El bilbaino Pablo Berger confía en sí mismo, en las posibilidades de Robot Dreams, nominada al Oscar a mejor película de animación, y hasta tiene preparado un discurso por si gana hoy. ¿Y si no? Ya lo usará en otro premio. “¿Por qué no podemos colarnos y traernos el Oscar con Robot Dreams?”, dice este ingeniero de formación que adora a Chaplin y que confía mucho en su película, pese a que se enfrentará a pesos pesados de la animación. Por un lado El chico y la garza del japonés Hayao Miyazaki, al que se refiere como “el maestro” y al que considera el favorito de la categoría. Pero también están tres grandes producciones: Elemental, de Pixar; SpiderMan: Cruzando el multiverso, de Sony, y Nimona, de Netflix. “La alegría es inmensa, sobre todo porque la película se está haciendo global”, señala Berger, que apunta que en el Estado español, donde Robot Dreams sigue en los cines después de tres meses, la taquilla se incrementó un cien por cien tras el anuncio de la candidatura. “Es una película que el espectador que la ha visto le ha llegado al corazón. Es una película muy de sentimientos, muy sensorial”.

Robot Dreams cuenta la historia de amistad de un perro y un robot que en el Nueva York de los 80, con una ambientación extremadamente cuidada en cada detalle para transportar al espectador a la Gran Manzana de aquella época. Una película muda que hace que sea difícil determinar si es una producción española, francesa o americana. Y con un vínculo con Nafarroa, porque en Iruñea se llevó a cabo parte de la producción y la fase final de la animación del filme entre octubre de 2021 y febrero de 2022.

Berger apura las horas en la meca del cine, antes de que la alfombra roja del teatro Dolby quite los plásticos que la cubren para protegerla y la pise por primera vez en sus dos décadas de carrera. Pese al frenesí de los días –en la agenda del cineasta se amontonan los eventos–, Berger no está nervioso. Solo piensa “en disfrutar”, en hacer promoción de su película y en lo que se va a divertir en la alfombra roja el próximo domingo, cuando se celebre la gala de la 96 edición de los Oscar.

“Voy a estar mirando, a ver qué directores o actores de Hollywood veo, estaré curioso, diciendo Ahí está Steven Spielberg, Ahí está Martín Scorsese, Ah, mira, ahí está Emma Stone”, narra. A los que más ilusión le hace ver es a leyendas como “Meryl Streep o Robert de Niro, esos actores que ya están por encima del bien y el mal”. Los nervios llegarán cuando comience la ceremonia, cuando arranquen “esas fanfarrias que suelen tener siempre todas las ceremonias de premios”. “Esas son las que a mí siempre me ponen nervioso, cuando empieza el chan chan chan; entonces ahí voy a ser consciente”, explica. Ahí empezará a darle vueltas a su discurso, aunque ya lo tenga medio escrito. “Uno ensaya un poquito con el bote de gel, pero bueno, hasta el último momento lo vas cambiando”, añade.

“Voy con ganas”

Y es que aunque las famosas proyecciones de medios especializados –que muchas veces se equivocan y tampoco predijeron su nominación– no lo den como favorito, Berger sí siente que puede ganar con la historia de amistad de un perro y un robot. “Hay 5 películas nominadas y si hacemos matemáticas hay un 20 % de posibilidades. Hay favoritos y sin duda el gran Miyazaki está entre ellos, y Spiderman por el gran éxito que tuvo en este país, pero todos conocemos la historia de David contra Goliat y yo voy con ganas y visualizando que me llevo el premio”, relata.

El cineasta de Blancanieves se refiere así a sus rivales, El chico y la garza, del japonés Hayao Miyazaki, y Spiderman: Cruzando el multiverso, de Sony, una lista que completan Elemental, de Pixar y Nimona, de Netflix. Berger estará acompañado en su gran noche por su mujer y su hija y también han viajado a Los Ángeles varios miembros del equipo como el montador Fernando Franco o los productores Ibon Cormenzana, Ignasi Estapé, Sandra Tapia y Jérome Vidal.