Canciones como Una de cal y una de arena, No me preguntes donde voy o Barrio hicieron vender decenas de miles de discos a La Caja de Pandora hace dos décadas. El grupo catalán de pop–rock y voz aflamencada a lo Manolo García regresa a los escenarios tras una larga separación y ahora gira en formato acústico de dúo para rescatar sus éxitos y presentar nuevos temas. Actuarán este viernes en la sala Cotton Club de Bilbao, a las 20.00 horas y con entradas a 16 euros. “Hemos vuelto porque la música es nuestro sueño desde niños. Volvemos como fieras hambrientas”, explica su cantante, Juan Valverde.

Acuérdate bien de mi cara, seguro que me vas a ver/en algún rincón del infierno”. Parecía que ya no, pero resulta que al final va a ser cierto.

Pues, sí, ese es un estribillo muy premonitorio ¿verdad? Somos hombres de palabra (risas).

22 años después del debut, regresan a Bilbao. De ese disco llegaron a vender 100.000 copias. ¿Qué pasó? Aludiendo al título de uno de sus discos, ¿el tiempo los venció?

¿No sabes aquello de que el tiempo es relativo? No, en serio. Pasó que al final, todos crecemos y merecemos querer hacer otras cosas que nos generan más interés, más satisfacción o menos dificultad. ¿Quién sabe? Como el título de aquella canción de Enrique Bunbury: Porque las cosas cambian. Sin embargo, otros preferimos seguir batallando por ver crecer aquello por lo que hemos peleado tanto y que tanto amamos.

¿Vuelven porque la vida sin música carece de ‘sentío’ para ustedes?

¡Totalmente! Vocación mata a obligación y como la música es nuestro sueño dorado desde niños, es lo que le da sentido a nuestras vidas. Lo comentamos muchas veces Toni y yo. Quiero tener 70 años y seguir haciendo música con la misma energía. Nos mantiene vivos, activos e ilusionados. Aunque, a veces, confesamos que nos sentimos como el burro que trata de alcanzar la zanahoria.

¿Cuánto tiempo estuvieron sin componer ni subirse a un escenario?

-Siempre hemos compuesto cuando ha llegado el momento adecuado, pero sin actuar... demasiado tiempo. Desde julio de 2018, y eso se nota en nuestros conciertos del #Dalegiraaesotour; y no porque estemos oxidados sino porque no queremos bajarnos del escenario. Las dos horas y pico del concierto se pasan volando y siempre contamos los minutos deseando que no se acabe. (risas).

¿Cómo lo llevan, está costando? Lo digo porque las cosas están peor que nunca en la industria. Nunca fue fácil, pero hoy en día cuesta vivir de esto.

En nuestro caso, tenemos la suerte de tener un pasado maravilloso y una legión de seguidores fieles. Eso, sumado a que la premisa de esta gira es pasarlo en grande, pues no está siendo un drama, precisamente (risas). Estamos llenando las salas pequeñas en las que estamos tocando, de modo que no está siendo especialmente dificultoso. Donde encontramos más dificultad es en la combinación entre el trabajo, familia y la música pero, afortunadamente, la familia siempre nos apoya.

El grupo llegó a ser un sexteto. Ahora están girando como dúo.

El grupo ha sido sexteto, cuarteto, sexteto, quinteto y ahora dúo. Pero no me preguntes por el futuro. Quizás el mes que viene seamos 18 sobre el escenario (risas). En este momento, somos Toni Ramos (guitarra acústica y coros) y yo. En realidad, sobre el escenario somos tres. Nos acompaña Marc Quintillà a las guitarras eléctricas solistas, españolas y coros. Marc es el productor de nuestro último sencillo, Decirnos adiós. Es un músico brutal, de otro planeta.

¿En qué forma está la banda?

¡Espectacular! En esas salas existe la mezcla entre nuestras ganas de rompernos sobre el escenario y el deseo de nuestro público de volver a disfrutar de nuestros temas en directo. De modo que, estamos como fieras hambrientas (risas).

La gira actual la llevan a cabo en formato acústico. ¿Es una forma de reiniciar el camino? ¿Qué gana y pierde el repertorio con este formato?

¡Exacto! Estamos reiniciando la máquina y disfrutando de la cercanía de nuestro público. Cuando subes a los escenarios grandes, de alguna manera, pierdes ese contacto. Los locales pequeños te permiten volver a tocar con los pies en la Tierra y sentirte realmente arropado por aquellos que vienen a verte. Esto es, justamente, lo que ganamos; el contacto con los nuestros. ¿Se pierde algo? Nuestro mánager, Ferràn Escuder, dice que no hay nada que perder, todo suma. Y nos estamos encontrando la reacción de muchas personas que nos dicen: "tíos, si con dos guitarras y tres voces sois capaces de liarla así, ¿cuando llevéis una banda completa ¿qué va a pasar”?

Imagino que ‘Una de cal y una de arena’, ‘Acuérdate bien de mi cara’ o ‘No me preguntes dónde voy’ serán obligados. ¿Las recuerda la gente?

Somos una banda con una carrera muy difusa, pero hay una serie de canciones que dieron mucha caña en los medios. De modo que, estamos obligados a tocarlas. La Caja de Pandora es recordada, en gran parte, por esas canciones. Aunque no lo creáis, para nuestro público, son himnos. Os invitamos a que nos acompañéis para comprobar el poder de la garganta de nuestro público. Somos muy escandalosos (risas).

Aunque uno de sus éxitos se titula ‘No me preguntes dónde voy’, ¿hay ya nuevas canciones? ¿‘Decirnos adiós’ es el primer paso?

Decirnos adiós es una bellísima y elegante manera de decir: ciao bella. ¡Fue bonito mientras duró! Al final, una de las cosas más características de nuestro repertorio es que contamos historias para todo el mundo. Cualquiera necesita una canción determinada en un determinado momento. ¿Quién no ha tenido que despedirse alguna vez de algún amor que, a pesar de habernos hecho daño, hemos acabado superando?

¿Hay planes de grabación, el estilo es continuista? Imagino que reggetón no harán, que seguirán fieles al pop–rock, en algún caso con ecos aflamencados.

Estamos en negociaciones con Bizarrap (risas) Es broma y desde el sumo respeto, ya quisiéramos un solo éxito como el menos escuchado de ese chico. No, el reggetón no entra en nuestros planes más inmediatos. Ya tenemos más canciones listas para grabar pero, por el momento, seguiremos como hasta ahora, publicando sencillos en las redes. Las compañías discográficas, por llamarlas así, mantienen su atención en artistas que primero lo petan en las redes. De ese modo no tienen que hacer inversiones iniciales. Así que, por el momento, seguiremos machacando las redes sociales.

Acabamos sin hacer referencia a su timbre vocal. ¿Acabó siendo un lastre?

En ningún caso, jamás. Para bien o para mal, este es el timbre que el público más fiel de La Caja de Pandora reconoce como suyo. Es cierto que, durante mucho tiempo, nos han comentado la similitud con Manolo García. Nosotros ya no lo vemos así pero, en todo caso, es un halago. Ojalá, algún día, salga algún grupo que nos encuentre a nosotros como sus referentes. Eso sería señal de haber dejado huella. Algo que resulta maravilloso.