Veinte años, ya. Dos décadas en las que la cultura vasca está huérfana del genio de Jorge Oteiza, un artista, en el más completo sentido de la palabra, que ha dejado una huella indeleble. Por ello, y para que su figura y obra siga perenne en el imaginario social y cultural, el Museo Oteiza está recordando al genial artista con motivo del 20 aniversario de su fallecimiento, celebrado ayer. La primera acción ha sido el programa especial de jornada de puertas abiertas que se han desarrollado de forma gratuita durante este largo fin de semana festivo con una asistencia importante.

Los que querían conocer la obra del artista nacido en Orio descubrieron el recorrido exhaustivo por planteado de toda la trayectoria escultórica del artista, su casa-taller, así como la exposición temporal Interestratos, un proyecto expositivo que visibiliza nuevas maneras de formalizar lo escultórico a partir de las intervenciones de las artistas Nora Aurrekoetxea, Miren Doiz y Marina González Guerreiro.

Este proyecto de intervenciones escultóricas, concebidas como una propuesta que se confronta con el legado de Jorge Oteiza en el 20 aniversario de su fallecimiento, forma parte del programa de acciones previstas a lo largo de este año especial, en el que se celebra también dos décadas de actividad del Museo.

En relación a este doble aniversario, la artista Esther Ferrer realizará una acción performativa especifica en el Museo Oteiza, en torno a la fecha del 21 de octubre, onomástica de Oteiza. Ferrer activará esta referencia temporal para un proyecto de nueva creación que se presentará en el centro de Alzuza y que le permitirá reencontrarse con la figura de Oteiza, con quien estuvo estrechamente en contacto desde principios de la década de 1960.

Esta intervención es parte del programa PLAN comisariado por Karlos Martinez B y cuenta con la colaboración con el Centro de Arte Contemporáneo de Huarte y marcará el inicio de un conjunto de acciones que se desarrollarán hasta final de año y que tendrán el contexto del aniversario como eje principal.

Previamente el Museo Oteiza presentará en junio la intervención expositiva Frisoa, realizada por el artista Xabier Salaberria y que toma como punto de partida la obra Homenaje al Padre Donosti, un relieve de piedra realizado por Oteiza en 1959 y que constituye una de sus creaciones murales más relevantes. Frisoa es fruto de la colaboración con Tabakalera, que acogió el pasado año una primera muestra de este proyecto.

En agosto, acogerá una nueva estancia de los artistas participantes en el programa Instituto de Prácticas Artísticas, una escuela de arte de verano dirigida a creadores, promovida por Tabakalera y Artium Museoa y que en su estancia en Alzuza contará con la presencia de Xabier Erkizia como profesor invitado.