Bene Bergado (Salamanca, 1963) es licenciada en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco en 1985. Tras terminar la carrera inició su andadura como artista con la Beca de la Diputación de Bizkaia en 1986. En 1987 entró como profesora en la Facultad de Bellas Artes de Bilbao y en 1998 se trasladó a vivir y trabajar a Madrid. Con el título Decrecer, la escultora presenta ahora un proyecto específico para la Sala de Exposiciones de Azkuna Zentroa que supone su retorno a Bilbao, en el que se funden aspectos biográficos e ideológicos. Una selección de piezas de gran formato y diversas instalaciones, que ponen de relieve su compromiso sobre un modelo social.
“Ha sido una vuelta dura, también por el fallecimiento de mi padre, al que he estado cuidando durante este tiempo, porque esta exposición tiene mucho que ver también con él. Este regreso va a engrosar mucho mi presente, ha sido un año muy intenso, muy hondo, que va a cambiar mi ciclo de vida, a mejor desde luego, porque tener una relación con la muerte te hace dar sentido a la vida”, confiesa.
Las instalaciones y esculturas de la muestra dialogan con la necesidad de una desaceleración, a través de la conciencia de límite para adaptarnos a un futuro próximo de inevitables cambios de vida. La artista propone el infinitivo “decrecer” frente al crecimiento exponencial e ilimitado de la producción y el consumo de nuestras sociedades desarrolladas.
“Los artistas tenemos que dar visibilidad a los problemas de la sociedad”, insiste Bene Bergado. Esta llamada a la acción atraviesa la muestra comisariada por el artista Juan Luis Moraza. “El decrecimiento va a ser inevitable sea como opción o como consecuencia del colapso al que estamos abocados” advierte, trasladando algo que forma parte intrínseca del hacer en el arte: “La responsabilidad sobre nuestra propia vida, la responsabilidad de lo que se hace y de lo que transmitimos con ello”.
Destaca en la exposición la instalación Tierra quemada, cuyo eje central es una torre de electricidad. “Las torres de transmisión de electricidad pertenecen a la traducción monumental de los signos de autoridad. Esta es una torre desmontada, convertida en habitat o refugio. Es el soporte de indicios diseminados de un sentimiento precario, signos de supervivencia, de la energía vital de crear hogar allá donde vayas, de generar valor y disfrutar de lo pequeño”.
Descomposición sobre peana es un conjunto de 12 cajas de frutas realizadas en bronce, material escultórico que ella ha empleado en más de una ocasión para reproducir lo efímero y conceder valor a lo teóricamente desechable (sobre ellas aplicó una capa de óleo). En Abatimiento de encuentro y ordenamiento se acumulan en el suelo bajo un lienzo-tablero de mesa de pin-pon dos docenas de platos, algunos de ellos enteros y otros rotos, fundidos en broce y esmaltados. La exposición recoge además un conjunto de sus piezas desde 1990, junto a objetos personales, libros y elementos diversos que nos sumen en su universo estético. No faltan sus híbridas Muñecas del futuro, redes de pesca o recreaciones de la bomba orsini con forma de huevo. Decrecer se puede ver en Azkuna Zentroa hasta el 7 de enero.