¿Qué tiene que ver Sorolla con las reliquias y los relicarios? En principio, parece que nada, pero la realidad es que el pintor valenciano, a quien se le identifica más con sus escenas costeras y con su reconocido tratamiento de la luz y el color, tuvo también una interesante producción de escenas religiosas. Entre ellas, El beso de la reliquia y Mesa petitoria, que pertenecen a la colección del Bellas Artes de Bilbao, prestadas ahora al Museo de Arte Sacro para conformar “una exposición de pequeño formato pero de gran significación”. El acto de inauguración de esta exposición, que permanecerá abierta hasta el 31 de enero de 2024, contó ayer con la presencia del obispo de Bilbao, Joseba Segura; el director del Bellas Artes , Miguel Zugaza; el director técnico del Museo de Arte Sacro, Juan Manuel González Cembellín y el coordinador de conservación e investigación del Bellas Artes, Javier Novo

El beso de la reliquia muestra una abigarrada composición en una capilla del lateral de la iglesia de San Pablo, en Valencia, con el párroco presentando una reliquia para ser besada por su feligresía. Expuesta internacionalmente, esta obra pertenece a la época temprana del pintor valenciano y obtuvo éxitos en París en 1893 y Viena en 1894. “Fue una de las primeras obras que ingresaron en el Museo de Bellas Artes cuando se instaló en 1913 en el vecino edificio del antiguo hospital, por entonces ya Escuela de Artes y Oficios e ingresó como aportación del Ayuntamiento de Bilbao. El cuadro formó parte de una exposición celebrada en la capital vizcaina en 1894 y ganó una medalla”, explicó Miguel Zugaza. 

Zugaza recordó que la muestra se enmarca dentro del convenio de colaboración entre ambos museos, que se puso en marcha en 2021. Un convenio que busca desarrollar actividades conjuntas de conservación, investigación y divulgación de sus respectivas colecciones y del patrimonio vizcaino en general.

Devoción por las reliquias

El obispo de Bilbao se refirió a la devoción que las reliquias generaban en los fieles “a través de las que buscaban obtener beneficios espirituales, al considerarse que la intercesión del santo o santa al que correspondía la reliquia les acercaba una presencia divina, que contribuía a mejorar su vida cotidiana, solucionando problemas y dificultades. En cualquier caso, esa devoción por las reliquias era uno de los elementos de una sociedad cohesionada, articulada en una visión cristiana de la vida y del horizonte de sus luchas y sacrificios”.

El obispo enumeró algunas de las que se podrán contemplar en la muestra “que tienen una especial significación para Bizkaia: por ejemplo, los relicarios de San Valentín de Berriotxoa y San Ignacio de Loyola. Pero quizás la reliquia más singular de las expuestas sea la máscara mortuoria de la beata Rafaela de Ybarra, fallecida en 1900, un objeto de especial devoción, entre otras cosas porque esta beata es muy nuestra, de la calle Ribera, de aquí al lado. Esta mujer especial renunció a las sedas propias de su alta condición social, y lo hizo para aupar a quienes sufrían una vida de penuria y miseria, especialmente a niñas y jóvenes”.

Más de cincuenta piezas

La exposición está compuesta por más de medio centenar de piezas “que nos ilustran todo este mundo de las devociones, de las creencias y, al final, de una manera de entender la vida y el mundo por parte de nuestros antepasados”, en opinión de Juan Manuel González. Hoy, en una sociedad cada vez más laica, el culto por las reliquias parece haber desaparecido. “Lo que pretende esta muestra, al margen de mostrar dos magníficos cuadros, es adentrarnos en ese patrimonio inmaterial, que ahora estamos intentando recuperar o al menos evitar que desaparezca”, explicó el director técnico del Museo de Arte Sacro.

En el recorrido se puede ver, por ejemplo, un gran relicario de plata de finales del siglo XVIII, que procede de la iglesia de San Torcuato de Abadiño, que es según la documentación, una canilla del brazo de San Torcuato. También se ha incluido la mano de plata del Gorputz Santue (Cuerpo Santo) de Errigoiti, una momia natural que ya desde el siglo XVI curaba problemas del habla, como la tartamudez. 

Las reliquias debían estar protegidas en un estuche adecuado, digno de su contenido: el relicario. Y la exposición muestra algunos de gran belleza artística y de importancia histórica. Concretamente, uno de ellos, del convento de la Vera Cruz, de Berriz, acumula 362 reliquias, casi una por día, a las que se pedía protección. También se puede ver el relicario de la ermita de San Lorenzo de Ozerinmendi (Zeanuri), del siglo XII.  

Trozos de la cruz de Cristo

Las más valoradas están relacionadas con Jesucristo, y en concreto con los Lignum crucis (trozos de la madera de la cruz donde fue crucificado) y la muestra contiene tres de ellos, que son piezas barrocas de los siglos XVII y XVIII procedentes de la catedral de Santiago, de la iglesia de los Santos Juanes y de la iglesia de San Juan Degollado del Molinar, en Gordexola. Además, están los medallones que la gente llevaba colgados al cuello. O las estampitas-relicario, como una cruz realizada con madera de un avellano plantado por Santa Teresa.