Siempre he pensado que un país o un territorio es grande, en parte, por el número de museos que tiene. Bizkaia lo es con diferencia”, explica la autora del libro Museos de Bizkaia en pildoritas. A través de esta publicación Esmeralda Hernando ha intentado plasmar su pasión por los museos en un recorrido que le ha llevado a descubrir historias fantásticas que le han puesto el bello de punta. Desde las grandes pinacotecas con proyección internacional hasta los pequeños espacios museísticos en pueblos y barrios de Bizkaia. La lista recoge 35 museos y cada uno de ellos son especiales y únicos. A Esme, las visitas a los museos durante su recorrido le dejaron en más de una ocasión con la boca abierta. Una de esas veces fue cuando en el Museo de la Pasión Viviente de Balmaseda le abrieron la sala en la que se guardan con sumo cuidado cada uno de los trajes, objetos y elementos con los que cada año se recrea la Pasión Viviente. Este museo fue abierto en 2009 y en él se puede conocer los entresijos de la Pasión de Balmaseda en la que participan más de 600 actores no profesionales .

El museo Arrantzale está ubicado sobre el puerto. A. R.

Tal como cuenta Esme en su libro, sobre el puerto de Bermeo se asoma la única casa-torre que se mantiene en pie de las treinta que existieron en esta villa marinera. Fue construida en el siglo XV y propiedad de los Ercilla, poderosa familia de comerciantes. Tras un incendio en el año 1948 pasó a ser propiedad de la Diputación Foral de Bizkaia. Según cuenta Esme atravesar su puerta es sumergirse en la vida del mar y el primer objeto que recibe el visitante es un verdadero tesoro; la campana original de la ermita de San Juan de Gaztelugatxe.

‘La Romería’ obra de Zumeta en el museo de Durango. A. R.

En el recorrido por los museos del territorio otra parada obligada para los amantes de la historia es la que ofrece el Museo de Arte e Historia de Durango. En una de sus salas se expone la obra titulada Romería, del artista guipuzcoano, José Luis Zumeta. Este museo se ubica en el palacio de estilo barroco Etxezarreta contruido a mediados del siglo XVIII y que fue adquirido por el ayuntamiento en 1984. En la primera planta se halla la sala dedicada a la historia loca, que narra a través de documentos, paneles informativos las guerras Carlistas y los hitos más destacables de la villa de Durango.

Ferrería del Pobal de Muskiz, la hobra ‘El horno’. A. R.

Muy cerca, también en la comarca de Durangaldea, está la localidad de Elorrio en la que se localiza el Museo Valentín de Berriotxoa dedicada a la memoria del primer santo vizcaino, nacido en la villa en 1827. El museo está en una sala anexa al convento de Santa Ana de Elorrio. El responsable del museo eligió como pieza las Cadenas del Martirio. San Valentín de Berriotxoa fue apresado en Vietnam por evangelizar a los nativos. Durante varios días fue interrogado e instado a que renegara de sus creencias religiosas. Ante su negativa, el santo fue martirizado y, posteriormente, decapitado. Para su martirio emplearon unas cadenas con las que ataron sus muñecas y sus tobillos y las unieron al cuello.

Imagen del Museo Valentín de Berriotxoa, en Elorrio. A. R.

Desde Elorrio el recorrido museístico por Bizkaia puede continuar hasta la localidad de Gernika donde se ubica el Museo de la Paz. Un edificio en el que no solo se puede conocer la historia que provocó la destrucción de este pueblo sino que ayuda a perdonar. Este museo ofrece al visitante, según relata Esme en el libro, una lección de paz partiendo de un acontecimiento trágico que fue el bombardeo. En sus vitrinas, los objetos cuenta la triste realidad de aquel día de horror que marcó para siempre las vidas de mies de personas.

Una de las salas del museo de la Medicina de la UPV. A. R

Y de una punta a la otra. La siguiente parada es en Plentzia. Es ahí donde está situado el Museo Plasentia Brutrón. El edificio que lo alberga conocido con el sobrenombre de La Perrera, por haber albergado a los borrachos, oficinas del Ayuntamiento y de Correos e, incluso, acogió a una dotación de bomberos, hasta, tal y como cuenta la autora en este libro, se transformó en museo en el año 98. Su gestión corre a cargo de la Fundación Plasentia de Butrón y son los propios voluntarios los que, movidos por preservar la historia del pueblo, los que atienden a los visitantes.

Imagen del museo Plasentia de Butrón de Plentzia. A. R

Otro de los museos singulares que hay en Bizkaia es el dedicado a la medicina. Fue José Luis Goti Iturriaga, profesor de Historia de la Medicina de la UPV quien se dio cuenta que para despertar interés entre los alumnos, sería bueno darles a conocer la historia y evolución de la medicina. Fue en el año 1982, cuando fundó el Museo Vasco de la Medicina. Está ubicado en la misma facultad y atesora más de seis mil piezas de los siglos XIX y XX. Y del museo de medicina al de la industria, situado en Portugalete, situado en el edificio que fue construido para albergar una residencia para marineros. La visita comienza cuando el guía, junto a la planta de Altor Hornos de Sestao aporta datos sobre el proceso de fabricación del acero o el transporte del mineral de hierro. Habitualmente se organizan talleres para los más pequeños.

Museo de la industria de Portugalete. A. R.