El artista canario Matías Mata, conocido artísticamente como Sabotaje al Montaje, cree que aunque el arte "no se puede medir por premios", es un "orgullo" que hayan reconocido como el mejor del mundo en impacto social a un mural suyo realizado en Ondarroa.

En el marco de un certamen internacional organizado por la plataforma Street Art Cities, 'Sabotaje al Montaje' se ha alzado con el reconocimiento a mejor mural en impacto social gracias a su trabajo en este pequeño pueblo pesquero vasco, con el que ha querido homenajear al "matriarcado vasco" que sostenía la actividad de sus calles cuando el hombre se iba a la mar a faenar, según ha explicado.

"La verdad que fue una bonita sorpresa, un reconocimiento a estos 34 años que llevo pintando en Canarias y fuera, y la verdad que el tema social siempre ha estado vinculado a mi obra, así que el hecho de que este mural haya sido reconocido por el trabajo social me hace estar muy contento", ha expresado el artista.

Para Sabotaje al Montaje, "el arte no se puede medir por premios, cada artista lo desarrolla como quiere", pero sí admite que este tipo de reconocimientos ayudan a seguir esforzándose, si bien no sabe lo que le pasará en el futuro porque se dedica a vivir el presente.

"A los 50 años ya solo quiero disfrutar de cada mural que hago, y eso es lo que hago. Cada vez que voy a hacer un mural me pongo muy nervioso, y espero que esto siga igual, porque al final hay que seguir pintando", ha matizado.

El premio al mejor mural en impacto social de 'Street Art Cities' se debe a un mural en Ondarroa que refleja a una mujer mayor, con arrugas, y dentro de cuya cabeza hay otras figuras femeninas, una obra en la que destaca los colores utilizados, los de la bandera vasca: rojo, verde y blanco.

LOS MÁS DIFÍCIL

Según ha comentado, lo más complejo de pintarlo fue intentar representar al pueblo a través del mural, "crear un diálogo con el lugar", puesto que le da mucha importancia a esta cualidad.

Para ello, intentó sumergirse en la vida de la localidad durante tres semanas de residencia, en la que también participó una artista belga, en su idiosincrasia y en la industria pesquera que tanto le había aportado en toda su historia y, a partir de ahí, se percató de que todas las historias tenían el mismo final: "Todo el mundo me hablaba de la memoria y también de la mujer".

"Quise mostrar ese esfuerzo, ese sacrificio, a través de una imagen de una señora mayor, y quise intensificarlo con los colores del País Vasco", ha detallado. Matías Mata ha recalcado que "esos reconocimientos han venido de fuera, gracias al trabajo que ha realizado en Canarias con mucho esfuerzo.

"Siempre que salgo trato de reflejar mis inquietudes sociales a la hora de reflejar una crítica, así que eso es finalmente lo que importa y trasciende", ha opinado.