Las ventas de los libros escritos en euskera decrecieron un 3,5% en 2023. Al menos, esto es lo que arrojan los datos facilitados por Kepa Torrealdai, responsable de la sede que Elkar posee en la calle Licenciado Poza de Bilbao. El librero también trasladó ayer a este periódico una información que esperanza a la editorial: las librerías siguen siendo el punto de venta principal para acceder a estos títulos.

Eso sí, Torrealdai cree que la situación de la literatura vasca es preocupante: “En comparación con el año pasado las ventas han caído mucho”, alertó. Cuenta, además, que el mercado editorial vasco encadena dos años de crecimiento negativo: “Es un mercado muy pequeño compuesto por editoriales igualmente pequeñas, que tienen que compartir espacio de visibilidad con el castellano”.

Un espacio en el que los libros en euskera no compiten en igualdad de condiciones, porque la producción en castellano es infinitamente superior, de acuerdo con el librero. Por todo ello, advirtió de que este problema podría seguir agudizándose si las instituciones y “el conjunto de la sociedad” no se implican para frenar la caída. Por otro lado, constató que en Hego Euskal Herria los datos que recogen el volumen de ventas de todas las publicaciones tan solo creció un 1,6%. Un porcentaje que se aleja de las espectaculares cifras anunciadas por el sector editorial.

El 22 de febrero anunció que en 2023 se vendieron más de 70 millones de ejemplares, facturando a través de las transacciones 1.150 millones de euros. La espectacularidad de las cifras, según Torrealdai, contrasta con una realidad para el inequívoca: los libros se han revalorizado y son, por ello, más costosos que hace unos años.