A escasas horas de cumplirse tan solo una semana de la muerte del histórico editor y promotor Leopoldo Zugaza, ayer falleció uno de sus mejores escuderos de planes culturales, Jesús Astigarraga, a los 90 años de edad. Ambos, junto al cineasta José Julián Bakedano y la etnógraga Gurutzi Arregi han formado un póquer ases de Durango que ha diseminado incontables proyectos en la villa y por toda Euskadi. Esta tarde, se oficiará el funeral por su persona a las siete de la tarde en la basílica de Santa María de Uribarri.

Zugaza y Astigarraga eran uña y carne. Leopoldo, siempre en primera línea de sueños por conseguir materializar. Jesús, sin embargo, no en segunda línea, sino ya desde casi el anonimato. Haciendo y consiguiendo, pero siempre desapercibido. Hijo de una empresa familiar marmolista de Montorreta, Jesús Astigarraga Eizagirre llegó al mundo el 23 de febrero de 1932, misma quinta que Leopoldo. De sus anhelos conjuntos, surgieron Gerediaga Elkartea –junto a otra decena de cofundadores en 1964 y por lo que en 2015 todos ellos recibirían el premio Argizaiola en la Durangoko Azoka-, la apertura de la librería Hitz en Artekalea o también formaron parte de algún modo en el sueño colectivo de constituir una ikastola como acabaría naciendo Kurutziaga.

El finado estudió aparejador, lo que hoy sería arquitecto técnico. “Jesús nació en un pueblo en ruinas por la guerra, con bombardeo incluido, y no se jubiló hasta los 70 años. Por lo que ha sido el testigo directo de la gran transformación de Durango en la segunda mitad del siglo XX. Su mente ha sido un ordenador urbanístico de la villa”, le reconoce el historiador Jon Irazabal en declaraciones a DEIA. Astigarraga entró a la oficina técnica municipal al jubilarse Francisco Eguía y, más adelante, concretaría sus últimos trabajos junto a Fede Arruti.

La familia Zugaza, por su parte, vuelve a sufrir una pérdida cercana en pocos días tras la del patriarca Leopoldo y su esposa Carmen Miranda hace justo un año. “Es una pena ahora Astigarraga”, valora Alejandro Zugaza quien va más allá: “Jesús era mi padrino. Recuerdo que tenía una tienda de materiales de construcción y nos contaba que fue el primero en traer del extranjero esos azulejos muy pequeños azules que hay en la mayoría de las piscinas. Al cerrar Expocamsa, como se llamaba, abrió con nuestro padre la librería Hitz”, transmite el portavoz de la empresa de servicios culturales Ikeder.

En 1968, cuando se estaba ejecutando la nueva urbanización de la plaza de Ezkurdi, el ayuntamiento proyectó en ella la creación de unas galerías municipales que se delegó en manos de Gerediaga Elkartea. Desde la sociedad de amigos encargaron que las dinamizaran Basilio Arana, Leopoldo Zugaza y Jesús Astigarraga. Además de sala de exposiciones, las salas llegaron a ofertar servicio de fonoteca, estudio y de lectura.

En el nuevo siglo, en 2015, la Durangoko Azoka entregó a Jesús Astigarraga –hombre intelectual y elegante donde los hubiera– su premio histórico: la Argizaiola.Se les dio a él y al resto de fundadores de Gerediaga Elkartea, siendo uno de los pocos momentos en el que le hemos visto en público”, comunican desde la asociación.

En breve

Fundador. Astigarraga fundó la agrupación Gerediaga junto a otras doce personas, entre ellas Leopoldo Zugaza, fallecido hace seis días.

Persona clave. Astigarraga realizó estudios de aparejador y trabajó en la oficina técnica del Ayuntamiento de Durango hasta su jubilación a los 70 años. Gerediaga ha destacado que su trabajo como fundador de este grupo fue “valioso y discreto” y ha elogiado que resultara una “persona clave” en la creación de la ikastola Kurutziaga de Durango y de la librería Hitz.