Son figuras momiformes, a imagen del difunto, que portan una azada y, a veces, un saco a la espalda. Los ushebti, pequeñas estatuas que en el Antiguo Egipto se disponían en las tumbas, servían para responder de parte del fallecido. Un ejemplo de estas piezas, un original de piedra serpentina, procedente de Luxor y datada entre los años 747-656 a.C., podrá verse en el Museo de Reproducciones Artísticas de Bilbao. El Ushebti de Harwa es una de las obras más destacadas de la exposición Ni neu, Isis, Señora de todas las tierras que podrá verse en el centro bilbaino hasta el 19 de mayo. La muestra, que tiene como hilo conductor la transformación de la diosa egipcia Isis a partir de su contexto con el mundo grecorromano, está formada por 40 obras.
La exposición fue presentada ayer por Begoña de Ibarra, directora general de Cultura de la Diputación Foral de Bizkaia, Gonzalo Olabarria, concejal de Cultura y Gobernanza del Ayuntamiento de Bilbao, y Sorkunde Aiarza, directora del Museo de Reproducciones de Bilbao. Fue la comisaria Itziar Martija, técnica de Educación de la institución vizcaina, quien dio las explicaciones pertinentes sobre la muestra dedicada a la diosa egipcia. Y es que Isis no solo fue una de las divinidades más complejas y veneradas del mundo egipcio, sino que, a su contacto con la civilización griega, se transformó de tal modo que llegó a convertirse en una diosa universal, ejerciendo una poderosa influencia en el mundo grecolatino. Así, según recordaron, Isis llegó a convertirse en fuente iconográfica de la representación mariana del cristianismo posterior.
Este viaje a Egipto pretende aunar “en una visión multifacética” cuatro colecciones diferentes. De una parte, la Colección Palacio Olabarria perteneciente a Euskal Museoa y en la que se pueden encontrar estos objetos originales procedentes de Egipto. De otra, las de Santiago Entrena y José María Ortuondo, las dos únicas colecciones vascas de antigüedades egipcias en manos privadas. Las tres, complementadas con los vaciados del Museo de Reproducciones de Bilbao, a los que, para esta muestra, se les han añadido tres nuevas adquisiciones procedentes de la Gipsformerei de Berlín y del Atelier de Moulages de París.
De todas las piezas de estas colecciones destaca principalmente el Ushebti de Harwa. Esta obra, un original de piedra serpentina, procede de Luxor y es parte de la atípica colección egipcia del Museo Vasco. Según subrayaron ayer, “es una de las piezas más valiosas por el material en el que está hecha y por el hecho de pertenecer a una persona cuya identidad conocemos”. Y es que perteneció a Harwa, Gran Mayordomo de la Divina Adoratriz de Amón. Harwa estuvo muy próximo a la realeza y, según algunas fuentes, puede que incluso gobernase todo el territorio del Alto Egipto. Vivió entre el siglo VIII y el siglo VII a.C., inscrito en la dinastía XXV. Fue una personalidad muy importante ya que ostentó un alto cargo en el gobierno como correspondía a un individuo muy cercano al faraón.
En total, la exposición está formada por 40 piezas. Trece de ellas son copias pertenecientes a la colección del Museo de Reproducciones, doce obras forman parte del Museo Vasco y otras trece pertenecen a colecciones particulares de Santiago Entrena y José María Ortuondo. Además del mencionado ushebti, podrá verse una estatuilla de Harpócrates en marcha, un amuleto con forma de Anubis, un busto femenino con cuatro rostros o una reproducción de la Estela de Dedia.
Colecciones En cuanto a las colecciones del Museo de Reproducciones y del Museo Vasco, cabe destacar las copias de piezas egipcias, como la Isis del Prado y el fragmento de la Estela de Dedia, pertenecientes al Museo de Reproducciones. Ésta última, es una estela en la que aparece representado Osiris, flanqueado por Isis y Horus. La estela fue ofrecida por Dedia, jefe de los Escribas de Formas de Amón, para garantizarse una buena vida en el Más Allá.
Las piezas originales procedentes de Egipto forman parte de la colección del Museo Vasco de Bilbao, destacando obras como el Ushebti de Tanetisis y el Busto femenino con cuatro rostros. “Las figuras de cuatro caras, como esta, son poco frecuentes en el mundo egipcio. Generalmente, se asocian con representaciones de la diosa Hathor quien, a partir del Imperio Nuevo, se identificó con Isis”, indicaron.
En relación a las colecciones privadas de Santiago Entrena y José María Ortuondo. La colección del primero recoge, sobre todo, documentación gráfica en forma de grabados o litografías de las primeras expediciones modernas a Egipto. La colección del segundo, gira alrededor de antigüedades egipcias, fechadas principalmente a partir de la época tolemaica (de la conquista griega en adelante).
De esta manera, se unen cuatro colecciones que enriquecerán la muestra y permitirán también que el Museo Vasco pueda continuar difundiendo sus obras durante el tiempo que permanece cerrado debido a la remodelación integral a la que se está sometiendo en la actualidad. En palabras de Sorkunde Aiarza, directora del Museo de Reproducciones, “trabajamos para difundir la cultura y concretamente las obras que albergan nuestros dos museos. Poder unir en una misma exposición ambas colecciones es para nosotras un auténtico reto y un momento fascinante”.
BLOQUES DE LA MUESTRA
1ª parada: Señora de las dos tierras. La muestra comienza con uno de los más famosos himnos a Isis como punto de partida hacia los aspectos más conocidos de la diosa. Aquí se puede ver a Isis como la diosa de las dos tierras de Egipto, la transmisora del poder real, la representación del trono y la maga que resucita a los muertos.
2ª parada: Señora del Mediterráneo. Isis navega desde Alejandría al Mediterráneo griego y se transforma adaptándose y absorbiendo muchas divinidades egipcias y foráneas.
3ª parada: Señora del Mundo. Cierra la exposición este bloque que incidirá en la recepción grecolatina de la diosa Isis, prestando especial atención a su entrada en la civilización romana puesto que, de su mano, Isis se infiltraría incluso en el cristianismo.