la vida, como darse un baño en una bañera y llenar la boca de agua.
De esta manera, el hotel representa una suerte de microcosmos para el personaje, una especie de caverna de Platón en la que se encuentra atrapada, de la manera más cruel en la que alguien puede ser encerrado, pensando que es libre. Pero la libertad llega con el protagonista masculino, el enigmático personaje al que pone cara Will Sharpe, un hombre que está hospedado en el mismo hotel, aunque jamás pernocte en él. Y cuando se sueltan las cadenas, es cuando uno recupera el deseo.
Diwan, que compareció ante la prensa acompañada de la mayoría del reparto (además de Melant y Sharpe, también han participado la actriz Chacha Huang y el actor Jamie Campbell Bower), reflexionó sobre el erotismo: “Es lo que enseñas y lo que ocultas a la vez”. En este sentido, ha querido que su película construya un marco común con el espectador, “entrar en su mente” para que fuese capaz de percibir a través de los sentidos el placer de Emmanuelle. “No quería hablar sólo del placer sexual. Lo que quería hacer era estudiar cómo se entiende el placer en nuestra sociedad, cómo nos piden llegar a un clímax, ser la mejor versión que podamos ser y tener éxito”, explicó Diwan, antes de lanzar una preguna al aire: “Cuando se nos exige tanto, ¿seguimos teniendo placer? ¿Rendimos igual?”.
En este sentido, quiso eliminar todo lo que le anclase a anteriores versiones del mito erótico y centrarse en Emmanuelle y su cuerpo en el siglo XXI. “Todo el mundo puede estar en el cuerpo de esta mujer”, aseguró Diwan, que ha intentado en esta cinta ofrecer una mirada que trascienda el género.