Cuando alguien ajeno al mundo del cómic atraviesa la puerta de la Librería Joker en busca de asesoramiento, una de las preguntas que pueden hacerle es la siguiente: “Si fueras al cine, ¿qué irías a ver? ¿una de Van Damme o de Woody Allen?”. Este establecimiento bilbaino acaba de alzarse con el Premio Librería Cultural 2023, un galardón que traspasa con creces el cometido de despachar libros. Porque lo suyo es ofrecer una experiencia al lector. Para ello, entre otras apuestas, este año han abierto el Espacio Joker, dedicado a realizar actos culturales gratuitos. “La vida ya es muy complicada y hay que buscar pequeños placeres cotidianos, para muchos eso es Joker”, asegura Fernando Tarancón, cofundador del establecimiento que cuenta con un escuadrón de nueve libreros especializados en diferentes modalidades del cómic.

Este paraíso para los amantes del género, ubicado en la calle Euskalduna, cumplirá el año que viene 30 años. “El premio no tiene nada que ver con ello, pero nos parece el momento perfecto para recibirlo”, afirma Tarancón sobre el galardón otorgado por la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Librerías (Cegal), al que se han presentado otras librerías de renombre estatal como Antonio Machado de Madrid o Katakrak de Iruñea. El jurado ha destacado su capacidad de innovación, “llevando un diseño acorde a los tiempos, vanguardista y buscando sus líneas”, lo que la convierte en “una referencia”, no solo para los ilustradores, el mundo gráfico y el cómic, sino también para una gran variedad de público de todas las edades. Tarancón considera que este es un premio a todas las librerías especializadas en cómics. “Trabajamos al mismo nivel que las librerías generalistas”, reivindica. El premio se entregará el 30 de noviembre.

Desde 1994

Joker comenzó su trayectoria en 1994. Por aquel entonces, Fernando Tarancón (Bilbao, 1971) acababa de licenciarse en Periodismo. “Nunca antes había pensado en dedicarme a esto, todo lo contrario. Mi intención era marcharme unos años a otra ciudad”, explica el librero. Su rumbo cambió cuando Iñigo Sola, muy activo en el mundo de los juegos de rol, tablero y estrategia, le propuso abrir una librería especializada en el cómic, como las que ya comenzaban a verse en Madrid o Barcelona. “Abrimos en Santutxu porque no teníamos ni dinero ni experiencia. Teníamos mucho miedo, de hecho. Si hubiéramos empezado directamente en el centro hubiéramos cerrado a los cuatro meses”, admite este comerciante, quien afirma que fueron aprendiendo el oficio “poco a poco”.

“Hemos sido trabajadores y nos lo hemos tomado en serio, pero hay cosas que han ocurrido por casualidad”

El primer salto que dieron fue a la calle Bertendona, a donde se trasladaron en el 98. “Cuatro años después nos fuimos a Alameda Urquijo, y aquí –por la calle Euskalduna– estamos desde hace una década”, expone el también socio fundador de la editorial Astiberri, quien concreta que el local anterior estaba en una zona más comercial, pero también más cara. “Nos cambiamos porque había una crisis y estábamos un poco asustados. Parece una jugada maestra, pero no fue así exactamente. Hemos sido muy trabajadores y nos hemos tomado las cosas en serio, pero muchas cosas han ocurrido por casualidad”, reconoce el comerciante. Ahora ocupan, con diferencia, el local más grande que han tenido nunca: 300 metros cuadrados de cara al público, a los que hay que sumar un almacén con oficina.

A lo largo de estas tres décadas, Fernando Tarancón asevera que apenas han diversificado su modelo de negocio. “El 85% de lo que vendemos son cómics; somos libreros, libreros”, revela. No obstante, esa distancia temporal les ha permitido ser testigos de cómo las tendencias van cambiando. “El manga ya era potente, pero lo que ha crecido en estos tres últimos años después de la pandemia... ¡ni los superhéroes cuando salieron las películas de Marvel!”, expone sobre esta inclinación que, sobre todo, aglutina a lectores jóvenes. El perfil de los clientes también es más variado ahora. “Cuando abrimos en el 94, las mujeres solo entraban en la librería para acompañar a un hombre”, declara. No obstante, el hecho de que cada vez haya más mujeres que se dediquen al cómic hace que las lectoras hayan aumentado exponencialmente.

Los prejuicios asociados al cómic también se han ido evaporando. “Hace 30 años cuando leías algo de cómics era en el suplemento juvenil, ahora suele ser en suplementos culturales. Es sintomático”, garantiza. En estos años también ha visto la transformación de los lectores. “Hay jóvenes que venían con la mochila del instituto y ahora vienen con sus hijos. Cada uno compra lo que le interesa”, indica Tarancón, sobre una afición que, si no viene de cuna, también se puede cultivar con los años. “No conozco a ninguna persona, elegida al azar, que no haya leído un Mortadelo y Filemón, Asterix y Obélix... o Calvin y Hobbes o Mafalda, en tiras. Otra cosa es que sean lectores habituales”, indica.

“Hay algo de pirateo pero la fisicidad del cómic tiene un valor mayor que en la literatura convencional”

FERNANDO TARANCÓN - Cofundador de la Librería Joker

En ese sentido, indica que actualmente hay muchos adultos que tras haber dado la espalda al género del cómic están volviendo gracias al Premio Nacional del Cómic, que se otorga desde 2007, u obras concretas de autores que han alcanzado el éxito bajo el auspicio de Instagram. “En novela gráfica destacan Paco Roca, Alfonso Zapico, Moderna de Pueblo, Flavita Banana… Luego hay autores estatales que trabajan en superhéroes como Álvaro Martínez Bueno. Corto Maltés, por ejemplo, está hecho ahora por autores estatales. Y también hay otros autores estatales de mucha calidad como Juanjo Guarnido, Juan Díaz Canales…”, enumera Tarancón, quien agrega que los clásicos también se siguen vendiendo. “Hay personajes que se han convertido en instituciones y se compran por tradición”, asevera.

Retos actuales

La Librería Joker se enfrenta a los retos del mundo digital sabiendo que parte con cierta ventaja. “Hay algo de pirateo, pero la fisicidad del objeto en lo que respecta al cómic tiene un valor mayor que en la literatura convencional”, expone Fernando Tarancón, quien indica que hay novelas que están “muy bien editadas”. No obstante, en el caso del cómic “la reproducción en papel” alcanza un nivel difícilmente comparable a la lectura a través de una pantalla. En cualquier caso, Tarancón considera que no es lo mismo ir a una librería que “pulsar un botón”, en referencia a la compra on line. Por ello les hace especial ilusión cuando turistas estatales incluyen la visita a Joker dentro de un itinerario en el que puede figurar el Museo Guggenheim. Y esto sin olvidar la atención a todo tipo de públicos. “Esta semana nos ha escrito un chaval diciendo que quiere iniciarse en los cómics de Marvel y preguntaba a ver a qué hora era mejor que se acercara. Le dijimos que cuando quisiera, que íbamos a estar con él todo el tiempo que hiciera falta. Sé que se va a marchar feliz”, expone Tarancón con la seguridad de quien sabe lo que es ofrecer una experiencia satisfactoria al lector.

Espacio Joker: un local cultural y gratuito

Más de 100 metros cuadrados. En mayo de este año, la Librería Joker dio un paso cualitativo enorme al abrir frente al establecimiento el Espacio Joker, una zona en el que no hay caja registradora y que solo se utiliza para actos culturales. “El local quedó libre y pensamos: ‘¿Y sí...?’. Es nuestra gran apuesta”, asevera Fernando Tarancón sobre la apertura de este espacio que les ha permitido reorganizar la librería. Los lunes organizan presentaciones y demostraciones de juegos; los martes, clubs de lectura; los miércoles, talleres; los jueves y viernes, presentaciones y diversos actos; los sábados, talleres de cómic infantil y lectura en familia, además de cuentacuentos o tertulias. La programación es abrumadora.