Nevenka Fernández tenía 26 años cuando denunció por acoso sexual y laboral a su jefe, Ismael Álvarez, en 2001. La joven no solo sentó por primera vez a un alcalde en el banquillo de los acusados, convirtiéndose en el primer caso de Me Too en el Estado, sino que consiguió la victoria. Ese triunfo en los tribunales, sin embargo, no se tradujo al plano social en el que Nevenka sufrió la estigmatización pública provocando su exilio al Reino Unido. Dos décadas después, la exconcejala de Ponferrada rompió su silencio en un documental de Netflix, que sirvió de altavoz para que las generaciones más jóvenes conocieran un proceso judicial que fue un todo un hito. La historia no visible de la protagonista salta ahora al teatro de la mano de la bilbaina María Goiricelaya, que se adentra en una incógnita que ofrece multitud de opiniones. ¿Tanto ha cambiado la sociedad desde entonces?

La directora y dramaturga bilbaina manifiesta la certeza de que la evolución no ha sido tan notable. Y así lo evidenciará los días 21 y 22 de abril en el Teatro Arriaga. “Nevenka como tal ya no es Nevenka, es algo que ha trascendido a su persona. Hoy día sigue habiendo millones de Nevenkas en el mundo”, asegura María Goiricelaya, quien considera que la exconcejala configura un ejemplo de algo que sigue aconteciendo día a día y se da por superado, cuando realmente no es así. Según asevera, aunque el de Nevenka fue un caso muy sonado, no han sido muchos los que le han seguido. “Hay muchas mujeres que todavía no pueden, por diferentes motivos, lanzarse a denunciar, a reivindicar. El apoyo que en su día hubo por parte de las asociaciones ha evolucionado. Pero a veces no es suficiente”, considera la directora sobre un caso capaz de mostrar algunas heridas que aún no están cerradas.

A diferencia de lo ocurrido con el documental de Netflix, Nevenka Fernández no ha participado en esta producción teatral. “Me gustaría que en algún momento pudiera acercarse a ver la obra”, indica la bilbaina sobre la exconcejala, afincada en Irlanda. “Hemos ficcionado parte de esta historia porque quería rescatar momentos que no se han visibilizado o visto de manera tan explícita en todo lo que hay alrededor del caso”, expone Goiricelaya, quien hizo un trabajo previo de un año recopilando material. Además del citado documental, menciona toda la información que hay en la red y el libro de Juan José Millas, Hay algo que no es como me dicen: El caso de Nevenka Fernández contra la realidad. “La pieza teatral se basa en toda esa documentación, pero también he querido ficcionar otros momentos. Hay pequeñas partes que se deben a la imaginación para que la obra tenga un recorrido más completo”, indica sobre los matices que recoge, como la relación de pareja que tenía la protagonista.

“Queremos dar la palabra a los principales protagonistas, Nevenka e Ismael, para favorecer el hecho de que el espectador reflexione y tenga su propia visión de lo que sucedió”, expone la bilbaina en relación a un suceso sobre el que supone que la gente de más edad tendrá una perspectiva y la más joven, quizás, otra, debido a “herramientas más actualizadas” para ver el caso con otros ojos. “Yo misma era una cría cuando ocurrió y no tenía ni poso ni conciencia sobre un caso de este tipo. Las nuevas generaciones dan muchas cosas por hecho, pero la lucha ha sido larga y seguimos en ello. Siempre es bueno mirar atrás”, reflexiona.

Gema Matarranz interpreta a Nevenka como personaje troncal; mientras tanto, Alex Furundarena y Marta Megías llevan el peso del resto de personajes que pululan alrededor de la protagonista. “Son Ismael, el padre y la madre de Nevenka, su novio, la fiscal y la psiquiatra...”, enumera sobre el totum revolutum de personajes que orbitan en torno a Nevenka para emular su mundo hace 22 años. En palabras de la dramaturga, los ensayos de esta obra que intenta “ficcionar en una línea reivindicativa, feminista y social” han sido “muy bonitos y respetuosos”.

Éxito en su estreno

La idea original de llevar a las tablas la historia de Nevenka no ha sido de Goiricelaya, sino que parte de una propuesta de Histrión Teatro, productora independiente de Nines Carrascal y Gema Matarranz. “Cuando nos juntamos salió el nombre de Nevenka. Tenían esta idea en la recámara, pero no habían encontrado el momento o la persona con quien llevarla adelante. Fue una especie de enamoramiento a primera vista, encajamos muy bien”, relata la directora bilbaina, cuya productora Portal 71 fraguó la unión. “Estoy muy contenta por ellas. Se merecen disfrutar del éxito de un trabajo que se ha hecho con mucho cariño y hemos llevado al mejor de los puertos”, manifiesta Goiricelaya, que estrenó la obra en Granada hace poco más de una semana. “Hubo dos funciones con sold out y público en pie”, detalla. El viernes pasado se estrenó en Ponferrada, “una plaza icónica por las circunstancias de este caso”, y en abril llegará al Teatro Arriaga. “La compañía está muy contenta porque es difícil que se confíe en un espectáculo en preventa”, evidencia.

Lo cierto es que María Goiricelaya está viviendo un momento especialmente dulce. Hace apenas un mes que estrenó, en el marco de Musika-Música, su primer proyecto lírico, la ópera El teléfono. Después de estrenar Nevenka acaba de sumergirse en otro proyecto en Madrid. “Están siendo unos meses muy intensos. A veces me levanto y no sé dónde estoy”, afirma la dramaturga bilbaina, que paralelamente está a la espera de los frutos que pueda recoger en los premios MAX. Compite con Altsasu, que es finalista en la categoría de mejor espectáculo de teatro y mejor autoría teatral, y con Yerma, que aspira a alzarse con los premios a mejor adaptación o versión de obra teatral, mejor dirección de escena y mejor actriz para Ane Pikaza. “Celebraremos, como no, el hecho de estar ahí, que para nosotros es algo muy importante. Siempre es bonito que reconozcan tu trabajo”, concluye.