Una noche así solo se iba a celebrar cada 700 años... Pero hay experiencias que dejan tan buen sabor de boca que Bilbao decidió subirse al tren de las Noches Blancas: festivales nocturnos de verano celebrados en las más importantes ciudades del mundo (París, Tel Aviv, Roma, Reykjavik, Liverpool, Montreal, Chicago, Toronto...). En Bilbao se vive la cultura, por lo que el Ayuntamiento decidió hace unos años además reforzar esta oferta cultural y disfrutar no de una, sino de dos noches blancas.

Ayer –hoy volverá a repetirse– la villa celebra su 723 aniversario disfrutando de la cultura en muchos de sus rincones. Por dos noches consecutivas, anochecerá con mucho arte; la culpa la tiene Gau Zuria, que ofrece una amplia oferta cultural en una ciudad como Bilbao con memoria, pero también de vanguardia, viva en arte y cultura, creación y progreso.

Conciertos, danza, instalaciones interactivas... la oferta cultural es amplia. José Mari Martínez

El pistoletazo de salida fue sobre las 19.30 horas, en la Catedral de Santiago se concentraba el público a las 20.00 horas para asistir a los conciertos de la Orquesta Sinfónica de Acordeones de Bilbao y de la Coral de San Antonio de Iralabarri. Ane y Begoña son dos grandes aficionadas a la música y confesaban que llevan varios años acudiendo a estos conciertos, que se han convertido ya en un clásico en estas noches culturales. “Nos gusta empezar de esta manera nuestro recorrido, hemos venido pronto porque los conciertos son con aforo limitado, y luego vamos a participar en algunas de las 31 actividades que se ofrecen en la ciudad”, aseguraban esta dos jóvenes, que ya tienen bien planificado su recorrido.

“Hay tantas cosas que no nos queremos perder nada, la pena es que anochece muy tarde y no vamos a poder disfrutar de las luces hasta bien entrada la noche”, continuaron las dos bilbainas.

En muchos rincones de Bilbao se respiraba cultura. José Mari Martínez

Numerosas personas tomaron la ciudad, muchas se acercaron al paseo de El Arenal para disfrutar de una instalación inmersiva con más de 3.000 hilos de fibra óptica, una reflexión sobre el universo de los datos. Otras se dieron un paseo hasta el Muelle de Ripa (bajo el Puente del Ayuntamiento), donde una instalación sensorial invita a caminar sobre la superficie de una masa de agua sin mojarse. Jugando con materiales reflectantes e iluminación, se crea un juego de reflejos que se proyecta en la arquitectura del lugar.

Gau Zuria proyecta cultura en muchos rincones de Bilbao

Gau Zuria proyecta cultura en muchos rincones de Bilbao J. M. Martínez

En el Paseo de Uribitarte, los transeúntes se toparon con linternas en versión gigante, trastornando sus relaciones de escala. En el parque de Doña Casilda, se sentaban en el interior de una escultura sonora neumática que recoge los latidos del corazón y los transforma en un paisaje sonoro colectivo. Mientras tanto, las orugas tomaban La Pérgola. Otras personas disfrutaban de la instalación interactiva en el auditorio del Itsasmuseum, poniéndose a bailar delante de una cámara, mientras el sistema reproducía los movimientos al ritmo de la música. “Nos han dicho que se puede ver como un espejo mágico del siglo XXI”, señaló Jon, uno de los muchos asistentes que abarrotaron el museo. El jardín de la Misericordia volvió a brillar en la noche de Gau Zuria. La magia invadió los rincones de este espacio, cuyos árboles cambiaban constantemente de color, mientras que con una linterna los visitantes buscaban mensajes secretos sobre la mitología vasca.

El público esperaba la noche consultando los lugares a dónde ir. José Mari Martínez Bubu

Bellas Artes, Euskalduna...

Los bilbainos y bilbainas y los foráneos pudieron participar en muchas más actividades culturales. El Museo de Bellas Artes de Bilbao y Azkuna Zentroa abrieron sus puertas hasta las 0.30 horas para que el público pudiera disfrutar no sólo de las instalaciones, sino también de los propios edificios, así como de, en el caso del Bellas Artes, de las exposiciones del mismo. Todo un lujo para los amantes del arte, a horas poco habituales. Y en el estanque de Euskalduna, un espectáculo de luz y sonido al aire libre daba un aspecto distinto a uno de los emplazamientos icónicos de la ciudad.

Hubo que esperar a que anocheciera para poder ver en todo su esplendor las luces que tomaron la ciudad, pero la espera mereció la pena. Quienes no pudieron participar ayer de esta extensísima programa cultural, podrán hacerlo hoy. Todo un espectáculo de luces y colores, que permite ver la capital vizcaina con otros ojos.