Manel Loureiro: “El folklore es parte de un acervo cultural común que cambia tu manera de ver el mundo, de entenderlo y de contarlo”

Dicen que no da tregua a sus lectores desde el mismísimo inicio de la novela, cuando el escritor Roberto Lobeira se enfrenta a una tremenda tormenta en el transcurso de su viaje a la isla gallega de Ons. ¿Qué motivos le impulsaron a situar la historia en este lugar?

La propia naturaleza de ese sitio, porque Ons es un sitio muy curioso. Se trata de una isla que en verano se convierte en un destino turístico de primer orden y recibe miles de visitantes todos los días. Hay un sistema de ferrys que, desde los puertos de las rías, van trasladando a la gente. Ahora, en invierno la cosa cambia.

Sólo hay treinta personas.

Sí. Se suspende el servicio de ferrys y la isla queda aislada durante semanas porque tiene un espigón muy pequeño y los temporales hacen que sea imposible amarrar. No hay corriente eléctrica ni agua corriente… Es un sitio en el que te puedes encontrar en una situación más propia del siglo XIX que del XXI. Y está a plena vista de todo el mundo. Todo ello convierte a Ons en el escenario perfecto para un thriller.

Hábleme de ese ‘thriller’.

Es una historia muy asfixiante en la que el protagonista se ve atrapado por un montón de acontecimientos y no puede escapar físicamente de ellos porque está en una isla.

Además, sus habitantes le dan una extraña bienvenida. El contenido de un fardo varado en la playa despierta recelos, alguien deja una ofrenda sangrienta en la puerta de su nuevo hogar… En esta historia convergen todos los elementos del ‘thriller’, un género en auge. ¿Por qué?

Es un género que te permite contar historias muy dinámicas y entretenidas que arrastran al lector, le atrapan. Es un tipo de lectura muy amena que engancha mucho. Los géneros, eso sí, cada vez son más híbridos, más permeables. Puedes escribir algo que tenga un poco de novela negra, de thriller, de novela histórica… Es todo un totum revolutum. Pero la estructura de este género es la que más aguanta todos esos añadidos sin perder su esencia: mantenerte emocionado y excitado hasta el final.

En la historia plasma las rencillas entre dos familias locales que podrían retrotraernos a la rivalidad entre los Capuleto y los Montesco shakesperianos.

Afortunadamente, no se inspiran en ningún clan real. Son dos familias ambiciosas, implacables y carentes de escrúpulos y moral. Pero, como en todas las buenas historias, no hay buenos y malos, sino gente con un montón de matices grises. Los enfrentamientos entre familias forman parte del acervo cultural de todo el país.

¿Por qué?

Todo el mundo conoce pueblos, villas y caseríos donde hay dos familias que se matan desde hace generaciones y nadie sabe muy bien dónde empezó la rivalidad. ¡Ojalá fuesen los Freire y los Docampo tan educados y refinados como los Montesco y los Capuleto! Son más parecidos a otras familias. Hay un montón de localidades que, de repente, se hacen conocidas y entran a formar parte del imaginario colectivo cuando estas rivalidades rurales entran en un estado de efervescencia que explota sin previo aviso. Es cíclico. Esto sucede cada poco tiempo.

Y, en ‘Cuando la tormenta pase’, ¿cómo se llega a ese estallido violento?

Roberto Lobeira llega a Ons cuando esa rivalidad está ya al borde de ese momento crítico. Y él se convierte, sin querer, en el detonante de todos los acontecimientos que vienen a continuación.

Que, por supuesto, no va a desvelar.

Creo que es la primera novela que escribo en la que, nada más llegar a los agradecimientos, lo primero que digo es: “Por favor, no hagas spoiler”. Y es que si tú has vivido una experiencia emocionante de giros continuos, sorpresas y de alientos de emoción, tienes que dejar que el resto de personas la vivan como tú. No les digas que Bruce Willis está muerto.

Lo que sí es habitual en sus trabajos es la presencia del folklore gallego. En ese sentido, ¿qué posibilidades narrativas tienen las leyendas de su tierra? Usted es de Galicia.

Tiene la posibilidad del trasfondo. Yo crecí como un niño del rural escuchando leyendas de trasgos, de bruxas, de meigas… Forma parte de un acervo cultural común que cambia tu manera de ver el mundo, de entenderlo y de contarlo. Yo no creo en los encantamientos, pero sé que hay gente que cree en ellos. Si crees en ellos, te pueden cambiar la vida. A mí lo que me fascina es cómo afectan las leyendas al mundo que rodean. En el fondo, el folklore no deja de ser una manera de entender el mundo.

También ha dicho en alguna ocasión que Galicia, en su conjunto, es el escenario ideal para un ‘thriller’.

No solo Galicia, todo el norte es un escenario perfecto para un thriller por muchos elementos: el paisaje, valles estrechos, frondosos y húmedos; por el clima, la lluvia, la niebla… Esa sensación de inquietud que te genera el mal tiempo en invierno; el paisaje humano, formado por esa gente mayor que vive en los pueblos y parece que guarda un secreto, porque te mira de manera sospechosa. Todo eso sirve para que tengas prácticamente la mitad del escenario construido.

Por otro lado, ¿actúa la isla como un personaje más de la novela?

Sí.

¿Por qué?

Si utilizas los recursos narrativos adecuados, todo lo que forma parte de ese escenario se transforma en un protagonista más de la historia y hace que ésta sea muchísimo más envolvente. Cuando escribes haces trampa. Yo hago trampa, todos los escritores somos unos tramposos.

¿En qué sentido?

Lo que realmente hacemos es utilizar todos los elementos que están en tu cabeza para generar esa sensación de profundidad, de fondo. En definitiva, hacemos que la historia te envuelva. Y, así, al cabo de un rato te estás mojando, pasas frío, calor, sientes que la humedad se te mete en los huesos… El escenario es real, la historia se multiplica por 10 y tú estás dentro y no puedes salir.

Dentro de poco el ‘streaming’ Amazon Prime estrena la versión audiovisual de una de sus novelas, ‘Apocalipsis Z: El principio del fin’. ¿Ha metido mano en el guion?

He participado como consultor en su desarrollo. Se estrena simultáneamente en 192 países en Navidad. ¡La sensación es de pavor absoluto!