Cuando nació el Museo Guggenheim Bilbao en el año 1997, Juan Ignacio Vidarte era un joven con experiencia que llevaba años coordinando el proyecto museístico que proyectaría a Bilbao en el mundo.

Casi tres décadas después, Vidarte deja las riendas del Guggenheim, aunque seguirá vinculado al museo como director emérito, y a la Fundación Guggenheim en las iniciativas internacionales de carácter estratégico relacionadas con la 'Constelación' de museos. 

"Se cumple un ciclo de vida que comenzó hace más de 30 años con el desarrollo de este proyecto ambicioso y casi utópico, la creación de un equipo que lo liderara y la puesta en marcha de un Museo diferente a cualquiera de los que entonces existía y que, al tiempo, ayudara a cambiar la imagen y las aspiraciones de un país", ha afirmado Juan Ignacio Vidarte.

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En imágenes: encuentro del patronato del Museo Guggenheim Pankra Nieto

Momentos históricos

No es fácil resumir 28 años al frente del Guggenheim, pero Vidarte destaca una fecha clave 13 de diciembre de 1991, día en el que se firmó el primer acuerdo entre las instituciones vascas y la Fundación Guggenheim. Fue un momento histórico. La reunión se desarrolló en el palacio de la Diputación, donde se ubicaba la maqueta de lo que después sería el edificio de Frank Gehry. En el encuentro se dieron cieta, por parte del Guggenheim Thomas Krens, director de la Fundación, y su patrono Gianni de Michelis, que era además el ministro de Asuntos Exteriores de Italia.

Otro de los momentos importantes en estos casi 30 años para Vidarte fue la apertura del museo en el año 1997. El director general ha recordado en contadas ocasiones la gala oficial el 18 de octubre y la apertura al público del museo.

La materia del tiempo

En el año 2005 se abrió La materia del tiempo, instalación permanente con ocho esculturas monumentales del norteamericano Richard Serra. La colocación de las pesadas y enormes piezas no fue nada fácil. Las planchas de acero llegaron desde una fundición alemana y no se atornillaron, sino que fueron apoyándose las unas en las otras para sostenerse. "Lo que en otro sitio parece imposible en Bilbao lo es", comentó en su día Vidarte.