Conoce al dedillo la cultura y las identidades juveniles modernas. Blue Jeans –seudónimo de Francisco de Paula (Sevilla, 1978)– no habla de odio, sino de hate. Ni de creadores de contenido famosos, sino de “gente muy top”. Sobre éstos gira la trama de su última novela, Una influencer muerta en París (Planeta, 2024). Con el asesinato de una superestrella de la red social Instagram como pretexto, el superventas de la literatura juvenil exhibe las costuras de un universo marcado por el acoso, la ansiedad y la presión por mantenerse en el candelero.

Henar Berástegui, una ‘influencer’ bilbaina en declive, aparece muerta en la gala de entrega de unos premios en París. Cuénteme, ¿puede la sed de fama despertar las ganas de matar?

Yo creo que sí. Esto es una novela e intento que pasen cosas, pero hay casos reales. Casos de gente que se ha obsesionado con la fama y ha terminado haciendo cosas muy graves, incluyendo matar a alguien. En ese sentido, me parece que lo que narro en esta novela podría pasar.

¿Y la despersonalización? Habla de figuras públicas que reciben odio en altas dosis a través de las redes sociales, personas que, en ocasiones, no son consideradas como tal.

Hay quienes se creen con el derecho a insultar o menospreciar a las personas que se exponen al público, en este caso a los influencers. No sé si se puede llegar al asesinato, pero ahí sí existe un maltrato. Como se decía antes: si ha publicado unas fotos en la revista y ha hecho pública su vida podemos hablar de ella. No es así, tienen que establecerse unos límites. Unas barreras que, en el caso de las redes sociales, no se levantan porque no interesan a las propias empresas que las han creado. Y esto es grave, porque son espacios en los que se producen unos linchamientos brutales.

Propone un ‘thriller’ en el que se habla de amor, desamor, acoso, rivalidad, sed de fama y salud mental.

He intentado analizar o contar cómo he visto yo el mundo de los creadores de contenido, lo que he ido rascando, lo que me han ido contando… Es un universo que se considera frívolo. Muchos lo desprecian y no consideran que ser youtuber o influencer sea un trabajo.

¿Ha querido, a través de esta novela, poner sobre la mesa las sombras de un mundo al que los y las adolescentes se acercan desde las pantallas de sus teléfonos móviles?

A mí me interesaba contar el punto de vista de los influencers cómo gente muy joven que, desde que tienen 13, 14 o 15 años, están expuestos en las redes sociales. Algunas veces, por sí mismos; otras, porque les ha ido bien y sus padres les han alentado a seguir subiendo vídeos.

La exposición implica presión.

Sí, y muchos piden ayuda. Van a psicólogos y hablan de terapia en sus redes. También he tratado el tema del hate, el odio en internet, y el de los fans que se obsesionan con sus ídolos. Les hablan como si su vida dependiera de lo que hacen. Imagínate que hay 30 comentarios en el post que subiste ayer donde alguien te dice que su vida está en tus manos.

¿Hasta ese punto?

Es una presión brutal. ¿Cuántos youtubers de la primera ola quedan hoy en día? ¿Cuántos se han alejado de ese mundo? Muchísimos, porque la presión del día a día les resultó insoportable. Han desaparecido y estoy convencido de que los influencers que triunfan hoy desaparecerán mañana. ¿Cuántas veces ha dicho Ibai [Llanos] un año más y lo dejo?

Para este análisis, ¿ha realizado un trabajo previo de investigación? ¿Se ha puesto en contacto con algún ‘influencer’ para conocer esta realidad de primera mano?

He intentado hablar con muchos, pero éste es un mundo muy inaccesible. Si no estás ahí es complicado entrar. Tienen sus representantes y sus agencias y a ellos te remiten, sobre todo cuando son gente muy top. Por suerte, tengo lectoras que son creadoras de contenido y he podido hablar con ellas. He hecho un seguimiento de los creadores de contenido más famosos para saber cómo hablan, cómo son vídeos, cómo se relacionan con sus seguidores…

Me ha hablado de los fans obsesivos, pero los ‘haters’, odiadores profesionales de famosos de internet, también tienen presencia en esta historia.

Hay un personaje en concreto que se obsesiona con Henar, la protagonista, y es sospechoso de haber cometido el asesinato. Comienza creando una cuenta fan, luego pide fotos exclusivas para la página, más tarde empieza a ir a los eventos y se obsesiona hasta acorralarla en un cuarto de baño para intentar besarle. Hay muchos, cientos de casos como éste. Del amor al odio hay un paso.

Entonces, la línea entre que separa la obsesión del acoso es finísima.

La o el influencer pasa de ser el amor de tu vida a la peor persona del mundo.

¿Y qué puede llevar a muchos de estos adolescentes a obsesionarse tanto con su ídolo?

Creo necesitan tener un referente. Yo, personalmente, me he encontrado con lectoras que llevaban tiempo siguiéndome y han trascendido líneas rojas. He tenido algún problema y lo he pasado mal. Piensas que esa persona no está bien y que tú le estás dando la puntilla.